JACK

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 Lena?

Llamo Kara con ansiedad cuando cerró la puerta. Dejo su bolso sobre la mesa del recibidor y camino buscándola. Estaba cubriendo un concurso de mascotas para la revista cuando escucho que alguien había asesinado a Verónica Sinclair en su propio club. Asustada, voló hasta donde Lena, necesitaba saber que estaba bien y a salvo. Si bien había llegado a un entendimiento con lo que Lena era, no tenía que gustarle. Ahora que ya no había secretos entre ambas. Sabía que Lena, al igual que Alex, era perfectamente capaz de cuidarse sola. Pero no podía evitar sentir que no estaba haciendo lo suficiente. Lo sucedido con su mundo. Kenny. Y ahora esto con Lena.

Todo el piso estaba casi a oscuras, pero Kara conocía muy bien el loft de la mujer inmortal. Cruzo el living y fue a la habitación, junto a la alcoba principal estaba el cuarto donde Lena guardaba sus trofeos que estaba abierta. Siguió los latidos erráticos de la mujer hasta que dio con ella en su gimnasio, donde solía practicar. Para encontrarla allí, acurrucada sobre el tatami con su espada a un lado. Kara se movió a velocidad para tomarla en brazos, Lena la reconoció casi de inmediato y se aferro a ella como si su vida dependiera de ello.

-Estas aquí.-Lena sollozó contra el pecho de la fotógrafa-

-Vine en cuanto lo supe.-Kara la beso en la frente húmeda de sudor-

Sin decir más, Kara la cargo en brazos y la llevo de ahí. Dejando la espada olvidada. La llevo directamente al cuarto de baño, donde dejo a Lena sentada sobre el retrete mientras se ocupaba de llenar la tina. La ayudo a desvestirse y la metió en el agua caliente. Le lavo el cabello y luego procedió a bañarla. Lena permaneció en silencio, de a momentos sus ojos se llenaban de lagrimas, al recordar a su vieja amiga. Y todo lo que habían vivido juntas desde que se conocieron. En algún momento había considerado aceptar el ofrecimiento de Roulette, como la había apodado, de un proyecto de vida en común. Sin embargo, Lena, a pesar de que la quería mucho, no la amaba. Al menos no como Verónica lo hacía. Y no era justo para ninguna de las dos.  A lo largo de los años, Verónica había sido su única constante.

-No.-dijo con voz rasposa cuando Kara quiso colocarle ropa interior y una camiseta-

Kara asintió. Lena la sujeto de la ropa y la atrajo hacia ella, que estaba sentada en el borde de la cama. La fotógrafa se dejo guiar, y permitió que le quitara la ropa despacio. Se aparto de Lena solo para deshacerse de los zapatos y el pantalón. Luego regreso, volvió a tomarla en brazos y se metieron a la cama.

-Creo que tu idea de irnos de aquí se hace más atractiva a cada minuto.-murmuró contra la tibia piel del pecho de Kara, mientras sus dedos  dibujaban patrones sin sentido en su estomago-

-Te gustara Themyscira.

-¿Me llevaras allí algún día?

-Claro.

-Es increíble, toda una isla repleta de mujeres como tu.

-Lo dice una mujer que ha vivido más de mil años.

Lena se movió de su sitio, para colocarse sobre Kara completamente, sus cuerpos haciendo contacto en todas partes, fue intenso y erótico. Junto sus manos bajo su mentón y busco los ojos de su amante.

-Dijiste que eres una amazona. Entonces has luchado con armas.

-Si.-Kara acomodo un mechón oscuro detrás de la oreja de la morena-Tuve instrucción militar cuando era niña. Fue parte de mi educación. ¿Qué?

Lena no dijo nada, solo trepo más para alcanzar los labios de Kara y besarla con todo lo que tenía. Kara no era tonta, sabía lo que estaba tratando de hacer al desviar su atención de lo que había visto cuando llego al loft. Lena había evitado el tema todo el tiempo durante el baño. Sabía que la mujer era su amiga, desde hacía mucho, mucho tiempo. Podía entender lo que sentía, ya que ella misma no hace mucho había sufrido una perdida similar, entonces decidió dejar el tema de lado, al menos por un momento. La abrazo con firmeza, sintiendo que eso era lo que Lena necesitaba ahora, cuidando de su fuerza a medida que Lena iniciaba una ronda de besos y caricias destinadas a provocar una respuesta exacta. Sus labios mapeaban con intensa precisión todo tramo de piel a su alcance, acaricio con amplitud los pechos bajo ella sin descuidar el beso. Kara a su vez usaba sus manos para tocarla en todas partes, recorriendo los valles de su espalda desnuda, izándola sobre ella con tal facilidad que Lena jadeó impresionada, sujeto sus manos y las coloco en la cabecera sobre ella, fijándolas ahí con la orden tacita de que no las moviera. Expectante, los verdes ojos de la mujer inmortal no perdieron detalle de absolutamente nada. Nuevamente Kara uso su fuerza para levantarla de nuevo y moverla hacia arriba, más arriba. Más arriba. Y todo dejo de importar, excepto la lengua de Kara y lo que estaba haciéndole. En algún momento, cuando todo comenzaba a ser insoportable, una de las manos de Lena soltó el cabecero y se aferro a los cabellos rubios bajo ella mientras cabalgaba. Las manos de Kara treparon desde su trasero a sus senos, y en ese momento exacto puso su lengua plana y dejo de trabajar, dejando que Lena la monte a placer. Continuaron moviéndose sobre Kara a medida que su clímax comenzaba a dejarse ver, soltó el cabecero y los cabellos de Kara para sujetarse a las manos de la fotógrafa que aun estaban en sus pechos y persiguió su placer con abandono, hasta que sus caderas comenzaron a tartamudear y sus movimientos se hicieron más erráticos pero no se detuvo. Aferrada a las seguras manos de Kara, Lena alcanzo su punto máximo. Su espalda se curvo y cerró los ojos, dejando escapar un largo gemido a medida que su cuerpo se sacudía sin control.

OJOS IRLANDESES QUE MATANDonde viven las historias. Descúbrelo ahora