Capitulo 7 ✞︎Mᴀʟᴀ Sᴜᴇʀᴛᴇ✞︎

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Pᴏʀ ғᴀᴠᴏʀ ɴᴏ sᴇ ᴏʟᴠɪᴅᴇɴ ᴅᴇ ᴠᴏᴛᴀʀ ʏ ᴄᴏᴍᴇɴᴛᴀʀ ᴇsᴏ ᴇs ᴍᴜʏ ɪᴍᴘᴏʀᴛᴀɴᴛᴇ para mí 🖤
༒︎

Elia.

No existe alguien con tan mala suerte como yo.
Quizás me maldijeron.

Me siento sobre el sofá de cuero negro, rodeada de hombres de negocios, mis escoltas a mis espaldas. No pasó desapercibida la mirada de Félix hacia el animal que lo mira con indiferencia y desconfianza, no me doy cuenta que estoy sonriendo hasta que unos de los hombres comentan.

—Estás más hermosa, Elia - dice Vicent mientras bebió de su whisky. Poso mi brazo sobre el respaldo del sofá donde me encuentro, más bien en el medio de ellos me cruzo las piernas una encima de la otra.

- Si esperas a que te lo agradezca, estás equivocado —dijé sin mirarlo, porque mis ojos recorren a la mujer que está sobre las piernas del hombre que me besó semanas antes. Levanto mi vista a él que me ve con una ceja alzada sonriendo de lado. - Esto es una reunión de negocios, no es un parque de diversiones —informe molesta.

- Lo sabemos, muñeca - dice uno del lado izquierdo, William me recorre con sus asquerosos ojos con descaro—. - Me encantaría ser tu acompañante esta noche.

- Lastima, pero soy alérgica a los perros.

Alguien rie a carcajadas llamando mi atención, nada más y nada menos que el idiota de Isagi. Rodo los ojos y una mueca de desagrado en mis labios cuando lo veo.

- ¡Oh como te extrañaba, pequeña lía! - Isagi se refiere a mí con burla en su comentario. El alcohol empezó a hacer efecto, odio el alcohol. - Yo no soy perro, pero puedo ser tu gatito.

- Cierra la boca, imbécil.

Que vergüenza... si he nacido con el cien por ciento de mala suerte.

El animal sexy golpea su cabeza. Isagi protesta molesto, pero cierra la boca.

- Bien quien comienza.

Y así llevamos más de cincuenta minutos hablando, hasta que yo no estoy más en el tema.

- Carlos es quien está asociado a mí— presto atención al animal, su rostro frío y serio cuando mira a Luca. - Aunque no lo sabes, tiene una deuda de juego de más de 30 millones de dólares; todo es deudas e intereses que no puede pagar. Ahora supongo que está por escapar, necesita dinero para eso y se reunirá con la gente de Brasil para vender esa pequeña compañía.

Informo con su gesto serio y neutral, este hombre es de hielo.

- ¿Cómo sabes eso? —Ni siquiera sé su nombre, pero él eleva su hombro sin importancia—. - ¿Cómo puedo confiar en lo que me estás diciendo?

- No pretendía hacerlo, pero - me voltea a ver y me sonríe a mí; es un loco demente— mi humor está mucho mejor y me quiero largar.

Habla dejándome de mirar para ver el lugar con desagrado. Frucí el ceño indignada, si bien este bar no es mío, pero es uno de mi hermana y no me gusta que se exprese de forma superior a Lexie y su trabajo, porque no es sensillo encargarte de más de uno. Cuando él no pertenece aquí.

- No puedo creer que por primera vez concuerde contigo —dijé entre dientes. Mi rostro sigue serio, no sé por qué mierda me molesta que la tipa no se halla bajado de él... mejor dicho largado- ¿Qué esperas para echarla? No quiero que esté aquí, y no me gustan las sapas.

Es la verdad, cualquiera puede pretender ser alguien que no es y solo lo hace para jodernos. Por ejemplo; el animal sexy y el idiota de Isagi.

- Me estoy divirtiendo - hace un gesto de que le importa una mierda mi opinión.

—Entonces, porque no hacemos la fiesta más divertida —elevé ambas cejas, mirándolo con mi sonrisa retadora—. - ¿Te quieres divertir, no? Pues yo también.

Los demás a nuestro alrededor nos miran expectantes y emocionantes, menos Vicent que nos mira a ambos, en especial a mí, tratando de examinarme. Pero cuando lo estoy viendo, sus ojos se suavizan y me devuelve esa sonrisa que cuando solo ves sus ojos te das cuenta de que el tipo te tiene ganas.

¿Qué cómo lo se? No es necesario explicar cuando se trata de hombres.

- Vincent —habló con la boca amargada, ¡qué nombre más horrible tiene! Él no tarda en ponerse de pie, me tiende su mano a que lo tome y lo acepto enseguida.

Mi cuerpo hace justicia a mi vestido, corto hasta arriba de las rodillas, rojo con tirantes dorados con el escote V, que se pega a mi cintura y mi cabello suelto.

Empiezo a moverme al ritmo de la música, Vincent no tarda en ponerme sus manos en la cintura. Giro mi rostro para ver al animal que se encuentra con esa mujer. Susurrando cosas al oído, no hace falta averiguarlo porque la mujer le soba el brazo y le sonríe coqueta. Seguro, fue algo caliente y la tiene en la palma de su mano.

- ¿No sabías bailar, Vincent? —preguntó riendo, recordando cuando me invitó a bailar meses atrás.

Él rie bajo acercándome más a él; no lo impido y comienzo a bailar para él. Mis caderas se mueven a la par de la música en español, recorro mis manos por mi cuerpo hasta dejarla al aire. La parte más buena de la música suena. Me aparto de él quedando una distancia considerable y empiezo a bailar.

"Es un secreto", Plan B.

Empiezo a cantar con una sonrisa en mis labios, muevo mis caderas sensualmente; "es un secreto que tú mirada y la mía un presentimiento" sale de mis labios y mis ojos enfocados en el animal sexy con el traje que porta, guapo y elegante. Los de el me pasean por cada parte de mi cuerpo. Me ve sin apartar la vista de mí. Noto que su rostro se vuelve serio y frío.
Vincent me envuelve con sus brazos, girandome a verlo, con una de sus manos me toma de la mejilla, dispuesto a besarme.

- Quita tus jodidas manos de ella - muerdo mi labio inferior, conteniendo de no reírme, veo su arma clavarse directo en la cabeza de Vincent—. No voy a repetirlo.

—¡Qué mierda! - exclama el enojado; gira los ojos para mirar al animal sexy— - ¡deja de apuntarme, maldito!

El otro no dice nada y saca el seguro de su arma. Maldigo entre dientes cuando el cobarde de Vincent me aleja brusco de él y lo miro mal.

- Ten cuidado imbécil - sisee con rabia - Cobarde de mierda.

Miro mal al sexy quien no deja de ver a Vincent, me giro sobre mis tacones para irme, me toman de la cintura y me estrella contra su pecho quedando de espalda y me inpide escapar.

- Está vez no escapas de mi duraznito.

- Eso no lo sabes...

- No lo sé, pero estoy seguro que jamás vas a liberarte de mí, preciosa.

Ahora estoy segura de que estoy maldecida cien por ciento por mala suerte.

O eso creo.

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𝐌𝐚𝐥𝐝𝐢𝐭𝐚 𝐁𝐞𝐧𝐝𝐢𝐭𝐚 © ✔︎ [en CORRECCIONES]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora