El jardín

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– Hé... ez nem a világ vége... (Hey... No es el fin del mundo...)

– Ich vertraue nicht. (No confío.) – Rechistó.

– Alles wird gut, Baby. Könnten Sie jetzt aufhören, den Lehrer als Insekt zu sehen? Du machst ihr Angst. (Todo va a estar bien, cariño. Ahora ¿Podrías dejar de ver a la maestra como un insecto? La estás asustando.)

La mujer de casta beta sentía como la mirada del omega pelinegro le escudriñaba hasta los pecados, el alma y las células. En cualquier momento se terminaría por desmayar de la ansiedad que le provocaba esa aura tan amenazante. En sus quince años de profesión en jardín de infantes jamás se topó con una madre así de temperamental.

– ¡Mutter! – Jaló su mano el cachorro mayor.

La niña achicó los ojos al ver el comportamiento de su hermano. – Llorón. – Se dijo a sus adentros.

– Mein kleines Österreich. Willst du nicht bleiben? (Mi pequeño Austria. ¿No quieres quedarte?) – Su madre le apretó las regordetas mejillas a su cachorro de cabellos rojos fresa.

– ¡Nein!

Cómo señal de un “larguemonos de este lugar” tomó a su bebé, cargándolo. – Entonces nos vamos. Gracias por sus servicios no usados, pase un lindo día, hasta nun-

– Liebe, sólo dale una oportunidad. Es el mejor jardín de niños de toda la cuidad, no por nada ha de ser tan bueno ¿Sí? – Intentó convencer a su esposa por segunda vez.

Por un demonio...

•••

Ya en el auto, el pelirrojo se dedicaba a acariciar los cabellos oscuros de su esposa, está accion le calmaba bastante de las exaltaciones nerviosas fueran las que fueran.

– Carajo.

– Mejor regresemos al trabajo, han de estarte esperando para la reunión. – Sonrió ligeramente al ver como Second soltaba un largo suspiro, y el aroma amargo de sus feromonas regresaba a ser el dulce chocolate que adoraba.

– Bien, como sea. – Casi ronronea. Esa clase de tacto lo ponía bastante sumiso.

Insertó la llave para arrancar. No tenía muchos deseos de asistir a esa reunión tan fastidiosa, pero debía justificar el trabajo con el que se llevaba la comida a la boca. Cómo por causa de un hechizo sus cabellos se erizaron por un conocido olor a químicos de limpieza.

– ¿Be-

– Creo que me encontré con tu “amiguita”. Espérame aquí. – Sus palabras eran tan calmas y serenas...

De una patada abrió la puerta del automóvil con una furia aterradora.

No se atrevía a decir ni media palabra de ese actuar a menos que desease pasar a una mejor vida. Era más que obvio que Second andaba hechando chispas, sus dulces feromonas desprendían amargura que hasta el beta con el olfato más embotado podía percibir ese olor si se acercaba lo suficiente.

Se tapó la nariz. De la nada todo olía amargo, como algo quemándose.

De dos zancadas llegó a posicionarse justamente detrás del de casta omega.

– ¡Hola hijo de puta!

– ¡Mierda!

– ¿Con esa boca das mamadas? Tiene mucha lógica. – Sonreía ampliamente, mostrando su hilera de perlas blancas. Una vena palpitante es su cien hacia parecer que estallaría en cualquier momento.

– Este... – Trato de interrumpir el acompañante del omega afeminado, recibiendo una mirada asesina del alemán.

– Si no quieres conocer el infierno, te recomiendo que salgas de aquí AHORA. Tu amigo y yo tenemos un asunto pendiente. – Sentenció.

– O-ok. – Empezó a temblar como hoja al viento. Salió corriendo al instante.

– ¿Q-qué quieres? – Intentaba hacerse el valiente, pero el trabajo era complicado con un sujeto que te doblaba en tamaño, músculo, fuerza, y, para colmo, que te rompió la cara.

– Oh, es solo que no te dije algo la última vez que nos vimos. Si llegó a enterarme que tramas algo a mis espaldas, no dudes que voy a ir hasta tu casa y voy a moler tus huesos de la golpiza que te voy a dar. Y ten por seguro que la policía no estará de por medio. – Sonaba simplemente macabro. – ¿Entendiste?

No podía responder con alguna coherencia. Únicamente era capaz de temblar como si hubiese visto al mismísimo diablo en persona.

– Si eso fue todo. Adiós. – Dió media vuelta, estando extrañamente muy tranquilo a comparación de los días anteriores.

Más tarde

Llegó la hora de recoger a los pequeños del jardín. Entre los padres y madres estaba el dúo disparejo que esperaban la salida de sus hijos como los demás presentes. Unos momentos después fueron saliendo los infantes acompañados de su maestra. La mayoría al ver a sus progenitores salieron corriendo a sus brazos, otros estaban más tranquilos por lo que no causaban tanto alboroto.

– ¡Mami! ¡Papi! – Salió Austria disparado del edificio sin esperar a la mujer encargada de su protección temporal.

Fue recibido con abrazos y besos por parte de sus padres.

– Es un niño muy enérgico. – Finalmente llegó la beta con Hungría sosteniendo su mano.

– Mi princesa. – Austria-Hungría agarró las mejillas de la infante para darle un beso en sus negros cabellos. – ¿Te portaste bien?

– ¡Ja! – Sonrió ampliamente la niña.

– Ambos son unos angelitos. – Menciono la maestra.

Tras despedirse de la mujer, la familia subió al vehículo de su madre. De camino Hungría se puso de boca floja y con unas palabras entre mezcladas que sólo su madre supo comprender menciono que Austria se la pasó llorando y llamando a Second y Doble Monarquía hasta que la maestra puso una caricatura en un televisor que se quedó tranquilo.

El pequeño Austria empezó a chillar por tremenda traición que le dio su consanguínea.

Bueno, al fin y al cabo sólo son unos bebés después de todo.

︶꒦꒷♡꒷꒦︶

La familia de Second me da mil años de vida 😭😭✨✨✨✨✨

Pareja Dispareja [Second Reich X Austria-Hungría]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora