Año Nuevo.

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10:00h.

Hacía muchísimo tiempo que no le molestaba tanto tener que despertarse. Ni siquiera era capaz de recordar cuánto. Se apretujó bajo las sábanas, intentando con todas sus fuerzas ignorar la melodía exasperante que sonaba por los altavoces y la luz cegadora que entraba por las ventanas sin persianas.

¿A quién se le había ocurrido dejarlas sólo con una cortina más delgada que el papel de fumar?

Sus compañeros se desperezaban a su alrededor, oía sus movimientos y las voces de algunos de ellos hablando entre sí.

—¡Pero bueno Narilea! —escuchó a Juanjo dar un chillido estridente. Un chillido que la devolvió a la realidad.

Abrió los ojos al instante y se encontró con los marrones de Lucas mirándola abiertos como platos, desde arriba, porque ella estaba acostada contra su pecho. Se incorporó rápidamente y con toda la dignidad que poseía, miró a Juanjo con aburrimiento.

—¿Qué?

Juanjo alzó las cejas, señalando con su mano a la chica y al uruguayo que mantenía silencio como si le fuesen a cobrar por hablar. ¡Maldita fuera su suerte!

» ¿Nunca has visto a la gente quedarse dormida hablando o qué? —preguntó, saliendo de la cama a trompicones y agarrando su nana de paso. Su amigo la miró con todo el escepticismo del mundo reflejado en la cara pero Naiara no le dio lugar a decir nada más antes de partir hacia el baño más cercano para intentar escapar por la tubería.

—Bueno...—murmuró Juanjo, largando la "o" final mientras la veía irse.

—No estaba pasando nada—intervino Lucas por fin y Juanjo lo miró a él esta vez—. Hablábamos de la presentación de hoy y me dormí, ya está.

—Yo no digo nada de nada—respondió el maño, alejándose de allí.

Lucas lo siguió con la mirada y esta terminó chocando con la de su mejor amigo, al fondo de la habitación.

—Ten cuidado—le dijo Álex, poniéndose de pie y saliendo también del dormitorio.

10:45h.

—¿A que se le ve raro? —le preguntaba Álex a Ruslana.

—Sin el septum—aclaró Lucas a la vez que la chica cuestionaba sobre quién le estaban preguntando. Achicó los ojos en su dirección al comprender que se trataba de él y Álex se burló.

—Ah, es verdad que no ve ni un carajo de lejos—comentó riéndose pero la atención de Lucas ya no estaba allí.

Sentía esos ojos marrones mirándolo desde el otro lado de la mesa, fijándose en él como si de una pregunta difícil de resolver se tratase. Fingió normalidad, como siempre, devolviéndole la mirada

—O sea siento que ya es parte de mí, literal—dijo, sintiéndose cohibido ante el examen, obligándose a actuar como lo haría si fuera cualquier otra la que estuviera enfrente.

—Yo te veo igual—respondió ella, medio sonriendo.

—¿Me ves igual? —inquirió, envalentonándose al ver que Naiara estaba igual que siempre con él, que lo de la noche anterior se había quedado en un delirio sin más.

—Sí.

—A ver, sácalo—le dijo Álex y Naiara confirmó sus sospechas cuando hizo un chiste sobre sus mocos mientras él se ajustaba el pendiente de la nariz.

Cuando lo tuvo en su lugar, Ruslana aseguró que le quedaba muy bien y Álex le dio la razón pero en sus oídos las únicas palabras que se internaron fueron las de ella diciéndole que le quedaba genial pero que también lo veía bien sin él.

Estrellas en el Aire.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora