Capítulo 16: Lados ocultos

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Le gustan estos panecitos porque no son dulces...—pensó, tras haber él elegido un pastelito de crema batida con mermelada de fresa. Tomó aquel de hojaldre y pagó ambos—. Lo he visto tomar este café con leche—agregó eso en la cuenta y salió de aquella tienda.

Siguió caminando, sintiendo la brisa fresca de la mañana, continuando su camino hacia la escuela. Al llegar, saludó a algunos de sus compañeros que se iba topando en el trayecto. Llegó al aula, donde sólo había unos cuantos estudiantes que habían llegado demasiado temprano esa mañana, incluyendo a su pareja.

Saiyan...—tragó saliva cuando sus miradas se encontraron—. Buenos días—saludó, yendo a aquella mesa del fondo donde solía sentarse casi siempre ese chico.

—Buenos días, Kakarotto—correspondió con una media sonrisa—. ¿Cómo amaneciste?

—Bien...—se sentó en la silla cercana, enfrente de él, girándose un poco a su mesa para seguir viéndolo—. Saiyan... Yo...—soltó aire—. Te traje algo para desayunar.

—¿Qué dices? —miró con una sonrisilla al más alto—. ¿En serio?

—Sí—sacó la bolsa y colocó la bebida sellada y el paquetito en la mesa—. He visto que te gusta mucho esto.

—Claro, es de mis favoritos—buscó su mano, que reposaba sobre la mesa, tomándola fuertemente.

En primera instancia, tuvo el reflejo de querer separarla y mantener un poco de distancia porque, si bien ya se habían dado un par de besos ocasionales en público dentro de la escuela, una parte de él todavía temía que su familia se enterara de su relación con el Saiyan. Sin embargo, la mantuvo ahí, siendo apresada por la mano de Vegeta.

Lo animó que le diera esto—pensó, al ver esa sonrisita con mirada fija en él.

—Con tu permiso, voy a desayunar—destapó aquel frasco con café y bebió un trago. En eso, Goku sacó su panecito y lo abrió, para degustarlo—. ¿Quieres? —ofreció Vegeta de su bebida.

—Bueno... Nunca lo he probado—tomó un sorbo, mostrando inmediatamente un gesto de desagrado—. ¡Iugh! Es demasiado fuerte y amargo—miró de reojo el gesto de gracia que le causó al más bajo—. ¿Cómo bebes esto?

—Me gusta el contraste—acercó su pan al rostro del más alto—. Prueba.

Reprimió el impulso de querer negarse ante el fugaz recuerdo de Goten y Trunks que llegó a su mente. Ellos siempre tenían acciones de ese tipo, incluso sin ser pareja todavía, donde compartían alimentos, se abrazaban, o tenían tacto que se asociaba a lo romántico, sin dudar por el "qué dirán". No podía evitar pensar que eso es lo que debería hacer un buen novio.

Esto es vergonzoso—abrió su boca para dar una mordida, sintiendo que algunas boronas del pan caían—. Lo siento, Saiyan. No es mi combinación favorita—mordió el suyo para quitarse el ligero mal sabor, llenándose de un poco de crema batida en la comisura de sus labios.

—La próxima vez te traeré una chocolatada—comentó, antes de dar un segundo trago, estando consciente de que el Son no le volvería a aceptar la bebida.

—Sí...—apoyó sus brazos cruzados sobre su mesa, mirando hacia arriba para enfocar el rostro del Saiyan—. Me gustaría.

—¿Qué ocurre hoy? Te ves distinto—le retiró el flequillo de la frente para verle los ojos.

—Tsk... ¿ya no puedo ser buena pareja porque ya es algo raro? ¿Entonces mejor te pateo el trasero? —comentó, frunciendo el ceño. El más bajo soltó una risita baja.

¿Ni aunque...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora