Capítulo 17: Secretos

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Eternos segundos en silencio pasaron, donde el Saiyan se había incorporado y estirado un poco sus músculos por haber durado largo rato agachado en un forcejeo con el peliverde. Sin embargo, aquel apuesto chico alto de ojos bicolor se había mantenido quieto, sin inmutarse, mirando fijamente a los ojos azabaches de Goku con una discretita sonrisita.

Por otro lado, en la mente del Son se habían maquinado múltiples ideas por la presencia de ese adolescente. Le sorprendía, sin poder negarlo en realidad, que fuera más alto que él, con un porte bastante interesante: una gran apostura con sólo verlo de pie. Y, debido a su ajustada playera, podía apreciar lo marcados que estaban sus pectorales, y sus brazos musculosos.

Incluso podía sentir una ligera envidia por la cintura estrecha de ese chico, porque los músculos abdominales se le marcaban lo suficiente para hacerlo suponer que llevaba un riguroso entrenamiento para aumentar el porcentaje de masa muscular en comparación de su porcentaje de grasa corporal. ¡Y sabía lo difícil que podía serlo siendo un chico alto! A él le había costado demasiado ganar aquellos músculos y estética, que no podía evitar sentir un poco de recelo al pensar que ese chico, siendo más alto que él, habría podido conseguirlos más fácil.

Pero, sobre todo, se perdió un poco en su rostro: guapo y masculino, con unos ojos algo rasgados y expresivos. No podía negar que, si Vegeta nunca se hubiera aparecido en su vida, se habría fijado en ese muchacho con intereses románticos.

-Hola, me llamo Granola-miró esa mano que le fue extendida en señal de saludo. La tomó, estrechándola lento, mirando ese rostro. Aquel chico había entrecerrado sus ojos y sonreído amistosamente; sin embargo, una parte de él lo sintió un gesto algo retador-. Soy el mejor amigo de Vegeta... Tú debes ser Goku, ¿cierto?

Aquella sonrisa se mantenía. Quizá en otra instancia lo habría considerado un gesto amigable. Pero en esos momentos, por la forma de su dentadura en la que sus colmillos eran ligeramente prominentes y afilados, destacables en aquel gesto, lo veía como una expresión hostil.

-Sí, soy yo. Soy el novio de Saiyan... Me gustaría decir que he escuchado de ti, pero no tanto como me gustaría-sonrió también, imitando el gesto del otro. Había una clara tensión entre ambos adolescentes, disimulada por esas sonrisitas.

-Iba a presentártelo hoy, quería que lo conocieras-la voz del más bajo hizo que por fin el Son rompiera la visible tensión de ambos, para mirarlo y soltar al peliverde. Goku estaba bastante serio-. Íbamos a entrar ahora, en realidad. Quería recoger mi ropa del casillero, acumulé lo de dos semanas.

-Claro, vamos. Yo también ocupo tomar algunas cosas mías.

Fueron los tres al interior de la escuela, en un silencio profundo. Vegeta iba bastante concentrado en sacar las llaves de su mochila sin detener el paso para no retrasarse, Granola estaba inmerso curioseando al ver a su alrededor cada novedad de la instalación, y Goku iba fijo en cada una de las expresiones y movimientos del peliverde, sintiéndose bastante incómodo de tenerlo con ellos dos.

Incluso sintió una molestia que no pudo exteriorizar cuando el Saiyan invitó al peliverde a entrar con ellos a los vestidores al haber estado cerrados y vacíos, siendo rechazada por el más alto de los tres. Goku sacó la única sudadera que tenía en su casillero, y aventó al interior su juego de ropa limpia para entrenar que no usó ese día, para evitarse la molestia de llevarla el lunes. Miró de reojo al Saiyan, que metía un sinfín de ropa sucia en su maleta deportiva.

-Él... es el chico con el que saliste a entrenar el otro día, ¿cierto? Cuando tú tenías que dirigir el entrenamiento-mencionó, mirando de reojo al más bajo. La expresión que puso de confusión se veía fidedigna, inocente, como si no entendiera el significado de su pregunta. Incluso Goku se sorprendió de verlo así.

¿Ni aunque...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora