Capítulo 5: Tierno atardecer

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Vegeta estaba parado frente a todos sus compañeros de equipo. Esa mañana de domingo había amanecido algo fría, el viento era un poco fuerte y causaba estremecimiento en el cuerpo de los jóvenes adolescentes que temblaban ante cada corrientazo.

     Algunos miraban al de cabellera en forma de flama con cierto odio, les molestaba la idea de tener que ir a entrenar a las seis de la mañana en un día frío, cuando bien podrían estar bajo las cálidas cobijas durmiendo otro poco.

     —A ver, el día de hoy haremos un calentamiento. Después, quiero enfocarme en las dificultades que tiene cada uno para reforzarlas. Además… ¿eh? ¿Qué tanto miran?—hablaba, pero como los chicos miraban sorprendidos algo que se encontraba (al parecer) detrás del Saiyan, el pelinegro volteó.

     Vegeta pudo ver a Goku llegando. Cargaba una maleta deportiva, la cual fue a dejar sobre las gradas y después se posicionó al lado del más bajo. El de cabellera alborotada vestía su característico pants deportivo color naranja, con una sudadera del mismo color pero de cierre y mangas azules. Por último, sus tachones azules con detalles en amarillo y rojo.

     —Me da gusto verte nuevamente, Kakarotto—le dijo con una media sonrisa—. Estos holgazanes se rehúsan a entrenar.

     —Bah, aunque se rehúsen lo harán—miró al grupo de chicos—. Sé que he estado ausente estos días, pero eso no significa que ustedes van a holgazanear…

     —¡Hace mucho frío!—se quejó uno al fondo. El de cabellera alborotada sonrió con cierta malicia.

     —¿Tienen frío? —preguntó con voz calma. Muchos afirmaron diciendo “sí”, otros con el simple hecho de mover la cabeza de arriba hacia abajo—. Bien, entonces vamos a calentar un poco. Quince vueltas alrededor de la cancha. ¡Muévanse!

     Vegeta sonrió y comenzó a trotar, algunos lo siguieron desganados, otros tuvieron que recibir un regaño por parte de Goku para iniciar. El Son no tardó en posicionarse al lado del Saiyan, para poder guiar al grupo. A la octava vuelta todos empezaron a alentar su paso. Goku volteó a verlos mientras seguía trotando, esta vez de espaldas.

     —¿Ya se cansaron? Bien, les daré una motivación: el último en completar el recorrido de las siete vueltas restantes, tendrá que hacer cinco extra.

     Eso hizo que aceleraran el paso, pero después de varias vueltas la respiración era dificultosa y se sentían desfallecer. Goku terminó las quince vueltas y se detuvo, volteó a ver al grupo que se había quedado (en su mayoría) a veinte metros atrás. Se puso a observarlos, analizando quiénes llegaban antes y a quienes les costaba.

    El primero en alcanzarlo fue Vegeta, quien se posicionó al lado de Goku con una sonrisa de clara satisfacción. Los demás muy apenas lograban moverse, se les notaba desde lejos lo agotados que estaban.

     —Es bueno tenerte de vuelta—comentó el de cabellera en forma de flama al notar el sufrimiento en los rostros de los demás integrantes del equipo.

     —Sí, yo también extrañaba este lugar.

     —Ya no te ausentarás por esa razón, ¿verdad?—preguntó con cautela.

     —No lo sé—dijo y dirigió la mirada a otro lado.

     —Pero, Kakarotto. Tú eres el mejor elemento del equipo, no creo que quieras perder oportunidades sólo porque eres…

¿Ni aunque...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora