Capítulo 2: Inesperado

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—Kakarotto—habló un pelinegro tras de él al ver que se iba.

¡Genial! —pensó sarcástico—. Yo quería disfrutar mi fin de semana, y ahora llega él. Realmente es molesto...—dio media vuelta, para verlo—. ¿Qué se te ofrece, Saiyan? —preguntó secamente.

—Tenemos que hablar de algo—respondió seriamente.

¿Hablar de qué? Ya me quitaste a Broly, ¿qué más quieres de mí? —suspiró hondo y preguntó—: ¿sobre qué?

—Algo importante—dijo y dio media vuelta, comenzó a caminar hacia un rumbo desconocido.

¿Quién se cree este cretino? Ahora pretende que lo siga... Bah, ¡qué más da! Quizás el entrenador me mandó un recado...—comenzó a seguirlo con cierto desgano. Vio que entró al vestidor para hombres y entró también.

Lo buscó entre los pequeños pasillos que había dentro, fue hasta donde estaba su casillero, el cual estaba al lado del suyo. Al llegar, un profundo sonrojo se divisó en sus mejillas al ver la espalda ancha y fornida del más bajo; desvió la mirada hacia un lado.

El de cabellera en forma de flama se había cambiado de playera, la cual estaba manchada de tierra y llena de sudor. Cuando terminó y se puso una limpia, volteó a verlo.

—¿Sobre qué querías hablar? —preguntó calmándose y sentándose en la pequeña banca que había ahí. El mayor lo imitó.

—Sobre esto—le extendió un papel doblado, el cual, dudosamente, tomó.

Lo desdobló y leyó su contenido detalladamente. Al terminar, se lo regresó.

—Así que por esto era el alboroto en la cancha...—comentó.

—Sí. Estábamos entrenando, pero luego llegó una chica, creo que se llamaba Arele. La mandaron a darnos ese papel. La leímos y, antes de que se fuera, le dijimos que les dijera que sí aceptábamos—explicó. Se le quedó viendo unos segundos, esperando respuesta.

—Dime una cosa... —pidió, el mayor asintió—. ¿Cuándo será este dichoso partido y dónde?

—El sábado de la próxima semana, a las nueve de la mañana, en la cancha del "Satan Gym"—dijo y sonrió de medio lado—. Tú dime cuándo y dónde haremos los entrenamientos.

—Mañana empezamos—se puso de pie, muy decidido—. Cítalos a todos aquí, a las seis los quiero calentando. No me importa si les parece demasiado temprano, si llueve, relampaguea o truena... Los quiero a todos a esa hora—comenzó a caminar hacia la salida.

Vegeta lo siguió con la mirada, hasta que salió de los vestidores. En ningún momento había borrado esa sonrisa que le dirigía.


***


Un Vegeta vestido con un short blanco y una chaqueta azul, con sus tachones blancos; y un Goku, con una chaqueta naranja y un short amarillo, con sus característicos tachones azules con detalles amarillos y rojos; se veían parados frente a un grupo de jóvenes que temblaban de frío por las corrientes de viento helado que circulaban por ahí.

—Ya todos saben lo del reto... Así que a partir de hoy quiero que entrenen más. No les voy a pedir exigencia, porque no quiero desgastamiento. Sólo pido mejorar hasta donde se pueda. Sinceramente estoy seguro de que ganaremos fácilmente con nuestro actual rendimiento, pero...—hizo una larga pausa, la cual confundió a todos, incluso a Vegeta, quien volteó a verlo esperando que de su boca saliera una palabra—. Algo me parece muy extraño: les hemos ganado los últimos dos años, no nos retarían sabiendo que somos mejores sin tener algo planeado...

¿Ni aunque...?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora