❛3. El deseo del sol❜

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Percy cabalgaba indiferente a las miradas y susurros de la gente, flanqueado por dos guardias que velaban por su seguridad, trato de recordarse que ellos no sabían quién era él

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Percy cabalgaba indiferente a las miradas y susurros de la gente, flanqueado por dos guardias que velaban por su seguridad, trato de recordarse que ellos no sabían quién era él. Con Troilo apretado contra su pecho, el niño saludaba alegremente a los pueblerinos mientras avanzaban por las estrechas calles de Troya.

Observaba las murallas gigantescas que rodeaban la ciudad, que lo habían impresionado al llegar, pero adentrarse en el corazón de Troya lo dejaba sin palabras. Había leído sobre esta legendaria ciudad en los libros y escuchado relatos sobre su grandeza y la guerra que la había marcado. Sin embargo, presenciarla en persona era una experiencia completamente distinta. Las modestas casas de ladrillo y piedra se alineaban a ambos lados de las calles adoquinadas, adornadas con plantas y flores, con aberturas en las paredes que servían como ventanas o puertas.

Los habitantes de Troya, hombres y mujeres vestidos con túnicas y mantos en tonos tierra, detenían sus quehaceres para observar con asombro. Los comerciantes llamaban desde sus puestos, ofreciendo desde cerámicas finamente trabajadas hasta frutas y especias exóticas.

Troya no solo era una ciudad legendaria; era una ciudad viva, palpable en cada rincón con su energía vibrante y su rica cultura.

Pasaron junto a una plaza donde músicos ejecutaban una melodía alegre con liras y flautas, celebrando la preservación del príncipe. A pesar de su enojo porque mientras ellos celebraban Troilo pudo haber muerto, Percy no pudo evitar sonreír. A pesar de las historias de guerra y destrucción, la Troya que veía ante sus ojos era un lugar lleno de vida y vitalidad.

Continuando su recorrido, se maravilló ante los templos dedicados a dioses y diosas que parecían vigilar la ciudad desde lo alto. Sacerdotes y sacerdotisas realizaban rituales, y el humo del incienso ascendía en espirales hacia el cielo.

Percy inhaló profundamente, absorbiendo todo a su alrededor. Esto era Troya: una ciudad que había vivido, luchado y prosperado. Una ciudad que, a pesar de las cicatrices que el tiempo dejaría, en este momento, era más vívida que nunca.

Miró hacia la acrópolis, una majestuosa montaña en el centro de la ciudad que se erguía con firmeza. En su cima, el palacio se alzaba como una fortaleza de piedra natural, con murallas exteriores imponentes construidas con grandes bloques de piedra caliza que reflejaban el sol con un brillo dorado. Las torres y bastiones ofrecían vistas panorámicas de la ciudad y el mar Egeo a lo lejos, reforzando su función tanto como residencia real como defensa estratégica.

La entrada principal del palacio estaba flanqueada por enormes puertas de madera, decoradas con relieves mitológicos y custodiadas por soldados armados. En el centro, Percy divisó a la familia real esperándolo. El rey Príamo y su reina se destacaban en primera línea.

Príamo, de porte erguido y digno, era un hombre mayor con un rostro marcado por arrugas que hablaban de experiencias y sufrimientos. Sus ojos oscuros irradiaban sabiduría y tristeza. Llevaba túnicas púrpuras largas adornadas con bordados dorados y un manto real de seda que caía sobre sus hombros, sujeto por un broche ornamental.

❝ Ocean's eyes. ❞             ⋆.ೃ࿔*:・❪ Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora