❛12. Uno nuevo para la colección❜

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Percy siempre había sido impulsivo

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Percy siempre había sido impulsivo. No era de aquellos que reflexionaban antes de actuar; la adrenalina, la furia, o el mero sentido de justicia lo empujaban antes de que la razón pudiera frenarlo. Ese día, el escenario no era diferente. Mientras el sol brillaba sobre la arena y el viento del mar acariciaba la playa, su mirada se clavó en la escena que lo encendió por dentro.

Un hombre robusto, sucio y curtido por el trabajo en el campo, sacudía a un niño pequeño con violencia. Los gritos del menor, apenas audibles sobre el rugido del viento y el romper de las olas, eran desgarradores. El corazón de Percy latió con furia, y todo a su alrededor pareció desvanecerse. Helena, a lo lejos, lo llamó con una voz que sonaba lejana, como si el mundo se hubiera sumido en un eco que apenas alcanzaba sus oídos. Pero Percy no prestó atención. El resto del paisaje desapareció, quedando solo aquel niño y su agresor en el centro de su mundo.

Corrió. Sus pies se hundieron en la arena con cada zancada, y a su alrededor las olas parecieron levantarse, reflejando su enojo. Era como si el mismo mar compartiera su furia, las aguas oscilaban con una agresividad que Percy no había sentido antes. Las nubes en el horizonte, minutos antes esponjosas y blancas, comenzaron a oscurecerse. El aire se volvió más denso, cargado de la electricidad que precede a la tormenta.

Percy odiaba a los abusadores. El simple pensamiento hacía que su sangre hirviera, y con cada grito que escapaba de los labios del niño, sentía que un nudo se apretaba en su pecho. No le importaba el hombre, ni quién era, ni sus razones. Lo único que veía era el rostro aterrado del niño, las lágrimas corriendo por sus mejillas sucias, su pequeño cuerpo sacudido por un temor que Percy reconocía. Ese niño era vulnerable, y el mundo a su alrededor parecía haberse vuelto hostil.

Antes de darse cuenta, Percy ya estaba frente al hombre. El tiempo pareció detenerse por un segundo. Un pastor parecía, un hombre de rostro áspero, que se detuvo al ver la figura de Percy y que palideció al instante. El hombre era grande, pero la presencia de Percy, envuelta en la energía furiosa de los mares, lo hizo retroceder instintivamente.

Percy sintió algo oscuro retorcerse dentro de él. No sabía cómo debía verse en ese momento, pero por la mirada de puro terror en los ojos del hombre, sabía que la imagen debía ser impactante. El mar rugía detrás de él como un león encadenado, y Percy sintió esa conexión con el agua intensificarse, como si pudiera desatar todo ese poder en un instante.

—¡Suéltalo! —exigió, su voz fría y afilada como una ola en pleno invierno.

El hombre apenas tuvo tiempo de reaccionar antes de que Percy arrancara al niño de sus manos. El niño gritó una vez más, un grito entrecortado, pero en cuanto Percy lo tomó entre sus brazos, su cuerpo tembloroso se hundió en el refugio que él le ofrecía. El niño, desesperado, escondió su rostro en el cuello de Percy, sollozando entrecortadamente.

Percy respiró profundo, tratando de calmarse. Sentía al niño tan frágil en sus brazos, tan liviano, como si un viento más fuerte pudiera llevárselo. El calor del sol se sentía pesado sobre su piel, como un manto que trataba de tranquilizarlo, pero su ira seguía palpitando. Frente a él, el hombre comenzó a balbucear algo, pero Percy no podía escuchar sus palabras. Su atención estaba fija en el niño, sintiendo su pequeño cuerpo estremecerse con cada sollozo, y cada lágrima parecía profundizar más la herida en su propio pecho.

❝ Ocean's eyes. ❞             ⋆.ೃ࿔*:・❪ Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora