❛5. La sirenita❜

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Hoy era un lindo día para irse a la verga, si le preguntabas a Percy

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Hoy era un lindo día para irse a la verga, si le preguntabas a Percy.

Se encontraba en el megaron del palacio, con Troilo jugando a poca distancia con una nodriza. Sentado bajo el techo de mármol del palacio, retorcía sus manos por el nerviosismo que había sentido desde que se despertó.

Porque a pesar de la creencia —bastante popular— de que era un tonto que hacía las cosas sin pensar, tenía algo que no muchos tenían: instintos. Siempre supo cuando algo se acercaba, y hoy algo iba a suceder.

(Y que se lo lleve el que se lo tenga que llevar si hace falta, porque ya no aguanta más. Y solo había pasado un día).

Dio un pequeño brinco cuando su mano fue tocada con delicadeza. Miró hacia arriba, sorprendido, para ver a Livia mirándolo con seriedad.

– No haga eso, mi señor, se lastimará – regañó con suavidad. Percy simplemente le sonrió, agradecido.

Rechazó con la mano la bandeja de frutas que Euphemia le ofrecía, se secó el sudor de la frente y miró hacia el cielo. El sol parecía estar inquieto hoy.

¿Qué le pasa al intenso?, pensó, sin darse cuenta de que el sol parecía brillar con más fuerza.

– Primo.

Percy volteó rápidamente al reconocer la voz y se levantó torpemente del banco de mármol. Helena le sonrió con confianza mientras se acercaba.

Ella lucía tan impecable como ayer, solo que hoy su quitón era de un hermoso tono amarillento. Percy le sonrió, de alguna manera reconociendo la mirada juguetona de la reina. Asintió en reconocimiento hacia ella.

– Prima.

Helena hizo una señal a las mujeres detrás de ella, que rápidamente ubicaron un cojín a un lado del de Percy en la exedra. Ella se sentó, haciéndole una señal para que él hiciera lo mismo.

No hablaron por unos segundos. Percy simplemente observó al infante que seguía jugando sin notar a la invitada. Podía sentir la mirada de la hija de Zeus escrutando su rostro.

Volteó hacia ella cuando no pudo aguantar la tensión. Pero antes de que pudiera decir algo, ella ya había hablado.

– Parece que ya te aprecia – dijo, ahora mirando a Troilo con ojos suaves. Al ver que Percy no decía nada, lo miró nuevamente, sus ojos encontrándose otra vez. – Eres su héroe.

Percy sintió cómo su piel se erizaba, y parece que su prima lo notó.

– No deseo más que su bienestar – susurró, dándose cuenta de que su voz no podía salir más fuerte.

Helena asintió mientras tarareaba. – Yo puedo ver eso. Estoy segura de que el luminoso te bendecirá por haber salvado a su hijo.

Percy negó con la cabeza. – No deseo su bendición, solo quiero vivir en paz.

❝ Ocean's eyes. ❞             ⋆.ೃ࿔*:・❪ Percy JacksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora