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Apenas logró meter las manos cuando fue lanzada de cara contra el pavimento. Se las arregló para apartarse del camino tan rápido como le resultó posible, esquivando a duras penas a las dos personas que venían detrás de ella, arrastrándose fuera de su agujero del conejo. Aunque ellos no tuvieron tanta suerte para alejarse, lo que provocó que Levi soltara una exclamación de dolor cuando Zoey le cayó encima. El chico tenía el cabello castaño aplastado sobre la cabeza debido al sudor y la mugre. Se quejó porque la chica rubia aterrizó, sin la más mínima gracia, sobre él, aplastando en proceso el brazo derecho del chico. Estaba roto, al menos eso era lo que Avril podía deducir con sus nulas habilidades médicas. La chica se adelantó para apartar a Zoey del chico y colocar la mano sobre la boca del chico para amortiguar su quejido.

—Shhhhh. Tranquilo, solo... aguanta un poco. ¿De acuerdo?

El chico se aferró al brazo de la chica, sus uñas largas se clavaron en la piel, cortando y arañando, en un intento de contenerse frente al dolor. Estaba bien, Avril prefería aquello a que los alaridos del chico delataran su ubicación. Los ojos castaños de la chica miraron alrededor, evaluando su situación. Hasta ese momento sus incursiones se habían limitado a la exploración. Avril estaba haciendo un mapa del campamento de Pandora. Era un trabajo en proceso, estaba delimitando las fronteras y los modus operandi de sus guardias y horarios. Hasta el momento la chica había llegado a una conclusión: no había ningún modus operandi.

La organización era nula y parecía que cada persona estaba en un lugar en específico solo porque le nacía estar ahí en ese momento, pero no porque debiera o porque tenía algo para hacer, todas las personas parecían vagar por los alrededores, se veían más aburridos que ocupados. Era por eso que ella sabía que era una apuesta el aparecer en algún lugar y no encontrarse con nadie. Lo mejor era mantener un perfil bajo y seguir avanzando tanto como les resultara posible, su única posibilidad de lograr estar a salvo era el salir del campamento y después esperar un milagro.

—Debemos seguir moviéndonos.

Más que un aviso es una advertencia, un intento para que los otros dos se mentalizaran. Levi dejó ir la mano y, con un movimiento torpe, se arrastró hasta que logró apoyarse en el muro, su cansancio era evidente, al grado de, Avril se sentía realmente mal al obligarlo a seguirse moviendo, era por eso por lo que estaba intentando usar lo menos posible sus agujeros de conejo. El tiempo trascurría diferente en el mundo sombra a como lo hacía en el mundo real, no había una forma coherente de explicarlo, porque no había un patrón o formula que te ayudara a entender cómo funcionaba, eso sin contar que no tenían los suministros para intentar un viaje tan largo como el que implicaba moverse hasta Dreamers.

Era, ya de por sí, en condiciones normales y en perfecto estado de salud, un viaje difícil. No había forma de que esos dos pudieran lograrlo, por más esperanzas que tuvieran. Una vez que uno de sus portales se abría no se podía cerrar hasta que se cruzara por completo, no se podía cambiar de dirección a medio camino o decidir no seguir adelante. Miró de reojo una vez más a sus acompañantes. La prima de Kass se deslizó desde su lugar apoyada en el muro, hasta que su cabeza se apoyó sobre el regazo del chico. Levi se estremeció al sentirla, bajó la vista, posando sus ojos en el cabello rubio de la chica, pero no hizo el más mínimo ademan para tocarla, no tenía la intención de tocarla.

La chica había permanecido en silencio desde el momento en que Avril la encontró en aquella habitación fría y húmeda. El encuentro provocó que el corazón de la chica alvina se detuviera. En un comienzo pensó que se encontraba en una habitación vacía, una como tantas que había en los enormes terrenos de lo que era la casona principal del campamento, un enorme edificio con cientos de habitaciones y corredores entre mezclados. En el pasado debió de ser un lujoso hotel, aún más atrás en el tiempo tal vez fue la mansión de algún rico acaudalado. Ahora era el escondite de un montón de ratas. Avril había entrado en el cuarto tal como lo había hecho con muchos otros: saltando desde la llanura exterior del terreno por uno de sus portales.

Demons - EditadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora