Habían pasado tres días desde el regreso de Avril y Uma seguía sin aparecer por ningún lado. Los esfuerzos por encontrarla terminaron a la mañana siguiente. Nadie preguntó por ella o la buscó, ni siquiera Avril. Había colocado la caja con fruta azucarada en su mesa durante el desayuno, diciendo que la había traído de su excursión, pero recordaba traerla a la mesa el día anterior. Kass preguntó si esos eran los dulces que había traído de Ariché, la niña asintió. Joon y Andrew se adelantaron para probarlas, nadie habló más sobre ellas durante la mañana.
Kass tenía el esmalte de uñas astillado para el momento en el que su entrenamiento terminó. Peyton había estado especialmente agresiva aquel día, al grado de que Kass se cuestionó si hizo algo que la enfadó. No resistió la curiosidad y terminó preguntando, Peyton frunció los labios al mirarla y respondió de forma plana "No contigo". Fue bueno enterarse que no era su culpa estar siendo golpeada. Terminó en el suelo tantas veces que había comenzado a preguntarse si era necesario que se volviera a poner de pie. De rodillas, con las manos apoyadas en el suelo y resollando a causa del esfuerzo, contempló sus uñas destrozadas.
—Vamos, arriba —pidió Peyton con más autoridad de la que usaba normalmente.
—Creo que voy a quedarme aquí.
Kass esperaba que sonara como una broma, que tal vez aliviara un poco la tensión, pero en lugar de eso Peyton giró sobre sus talones, enganchando su pie en una de las muñecas de Kass y tirando de ella para que perdiera su punto de apoyo. Kass tuvo suerte de no estrellarse de cara contra el suelo.
—Una vez más —Entre más pasaban los minutos, Peyton parecía comenzar a cansarse.
Kass giró sobre su costado, quedando recostada de espalda sobre el pasto. Podía escuchar las risas de los niños a lo lejos, estaba segura de que había personas chapoteando en el lago. Joon estaba en algún punto de los terrenos, para ese momento habría terminado sus tareas y estaría tirada sobre el césped, esperando a que algo interesante se cruzara en su camino. Kass suspiró y deseó estar con ella.
—Kass, arriba —ordenó Peyton.
—El entrenamiento terminó —dijo la chica señalando la trayectoria del sol en el cielo, donde se acercaba el atardecer.
—No tenemos tiempo para perder en tonterías, así que...
—Si no mal recuerdo —Kass la interrumpió de golpe—, todos me han dicho que esto no es una escuela militarizada, que no debería preocuparme por los entrenamientos, no más allá de aprender a usar mis malditas habilidades, cosa que aún no sé. Si no me estas preparando para la guerra dime una buena razón para que tenga que ponerme de pie y hacerte caso cuando el entrenamiento ya terminó.
Estaba exhausta y molesta por la paliza injustificada y por la forma en que las personas a su alrededor cambiaban de opinión una y otra vez. Kass estaba enfadada porque sentía que estaba olvidando algo, lo tenía atorado en la punta de la lengua, al borde de un pensamiento, pero por más que intentaba alcanzarlo, no podía. La idea permanecía ahí, como una constante en su mente y estaba segura de que no era la única que pasaba por eso, aunque nadie tenía muchas ganas de hablar al respecto. Peyton, por ejemplo, sólo la miraba con los labios apretados, parecía debatirse entre contarle qué ocurría o darle otra patada, como si Kass no tuviese ya suficientes moretones.
—Bien —fue toda la respuesta que la chica le dio antes de volverse y comenzar a caminar en dirección a la casa.
—¿Bien?
—Haz lo que quieras. No eres una niña y yo no soy tu nana, te ayudo porque creo que lo necesitas, pero no tengo porqué pelear contigo como si fueras mi obligación. Hazte responsable de ti misma y ten un poco de juicio. No se trata de las cosas que están pasando, se trata de lo que podría pasar en cualquier momento, pero si prefieres ir con los demás y tener la vida bonita que siempre quisiste, anda, tómala y arréglatelas por ti misma.
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Demons - Editada
Science Fiction"Imagine esto. El mundo acaba de hacer explosión, todo lo que conoce ha desaparecido. Logra sobrevivir, contra todo pronóstico. Y un par de años después, de las zonas cero, aquellas tan radioactivas para poder estar de pie en ellas, comienzan a sali...