Capítulo XXXVI

178 11 0
                                    

Pablo Gavi

Ya estoy dentro, colocado, esperándola, esperando al amor de mi vida.

Me tiembla todo, las piernas, las manos, pero me pongo más nervioso cuando empieza a sonar la música que es señal de que Ana ya va a entrar.

Primero entran Claudia y Eric tirando pétalos a sus pasos, van muy guapos, Claudia va con un vestido blanco con una cinta rosita y Eric una camiseta blanca igual que sus pantalones y sus tirantes de color rosa, detrás de ellos va mi prima pequeña, con los anillos en un cojín pequeñitos y al final...va Ana, más deslumbrante que nunca, con ese vestido blanco, su velo cubriendo su cara pero no me impide ver si cara de felicidad, esa preciosa sonrisa, sus ojos claros brillando como nunca.

Llega junto con su padre al altar, al lado de mi, me mira de arriba a abajo y luego dirige su mirada a su padre dándole el permiso para que se siente, este asiente y le da un beso y se va junto a su mujer.

- Que guapa estás - le susurro sonriendo como un imbécil y noto como se sonroja.

- Tú también vas muy guapo - me susurra agachando la cabeza.

Estaba deseando que llegara ya este puto día, verla con este vestido puesto, prometer que estaría junto a ella hasta que no existiera más y ella hacer lo mismo, prometerle que la cuidaré y la respetaré como si fuera yo mismo, prometerle que le haria feliz hasta no poder más.

- Hoy estamos aquí para unir en matrimonio a Pablo y Ana - habla el cura y todos se ponen de pie, no puedo evitar ver a mi madrd limpiarse las lágrimas, al igual que Mara, mi hermana y aunque sé que jamás lo admitirían los chicos también - Pablo repite conmigo - me mira y me da el anillo que tengo que ponerle a Ana - Yo Pablo, acepto respetar, cuidar y amar a Ana hasta que la muerte nos separe - dice.

- Yo Pablo, acepto respetar, cuidar y amar a Ana hasta que la muerte nos separe - repito mirándola a los ojos mientras le coloco el anillo, el cual por dentro tenía nuestras iniciales y el día de hoy.

Ana Paz

Está guapísimo, con su traje bien colocado, a ver cuanto le dura así bien puesto.

Se le notan los nervios pero yo estoy igual, me dirijo hacia él con mi padre al lado, se me hace eterno hasta llegar a él.

Lo miro, él me mira a mí y de repente solo estamos los dos solos, no hay nadie a nuestro alrededor, no puedo mirar a otro lado que no sea a él, salgo del trance y miro a mi padre para que se siente, me hace caso, me da un beso y se va.

Me cuesta aceptar que estoy aquí, casándome y encima con el crush de media España, soy muy afortunada de tenerlo conmigo y no solo porque hay muchas que lo quieren, sino por cómo quiere a las personas, como las aprecia, como las ayuda, como me ama, como intenta entenderme, la forma que tiene de hacer que todo parezca estar bien, en como me apoya, ha hecho cosas mal pero igual que yo.

Y ahora más que nunca sé que es el amor de mi vida.

Quiero que esté siempre a mi lado, quiero formar una familia con él, me da igual quedarme sin carrera mientras lo tenga a él a mi lado, quiero que nos vean y las demás parejas nos tengan de ejemplo.

- Que guapa estás - me susurra.

- Tú también estás muy guapo.

El cura hace la introducción y llega el momento de los anillos.

Mientras Pablo me lo pone me mira y otra vez estamos los dos solos, me sonríe y yo le sonrío.

- Ana, repite conmigo - me dice el cura dándome el anillo - Yo Ana, prometo respetar, cuidar y amar a Pablo hasta que la muerte nos separe.

- Yo Ana, prometo respetar, cuidar y amar a Pablo hasta que la muerte nos separe - repito poniéndole el anillo, me tiemblan las manos, no sé ni cómo soy capaz de ponerle el anillo.

- Pablo, ya puedes besar a la novia - nos da el permiso el cura.

Por fin.

Me mira y me levanta el velo, pone una mano en mi cadera, se acerca a mí y me besa.

Nos separamos para ver a la gente, a nuestras familias, amigos gritando y celebrando.

No puedo evitar ver a mi madre aplaudiendo y llorando y eso hace que a mí se me caiga alguna lágrima.

Nos miramos y nos damos la mano, con la otra cojo el velo para no tropezarme y caminamos hacia la salida mientras nos tiran arroz y pétalos de flores.

- ¡Vivan los novios! - grita Marc.

- ¡Vivan! - victorean todos.

Una vez fuera nos abrazamos a nuestros amigos.

- ¡Marc! - le grito a mí primo y lo abrazo llorando.

No había podido verlo antes de la boda, lo echo mucho de menos, he pasado de verlo todos los días a no verlo.

- Ey, no llores - me coge de la cara y me limpia las lágrimas - que prima más guapa tengo - me abraza y me alza - tú, Pablito más te vale cuidármela bien.

- Tranqui, la cuidaré como a mí vida - me besa.

Más que compañeros - Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora