Capítulo XXXIII

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Dos semanas después

Ana Paz

En una hora Gavi y yo teníamos cena con nuestros padres, era raro porque todavía no conocía a sus padres y él tampoco a los míos teniendo en cuenta que nos íbamos a casar.

Estaba súper nerviosa, aunque Pablo tampoco se queda atrás.

- ¿Cuál me pongo? - me pregunta mi novio enseñándome dos corbatas, una azul y otra roja.

- No te pongas ninguna, vas mejor solo con camisa - le contesto y él asiente.

Él lleva unos pantalones negros y una camisa blanca y yo un top y unos pantalones del mismo color de su camisa.

Hace una semana nos mudamos juntos por lo que nuestros padres vendrían a cenar aquí.
Llevo todo el día ordenandola y revisando que todo esté en orden.

- Tranquilizate un poco - dice Pablo cogiéndome de la cintura al ver que no paraba de dar vueltas por toda la casa.

- Tiene que estás todo perfecto, no puede haber ni una sola imperfección - le contesto mirando a mí alrededor.

- Chiquilla tranquila, que son nuestros padres no ministros - me dice riendo.

Salto del susto cuando suena el timbre.

- Ve tú - le ordeno al sevillano.

Yo mientras él abre miro la mesa observando que está todo, las copas, los cubiertos, las servilletas, los platos, etc.
Una vez revisada la mesa me miró en el espejo.

- Hola mi niño - escucho la voz de la madre de Pablo y voy corriendo.

- Hola mamá - le contesta mi novio - os presento a Ana - dice abriendo más la puerta para que me vean - Ana, ellos son mis padres, Pablo y Belén - le empujo cuidadosamente para abrirme espacio y dejo dos besos en las mejillas de ambos.

- No sabes lo contenta que estoy de conerce Ana - me habla Belén y a mí me da una ataque - creía que nunca vería a mi Pablito con novia - añade y yo me río.

A los pocos minutos llegan mis padres.

- Hola mi niña - me saluda mi madre - que guapa estás.

- Hola mamá, ¿ y el papá? - le cuestiono con el ceño fruncido.

- Está aparcando - me respondo y yo asiento.

- Mamá, él es Pablo - digo cogiéndolo del brazo - Pablo ella es Verónica, mi madre - le presento.

- Un gusto muchachito, me puedes llamar Vero si quieres - le dice mi madre abrazándole.

- Lo mismo digo Vero - dice riendo nervioso.

- Ya estoy aquí - dice mi padre con los brazos abiertos y yo le abrazo - hola pequeñaja.

- Papá, él es Pablo, Pablo él es Sergio mi padre - se saludan y se dan la mano.

....

- Ana, he visto partidos tuyos y juegas muy bien - me dice el padre de Pablo.

- Muchas gracias, la verdad es que me esfuerzo para ser así - le contesto.

- Bueno Pablo, tu hijo tampoco se queda atrás - le contesta mi padre al suyo.

- Gracias - dice tímido Pablo y le doy la mano por debajo de la mesa.

- Vero tenemos que quedar para un café o algo - le dice Belén a mí madre.

- Me encantaría consuegra - le contesta y ambas se rien.

Después de la cena nuestras madres se fueron al jardín para hablar y nuestros padres al sofá para ver partidos antiguos.

Pablo y yo estábamos en la cocina, poniendo el lavavajillas y metiendo las bebidas en la nevera y más cosas.

- Parece que se han caído muy bien - me habla el sevillano y yo asiento con una sonrisa.

- La verdad que sí - hago una pausa mirándolos - has visto lo ilusionados que están.

- Mi madre es capaz de secuestrarte a ti y a tu madre - me dice abrazándome por detrás.

- Y mi padre se llevará al tuyo al bar para ver el fútbol - digo girándome y riéndome.

- Miralos que monos - escucho la voz de Belén y la risa de mi madre.

- Hacen tan buena pareja, con lo guapos que son, no me quiero imaginar como saldrán nuestros nietos, Belén - le contesta mi madre.

- Mamá - le digo y escucho como el sevillano suelta una pequeña risa.

- ¿Qué? Es la verdad - me contesta.

- Bueno nosotros nos vamos a ir - habla Belén mirando a su marido - su tu padre decide levantarse de aquel sofá - se dirige a su hijo - PABLO LEVANTA TU CULO DE UNA VEZ - le grita desde la cocina y este se levanta de un salto - así hay que tenerlos, en orden, que se note quien manda - me dice esta vez a mí y yo suelto una carcajada.

- Lo tendré en cuenta - le contesto.

- Bueno, nosotros también nos vamos - dice mi madre.

Acompañamos a nuestros padres a la puerta y los despedimos.

- Recuerda Pablo, a un metro de distancia - le señala mi padre a mi novio y yo me río, pero note como Pablo se cagó encima.

- Mi amor, no le tengas miedo a mí padre - digo dándole un pico.

- ¿Cómo? - me pregunta - ¿Qué has dicho?

- Que no le tengas miedo a mí padre - le digo estrañada.

- No lo otro - se le sale una sonrisa - ¿me has llamado mi vida?

- Sí, ¿qué tiene de malo? - le cuestiono subiendo las escaleras.

- Que diciendo eso me pones súper cachondo - me contesta cogiéndome en brazos.

....

Hola, los siento por no estar activa.
A ver si ahora con el verano puedo actualizar más.
Graciass por votar y seguir leyendo❤️

Más que compañeros - Pablo GaviDonde viven las historias. Descúbrelo ahora