D O S

67 17 24
                                    

<<Algo me incomodaba, ella poseía algo que me volvía jodidamente loco. Pero ¿Qué era?>>

Jaden

Tenía pensado hacerle una sorpresa a mi hermana por su cumpleaños, así que llegaría a los Ángeles justo el día de su fiesta. Hacia ya tiempo que me fui a vivir a Francia por asuntos familiares, y ya era hora de que volviera a mis raíces. Compré un boleto de última hora y le informé a Bryan que estaría allí para la fiesta, pero que no le dijera nada de esto a Ava.

Bryan y yo siempre hemos andado juntos desde chavales, pero las cosas se tornaron un pelín raras cuando puso los ojos a mi hermana. Al principio no lo aceptaba, incluso traté de pillar un avión y venir a los Ángeles para partirle la cara, pero me dí cuenta que Ava era realmente feliz a su lado.

Al llegar mi amigo fué quien me recibió en el aeropuerto, nos dimos el cordial saludo de hombres y después nos encaminamos a su casa. Estuve por un rato aislado del mundo exterior hasta que cayó la noche, el momento perfecto en el que tendría que recargar las pilas. Bryan fué el primero en irse a la fiesta para no levantar sospechas, seguido de mí, que esperaba a que la fiesta apenas estuviera en su punto fuerte.

Mientras recorría la calle con mi auto, pude apreciar que la ciudad había cambiado bastante. Mis ojos brillaron con nostalgia al estacionar en el parking de la mansión, el árbol del jardín en el que solía trepar a menudo cuando tenía seis años, suspiré hondo tratando de contener mi alegría y entre a casa en mucho tiempo.

Todo se sintió tan extraño, de nuevo estaba en mi hogar.

Me quedé parado justo en la entrada mientras analizaba el lugar con detenimiento, era obvio que había cambiando bastante desde la última vez que estuve aquí. Mis ojos se posaron en Ava, quien estaba bailando plácidamente con una chica a la que apenas había visto en mi vida.

Sonreí sin poder evitarlo, giró en mi dirección a lo que elevé el brazo para que me viera en medio de la multitud. No pudo contener la alegría y pegó un grito llevando sus manos a su boca, sus ojos estaban llenos de lágrimas, pero con una cierta alegría que no se podía describir con palabras.

De una forma extraordinariamente rápida, apareció ante mi para envolverme entre sus brazos.

—Mi hermano querido, te extrañé —dijo aferrándose más a mí.

Revolví su cabello como cuando éramos niños, ese gesto hizo que ella se quejara como siempre.

—Yo también te extrañé, tonta —susurré cerquita de su oído

—Es el mejor regalo que pude recibir de tí —se separó y me miró con fijeza, limpiándose las lágrimas que ya rozaban por sus mejillas.

—Y tú tan dramática como siempre, Ava —solté una carcajada, lo que provocó que me diera un golpe leve en el hombro.

—Bryan tenía razón, si que tienes la fuerza de un hombre —solté otra carcajada, la cual sonó algo más ronca de lo normal.

—¡Oye! —gritó. Aunque no le hice demasiada caso, estaba enfocado en la casa. Las paredes todavía conservaban su color, pero los cuadros estaban algo removidos de su lugar, los sillones favoritos de mamá aún seguían intactos cosa que me hizo bajar la guardia.

—Tierra llamando a jaden —dijo, dejando unos fuertes golpes en mi hombro.

—¿Sabes que puedo defenderme verdad? —la miré divertido.

Mi tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora