D O C E

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Capítulo 12

Bella

Me desperté más temprano de lo normal y con una energía indescriptible. Salí a hurtadillas de la casa y me fui a correr un rato por el parque central. Tomé la sabia decisión de no llevarme a Ava conmigo o habría acabado contando el chisme porque sí.

Tras una hora de haber corrido, me senté en una banca y bebí un poco de mi agua. Tenía la garganta seca por tal ejercicio intenso. Sentí que alguien ocupaba un espacio en la banca, hice el ademán de girar el rostro y encontrarme con Mark, quien parecía distraído escuchando música por sus audífonos y repiqueteando los dedos sobre su regazo.

—¿Mark? —toqué leve su hombro, haciendo que notara mi presencia.

—¿Eh?... —giró el rostro con la nariz arrugada, me miró como si yo fuera la responsable de sus problemas —. Oh, ¿Bella? ¡qué alegría encontrarte por aquí!

—Lo mismo digo —sonreí nerviosa.

Dejó sus audífonos colgando de sus hombros y me dedicó una sonrisa significativa.

—¿Sales a correr muy a menudo por éste parque poco transitado?

—De vez en cuando, sí. ¿Y tú?

—Pues... verás —enrojeció un poco —. Mi hermano mayor está obsesionado por el ejercicio y me ha obligado a practicarlo.

—¿Así? —no pude contener la risa —. En parte tiene razón, es sano para la salud.

—Estás empezando a hablar como él —puso una mueca muy linda —. A quién le importa todo eso de hacer deporte. Solo porque practica atletismo y ya se cree el dios del mundo.

Los tres siguientes minutos no paró de quejarse de su hermano. El mismo que también lo estaba obligando a ponerse a dieta, diciéndole que solo se estaba hinchando de comida basura. Reí por unos minutos muy agradables mientras lo soltaba enfurruñado. Creo que esa fue la primera vez que mantuvimos una conversación bastante larga.

Llegué a casa y me metí a toda prisa al cuarto de baño, me dí una ducha bastante larga y salí con una toalla envuelta en mi cuerpo, otra en mi cabello. Me puse una blusa cualquiera y unos jeans cortos, unas zapatillas e hice unas ondas en mi cabello.

Bajé a la cocina y me encontré a Will poniendo la mesa, decidí ayudarle y nos centramos los tres al cabo de un rato.

—¿Vas a salir? —indagó mi madre como una ceja encarnada, al ver mi conjunto.

Negué con la cabeza y me centré en mi plato. Mi madre se levantó de la mesa, cuando volvió regresó con una cajita rosa pequeña envuelta por un lazo.

—¡Feliz cumpleaños! —dijeron a la vez, sonriendo —. Es de parte de los dos —mamá depositó la cajita sobre la mesa esperando a que la abriera.

Estaba perpleja, ni siquiera me había acordado de que hoy era mi cumpleaños. Miré sus caras ilusionadas y tomé la cajita entre mis manos, le quité el lazo y luego la tapa.

—¿Unas llaves? —los miré con el ceño fruncido.

—Las llaves de tu nuevo coche —añadió Will por mamá con una sonrisa de oreja a oreja.

No puede ser, me quedé con la boca abierta. Miré la llave. Los miré. Me tapé la boca con las manos y dejé escapar un grito ahogado.

—¡NO PUEDO CREERLO! —chillé aún más.

—PUES CRÉETELO —correspondió mamá al chillido y me abrazó, Will se unió segundos después.

—Muchas gracias. Es el mejor regalo que pude recibir.

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⏰ Última actualización: Sep 12 ⏰

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