C I N C O

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<<Un encuentro que sin querer avivó nuestros corazones, no lo pensamos con claridad, simplemente... sucedió.>>

Bella

Me senté en el tocador blanco que tenía a un lado de la habitación y me miré al espejo. Hacia ya mucho que no me paraba en frente de uno. Contemplé mi rostro, ahora había una gran diferencia, ya no tenía ligeras ojeras, ni tenía un cuerpo en pésimas condiciones.

Recuerdos de aquellos días nunca se olvidan, tal vez fueron años pero para mí se sintieron eternos.

Tener que presenciar el suicidio de tu padre es algo traumatizante, no encuentro las palabras adecuadas para describirlo. Los llantos de mamá resonaban por toda la habitación, la cual fué testigo de su partida.

Tras ese acontecimiento desastroso, llegaron las miradas de lástima, las palabras hirientes, la perdida de amigos.

Lloraba por las noches al recordar a papá, pidiéndome disculpas luego de apretar el gatillo. Tenía ataques de ansiedad, me entraba el pánico al no poder tenerlo cerca, desearía haberlo salvado, tal vez no estaría muerto.

¿Fué mi culpa? —dije con lágrimas en los ojos —. Yo podría haberlo salvado.

No, tu padre... —habló después de una larga pausa —. Ni siquiera sé porqué lo hizo, pero tú no tienes la culpa ¿Vale? —me besó en la coronilla.

Síndrome del niño abandonado, me lo diagnosticaron tiempo después de que papá murió. Tras eso me volví algo cerrada de lo normal, ni siquiera me preocupaba por comer, al igual que mi aspecto. Tal vez todo lo que soy ahora se lo debo a mi esfuerzo, el empeño de seguir luchando y no rendirme.

Mamá insistió en preparar un gran banquete, me rehusé y opté por algo íntimo. Lo peor fué que Ava también estuvo de acuerdo, siempre tan alocada, gracias al esfuerzo de will y yo pudimos parar a esas locas.

El sonido del timbre hizo que dejase de estar tan absorta en mis pensamientos, me apliqué algo ligero y peiné mi cabello con mis dedos. Bajé a toda prisa en dirección a la puerta principal y la abrí.

¿Cómo?

Frente a mis ojos estaba nada más y nada menos que Jaden, el odioso hermano de Ava. Rodé los ojos, lo ignoré y abracé a Ava, por el rabillo del ojo ví como jaden hacía un esfuerzo para no rodar los ojos, era obvio que no nos soportábamos.

—¿Por qué? —estampé mis labios a su oído, ésta es la mayor tragedia que me ha pasado en la vida.

Me aparté de ella, simplemente me lanzó una sonrisa traviesa.

—Solo disfruta, chica —habló bajo, con la intención de que solo la escuchara yo.

Pasó justo a mi lado, antes de que se adentrara por completo, me adelanté a decir.

—¡Vaya amiga! —gruní

Escuché una risa por su parte, a lo que yo también hice lo mismo.

Vaya manía que me líe con su hermano

Entré a casa y cerré la puerta detrás de mí, ignorando por completo la existencia de jaden, era obvio que tenía pensado cabrearlo un poco.

Mi tentación Donde viven las historias. Descúbrelo ahora