01 | Peticiones

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Los rayos del sol inundaban todo el castillo de Pentos. Alyssa Targaryen, la segunda hija de Daemon y Laena, se encontraba jugando con sus dos hermanas, Rhaena y Baela. Las niñas jugaban a simular a tener dragones.
Mientras que las pequeñas Baela y Alyssa se peleaban para ver quien tenía el dragón más grande, Rhaena era la única separación persistente de estas dos.

— Mi dragón sera el más grande que tú jamas verás!
Gritaba Baela.

— Heredare el dragón de mamá. Vhagar es gigante.

— En ese caso yo me quedaré con Vermithor, es mucho más lindo que Vhagar!

Pasos cercanos se escuchaban yendo a la puerta de la habitación de juegos. La madre de las tres pequeñas se asomo a la ver que eran todos esos gritos.

— ¿Entonces Vermithor es mucho más lindo que Vhagar?

Dijo esta posicionándose detrás de Alyssa, quien se giró sorprendida ante la pregunta de su madre.

— Eso es mentira mamá! Baela me obligó a decirlo!
entre gritos decía la niña.

— No mientas Alyssa. Sabes que esta mal mentir.
Su madre la regañaba con tono sereno.

— Ahora es la hora de la comida, y tenemos un invitado, así que vayan a cambiarse, pónganse un vestido.

Las tres niñas salieron corriendo de la habitación como perros hambrientos. Cada una se desplazó hasta sus aposentos. Luego de cambiarse con ayuda, toda la familia se encontraba en el patio, comiendo mientras los padres de las tres hablaban cosas poco interesantes para ellas.

Lo único importante que las niñas oyeron fue:

— Un brindis por Aegon el conquistador, vuestro célebre antepasado, quien se unió a nuestra causa contra Volantis en el Siglo sangriento... Bla, bla, bla.

a partir de eso los oídos de ellas se cerraron, cuando el hombre dejo de hablar hicieron un brindis.

los oidos de Rhaena y Baela se unieron a la conversación.

— Si pretendéis deposaros con una de nuestras hijas, pondríais haberos ahorrado la lección de historia.

— ¿Qué?
Dijo la mayor con disgusto. Su hermana menor se reía.

Mientras tanto, Alyssa tenía la cabeza en otro lado, estaba pensando en como escaparse de su casa. No por que no le gustara, o la traten mal, ni siquiera por sus hermanas. Solo por el simple hecho de aburrimiento, Alyssa pensaba que pasaban mucho tiempo encerradas en el castillo, mientras sus padres tenían el privilegio de poder salir a andar en dragón cuando quisieran.

Alyssa era considerada perfecta entre sus hermanas y familiares. Era alta, con el pelo ondulado y blanco digno de un Targaryen, ojos color azul calido, y piel palida como su padre, pero con los cálidos rasgos de su madre. Su único defecto era: su obsesión por los Dragones.
Pasaba todo el día leyendo sobre estos, como, datos interesantes que quizás le servirían en un futuro, o como tranquilizar a un dragón, pensaba que cuando tenga su propio dragon le servirán. Sus hermanas aveces la consideraban aburrida. Ella, si trataba y jugaba con Rhaena y Baela, pero si le daban la opción de que hacer durante el día elegía leer.

La noche cayó en Pentos. Las noches de verano eran agradables, eran frescas, pero cálidas. Alyssa se encontraba en sus aposentos, mirando en su pequeño balcón, con su vestimenta de dormir, como la noche se apoderaba de el cielo. La luna brillante, las estrellas que adoraban el negro cielo, y como todo a su alrededor se iba oscureciendo, pero lo que más le gustaba, eran los cantos de los dragones. Le ayudaban a dormir, la chica no se dormía fácil, le costaba. Pero los cantos ayudaban a conciliar el sueño, eran como un beso en la frente antes de irte a dormir.

Rato después de dormirse, se volvió a despertar. Era un infierno, de repente el calor se apoderaba de su cuerpo. Salió una vez más a el balcón. La noche había llegado por completo. Era de madrugada y la niña llevaba unos cuantos minutos con el viento en la cara. Era notorio como la temperatura bajaba, bajaba poco, pero era suficiente para que en unos cuantos minutos afuera sin abrigo, dieran frío a la princesa.

Agarro una vestimenta de su tío, Viserys, la cual ella usaba cuando tenía frío. Como adoraba a su tío. Minutos después reposada en las varas, pensó en aquel familiar que tanto extrañaba, quería verlo, hace mucho no lo veía. De repente una idea alumbro en su cabeza. ¡Eso! Esa era su escapatoria! ir con su tío Viserys. Alyssa era consciente de que su padre y su tío no tenían la mejor relación, sin embargo, su padre nunca se podrá negar a enviarla con su tío. Era un "problema" menos. Alyssa también sabía que tanto como su padre como su madre, la amaban, al igual que a sus hermanas. Pero que quizás les vendría bien unas vacaciones, al menos de una hija.

Un día nuevo llego, la pequeña princesa Targaryen, se paso unas cuantas horas planificando como convencer a sus padres. Rhaena y Baela también tenían un gran afecto por su tío Viserys, pero no tanto como ella. Las hermanas fácilmente le pondrían una excusa para no ir, Alyssa tacho un problema de su lista.

Era el desayuno, Alyssa ya sabía lo que iba a decir, por suerte sus hermanas no habían bajado.

— Padre. Madre. Ustedes saben que yo amo a mi tío Viserys. ¿Verdad?
Ambos asintieron.

— Tengo una petición para ustedes. El tío Viserys ya esta grande. Y por eso me gustaría poder pasar más tiempo con el. Ademas de que hace mucho no lo veo. Entonces lo que pido, es que.. Es, saber si ustedes me dejarían que me quede un tiempo con Viserys.
Antes de que Laena pueda hablar, Daemon la interrumpió.

— Y dime, ¿nosotros que ganaríamos en ese caso?
Preguntó su padre con una sonrisa despreocupada.

— ¿No tener que estar pendiente de una hija?
Respondío con las cejas altas.
Su padre río.

— Evaluaremos esta petición más tarde con tu madre. En la cena recibirás respuestas.

Feliz por los resultados, Alyssa se sentó en su silla con una sonrisa de felicidad mientras comía su desayuno. Las hermanas gemelas de la niña bajaron minutos luego.

𝐺𝑟𝑎𝑏 𝐻𝑎𝑛𝑑𝑠 | ˡᵘᶜᵉʳʸˢ ᵛᵉˡᵃʳʸᵒⁿ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora