11| Sentimientos extraños

319 33 1
                                        

La noche finalmente abarcó todo Dragonstone.
Alyssa estaba en su cuarto. Ya había pasado una hora desde que Daemon le contó lo sucedido entre Aemond y Lucerys.

Seguia triste, casi deprimida.

"¿Que pasa si no encuentro a Luke?"
"Lo único que pido es encontrarlo vivo."
"Por favor Desconocido. No hoy."

El ultimo pensamiento llenaba de angustia y tristeza a la joven.
Desde que es pequeña tiene una gran preocupación por su ahora prometido.
No estaba segura de que era lo que iba a hacer. Puesto que podía ser precipitado, pero Alyssa no iba a permitir que Lucerys este pudriéndose ahí afuera.
O su cadaver...

Luego de mentalizarse unos minutos mientras daba pasos silenciosos por el corredor, se dio cuenta de que el era su razón de ser, solo el podría convencerla de ser tan precipitada y estúpida con sus decisiones. Ambos estaban de acuerdo con su protección mutua.

Estaba decidida.
Sin mas obstáculos, Alyssa salió de el castillo. Estaba nerviosa por lo que se podría encontrar en la noche, pero poco le importaba.

Ya fuera de el gran castillo, buscó a Vhandellio.
Por cosas inexplicables, Vhandellio estaba durmiendo fuera de Pozodragon.
Alyssa se sorprendió, es como si el dragón la estuviera esperando para surcar el aire.
La platinada antes de dejar la poca luz que quedaba a su al rededor, miro hacia los lados, no quería que nadie se enterara de que ella estaba saliendo a hurtadillas de el castillo. Ya confirmado que no haya nadie viéndola, subio a lomos de el dragon y tomo rumbo hacia bastion de tormentas.

En ese momento Alyssa estaba preocupada, ¿Donde estará Lucerys? Ella le rezaba a los siete para que el este vivo.

Luego de estar volando unos breves minutos, ya lejos de Dragonstone, empezó a mirar hacia sus lados, no veía nada, estaba oscuro, ya que la madrugada había llegado.

El áspero viento le corría en su cara. Eso la ayudaba a tranquilizarse.
Al lado de donde Alyssa posaba sus piernas, dos golpes fueron tocados.
El dragón giro un poco la cabeza para poder verla.

— Baja un poco más. Acércate a el mar.
Este rugió mientras ponía la cabeza derecha otra vez.

Ya mas cerca de el mar. El frío estaba presente. No había rastro de nada, ni sangre, ni carne ni ropa. Nada.
Alyssa se estaba preocupando una vez más.
¿Que le habría pasado a Luke?
Quizás lo habían secuestrado. Quizás lo podrían estar torturando para sacarle información. O tal vez, Luke estaba muerto. Y ella no había sido lo suficientemente rápida para impedirlo. Una vez más, las lagrimas y desesperación estaban en el día de la Targaryen.

— Antiguos y Nuevos Dioses, Sea quien sea que me esté escuchando. Por favor, les ruego para que me ayuden a que Lucerys Velaryon este vivo. Luna. Por favor, solo ayúdame a encontrarlo.

Algo que ella no sabía, era que: Como la Luna te da, te quita. Y siempre es algo valioso. Si a una persona le recayó sus ayudas. A otra persona le recaerá sus deudas. En futuro o presente, siempre se pagara la deuda de la Luna.

...

Unas dos horas habían pasado desde el comienzo de la búsqueda, y Bastion de Tormentas ya era visible. 
Ella estaba medio dormida, no sabía que hacer, había buscado en el mar, y en el cielo. Pero nada había aparecido.

Vhandellio estaba cansado, pero no iba a irse si su jinete no estaba bien o contenta con el resultado.

El castillo de las Tormentas estaba haciéndose más y más grande.
Era la única oportunidad que le quedaba.

Ante las puertas de el castillo aterrizó. Los guardias estaban en frente. El cielo seguía oscuro, pero ya no estaba tan oscuro como antes. De un negro paso a un azul, y las estrellas volvían a ser un poquito más visibles otra vez.

Insegura, y con un presentimiento extraño, se bajo de su dragón. El, estaba extraño, parecía violento con quien intentaba tocarlo de los guardias. Algo definitivamente no iba a terminar bien. Puesto que los Dragones eran muy inteligentes, y eso se sabía. Alyssa solo lo tomó como una advertencia. Cualquier cosa, Vhandellio estaba ahí para protegerla, y nunca dejaría que nada le pasara.
¿Verdad?

Un guardia le abrió caballerosamente la puerta.
Mientras otros cuatro la escoltaban. Recorría la entrada sin dar mucho interés a sus alrededores.
Con la vista bien alta, vío que había llegado a su destino, el salon de Bastion de Tormentas. Ahora solo quedaba preguntar. Y más vale que tuvieran respuestas.

No creo que hayan visto arder a su propio castillo, y dudo de que quieran hacerlo.

Las luces se volvieron mas intensas. Por fin el Señor de todo esto se sentó en su trono.
En su trono estaba especialmente oscuro, no se alcanzaba a ver bien la figura de aquel hombre.
Pero su voz siempre se puede identificar.

— Buenas noches Señor de Bastion de Tormentas. Soy Alyssanne Targaryen, Futura esposa de Lucerys Velaryon. El futuro y proximo Señor de las Mareas y heredero de Driftmark.

— Y cómo podrá saber, vine a aquí para preguntarle si sabe que dirección tomo mi prometido, ya que aquí fue avistado la ultima vez.

La persona se levantó. Dejando ver un parche, y el pelo lacio y muy rubio. Aemond Targaryen.

— Alyssa, Alyssa. Sobrina querida, buenas noches para ti también. No hacía falta tal descripción, se bien quien eres.
¿Así que has venido hasta aquí para saber donde esta tu prometido?
Me sorprende, de verdad. Las cosas que el amor puede hacer.

Alyssa se sorprendió. Pues no esperaba encontrarse a su tío.

— ¿Aemond? ¿Donde esta el señor de Bastion de Tormentas?
Dijo ella aterrada dando pasos leves hacia atrás. ¿Donde se había metido?

— Eso, no es de tu incumbencia. Guardias, no dejen que se vaya.
Los guardias la agarraron de los brazos impidiendo su escape.
Aemond se acercó a la joven, para luego agarrarle la mandíbula, muy gentilmente.

— Esta claro que no has leído la carta que te deje.
Dijo mirándola fijamente. Ninguno sacaba la mirada.

— ¿Que carta?

— La carta que estaba en los bolsillos de tu dragón. Te dije específicamente que la leas cuando llegues. No me has hecho caso.
Luego le soltó la mandíbula. Pero no rompió la distancia que los separaba.

— Siempre me dio pena el que no te hayan comprometido conmigo, Alyssa. Pero son cosas que pasan, querida sobrina. Conmigo no estarías preocupada, por absolutamente nada.

Alyssa se quedo perpleja, no podía hacer nada. Y no sabía donde la iban a llevar. O que iba a hacer Aemond con ella.

— Llévenla a Vhagar. Súbanla ahí, y no dejen que se vaya. Droguen y encadenen a su dragón, así no se supone un problema el que nos acompañe.

𝐺𝑟𝑎𝑏 𝐻𝑎𝑛𝑑𝑠 | ˡᵘᶜᵉʳʸˢ ᵛᵉˡᵃʳʸᵒⁿ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora