35. La verdad es dolorosa (Parte 3)

49 6 11
                                    

Mirabas a los ojos a tu padre sin poder creer lo que acababa de decir.

Tú: ¿Yo... morí dos veces?

Owen: Era imposible que sobrevivieras... pero estás aquí, conmigo... no me importa, nada de eso importa, mi niña está viva...

Tu padre te abrazó con una intensidad abrumadora, combinando un dolor profundo con una ternura indescriptible. Sus sollozos entrecortaban su respiración, y el abrazo, apretado y desesperado, reflejaba el temor de perderte nuevamente. Las lágrimas que caían de sus ojos empapaban tu hombro, mientras el calor de su cuerpo transmitía una mezcla de angustia y amor que te reconfortaba.

Tenías demasiadas dudas, pero había un tema más importante por tratar.

Tú: Recordando lo dicho por el ente con tu rostro. Papá, ¿de qué niñas estaba hablando esa cosa con mi cara?

El científico se apartó lentamente, bajando la cabeza para evitar tu mirada, luchando por encontrar las palabras.

Owen: Son... dos pequeñas que fueron creadas y entrenadas aquí. Una de ellas es... tu hermana... —Su voz volvió a quebrarse.

Tú: ¡¿Frida está aquí?! ¡Eso significa que Anya también lo está! ¡¿Por qué esos engendros se las llevaron?! ¡¿Qué ibas a hacerles?!

Owen: Realmente le pusiste Frida... el nombre que habías elegido para ella cuando mamá estaba embarazada... —Secándose las lágrimas. Te juro por el infinito amor que siento por tu madre que no lo hago porque quiera, estoy bajo amenaza... Es complicado de explicar, pero estoy casi seguro que aún tienes las cartas que te escribí en caso de que a tu madre y a mí nos pasara algo. Ahí detallé todo lo que pude e incluso puse algunas fotografías.

Tú: ¿Cartas? Espera... cuando estaba limpiando el desván luego del cumpleaños de Frida, encontré un sobre con cartas muy viejas, pero no logré leerlas porque al ver la caligrafía y las fotos me desmayé... Por eso me eran tan familiares... ¿Tú las escribiste?

Owen: Oh, mi niña, toma asiento. Realmente no recuerdas nada... Déjame contarte todo desde un principio.

***

Todos los entes habían huido por las alcantarillas. Se convertían en un líquido negro y desaparecían con extrema facilidad. Era imposible capturar uno.

Loid, Yuri y una treintena de policías iban caminando sigilosamente por las alcantarillas, con linternas y armas en mano, listos para disparar ante cualquier amenaza.

Yuri: —Mirando de reojo al rubio—. Y bien, "Loidchi", supongo que ahora sí vas a dejar a mi hermana, ¿verdad?

Loid: ¿Qué te hace pensar eso?

Yuri: No te hagas el tonto. Un espía y una asesina no pueden estar casados.

Loid: ¿Por qué no? Franky y ____ lo están y son muy felices.

Yuri: ¡No digas tonterías! ¡Deja en paz a mi hermana! ¡Divórciate de ella! ¡De todos modos vas a estar muchos años en prisión por ser parte de Wise!

Loid: Como organización no gubernamental, Garden es responsable de infinidad de crímenes atroces cometidos en la clandestinidad, delitos que no solo merecen cadena perpetua, sino que también cuestionan la integridad de nuestra sociedad. Entonces, ¿vas a incriminar a Yor también? ¿O aplicarán la típica indulgencia que el SSS reserva para sus familiares?

Yuri: Cállate, Forger. Yor jamás lo haría por elección... La conozco mejor que nadie. Si participó en algo así, debió ser para protegerme cuando éramos niños y seguramente no pudo salir de ese mundo una vez que entró.

© Conociéndote [Franky Franklin y tú] || Spy X FamilyDonde viven las historias. Descúbrelo ahora