¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
"Ansiedad"
Después de tanto ya habíamos llegado después del largo viaje. Samantha no había cruzado palabra conmigo, todo el regreso estuve con Victoria o Juan, al intentar acercarme ella sólo se alejaba, y me hacía sentir fatal. Seguía dolida y mi corazón se sentía en una estabilidad muy frágil...
Escuchaba una voz a lo lejano, mi mirada estaba fija en mi libreta de canciones... Una mano tocó mi hombro moviéndome con un poco de brusquedad, reaccioné y al voltear noté que era Victoria.
— Lo siento, ¿estás bien?, te llamé varias veces y no reaccionabas, estás como... perdida... — Relató extrañada tomando asiento por un lado de mí en el sofá de la biblioteca.
— Sí... Sólo pensaba.
— ¿Y qué es eso en lo que piensas para que te tenga así de perdida? — Preguntó para entrelazar nuestras manos.
— Sólo pienso en mi vida estos últimos meses... — Solté una pequeña risa nasal mirando hacia el suelo. Me miraba con preocupación. — El cambio tan repentino. Si te soy sincera... No soy feliz... — Afirmé alzando mis hombros restándole importancia. Mis ojos se cristalizaron rápidamente.
— Pero, ¿por qué dices que no eres feliz, my star...? — Preguntó.
— Porque... ¿cómo puedo ser feliz si ahora todos los días lloro...? — Mi voz se quebrantó. — Me permito lastimarme y que me lastimen, en Hawaii vivía encerrada en la mansión, un maldito estúpido abusó de mí y siento que ya no puedo seguir adelante... — La libreta cayó de mis piernas al soltarla para retirar las lágrimas de mis mejillas...
— ¿Te puedo hacer una pregunta y me contestas con sinceridad...? — Susurró ella abrazándome.
— Sí... — La voltee a ver.
— ¿No crees que todo lo que te pasa se fue para abajo desde que la conociste a ella? — Preguntó. Sabía que se refería a Samantha...
— Pero, ella no me puede hacer tanto daño... — Victoria acarició mi cabello con gentileza. — Yo la amo... Pero ella no a mí... — Comencé a llorar aún más y ella recargó mi cabeza en su pecho dándome calma. — Ya no sé qué hacer para que ella pueda enamorarse de mí... Y es tan doloroso.
[...]
Victoria me abrazó con fuerza y dejó un beso sobre mi frente. Ya había logrado regular mi respiración, mi corazón ya no estaba acelerado y había parado de llorar, ella al notarlo se separó de mí para que la mirara a los ojos.