CAPITULO X

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"El dolor no me asusta; lo que me asusta es la falta de voluntad para enfrentar el dolor."

— Paulo Coelho

RECUERDOS

ELYSIA

—Nevian...Nevian—menciono con la voz rota y apenas audible.

Estoy un paisaje desolado y sombrío. El cielo está teñido de un rojo carmesí, como si estuviera sangrando. La tierra bajo mis pies es oscura, casi negra, y parece absorber la poca luz que queda. Árboles muertos y retorcidos se alzan como sombras siniestras a mi alrededor, sus ramas desnudas extendiéndose hacia el cielo como garras esqueléticas. El aire es espeso y pesado, cargado de una sensación de desesperanza. Camino lentamente, siento un frío que cala hasta mis huesos. A lo lejos, escucho murmullos y lamentos, como si el mismo viento estuviera llorando.

De repente, una figura aparece entre las sombras. Es alta y esbelta, envuelta en una capa oscura que parece fundirse con la noche. La figura levanta la cabeza, y reconocí los ojos azules y penetrantes de Nevian. Pero algo en su mirada es diferente. Trato de caminar hacia él.

—Nevian—, susurro, mi voz resuena en el silencio opresivo. —¿Qué ha pasado aquí? ¿Qué es este lugar? —. Él da un paso adelante. Su ropa está teñida de sangre.

—Esto te pertenece. —dice, y cae en una rodilla, en forma de reverencia.

—Nevian...—Doy un paso, trato de tomar su rostro, pero tiemblo y me doy cuenta que mis manos gotean carmesí.

—Está bien, Elysia. Es tu destino.

—No...No... ¡Nevian!... —grito lo más fuerte que puedo.

Abro los ojos de manera repentina, observo la carpa, pero no hay nadie. Fue un sueño, pero diferente a todos los otros que he tenido.

«¿Qué significa eso?»

La noche está cubriendo el campamento, probablemente descansé todo el día, pero me sorprende que no haya nadie en la carpa. ¿Y los chicos? Me levanto de la cama, pero siento mi cuerpo realmente débil. ¿Qué pasó anoche? Me duele la cabeza al momento que trato de recordar, fuimos a buscar leña y otras cosas, pero no recuerdo más. Mi cerebro palpita al intentar recordar. Sujeto mi cabello en un moño alto. Salgo de la carpa, me dirijo hacia la carpa de Nevian.

—Disculpe, pero Nevian... —menciona un sanador. Pero no lo dejo que termine. Y entro a su tienda.

—¿Qué me está pasando? —. exijo, un dolor punzante en las sienes me hace llevar mis manos a ambos lados de la cabeza.

Me toma del brazo con delicadeza, me y ayuda a sentarme en el borde de la cama, mis manos temblorosas se aferran a la manta.

Dobla sus rodillas hasta quedar a mi altura

—No puedo decírtelo, disculpa—. menciona seguro.

—¡¿Tú sabes algo de lo que me está pasando?! ¡¿Qué pasó anoche?!— mi mirada se posa en él. Es difícil no perderse en el azul celestial de sus ojos.

—Tienes que descubrirlo por ti misma, Elysia.

—Cómo quieres que lo descubra sí no eres capaz de decirme— suplico, porque realmente no entiendo y el dolor de cabeza aumenta, estremeciendo mi cuerpo.

—¿Estás bien? — cuestiona preocupado, intenta tomarme el rostro. Pero le aparto con molestia.

—¡No! ¡No estoy bien! ¡No recuerdo nada de anoche! ¡Además la cabeza no deja de dolerme cuando trato de recordar! —digo con amargura.

EL DESPERTAR © [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora