CAPITULO XIV

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CRISIS

NEVIAN

-Te envié a protegerla...- Sangre corre por mi nariz, y mi corazón parece que va a explotar. -Cumple con la promesa

-Sí, señor-. Limpio mi nariz.

El estruendo de un trueno en la lejanía.

«Elysia.»

-Está en peligro, ve-. Sin responder a esa orden, salgo corriendo al bosque.

Cierro los ojos, para conectarme con su energía, pero ya es débil porque no la puedo sentir. Me concentro un poco más, pero el sonido de unas ramas, llaman mi atención. Camino en esa dirección, y es ella...

Elysia.

Está algo herida, pero eso no es lo que llama mi atención, es su apariencia.

Su cabello antes castaño, ahora tiene mechones platinados que parecen brillar.

Su sola presencia me obliga a doblegarme ante ella.

Sin duda a pesar de mostrar una pequeña parte de su poder, es impresionante. Pero me preocupa, tengo que sacarla de aquí, porque esto, solo provocará que ellos quieran venir por ella.

Y no puedo arriesgar al pueblo, ni mucho menos a ella.

-Estás herida, ¿Qué ha pasado? -. Ella solo me observa, y su mirada está perdida. -Elysia, ¿Qué demonios hacías en el bosque? -. Me acerco a ella.

«Oh no, sus ojos»

-Elysia, escúchame-. La tomo del brazo.

Lagrimas llenas de dolor comienzan a brotar de sus ojos. No sé lo que le haya provocado esta crisis, pero tengo que ayudarla.

Todo a nuestro alrededor comienza a descontrolarse, el viento nos envuelve, la tierra bajo nuestros pies tiembla, una ola de energía sale de ella y me aleja, las hojas y las ramas de los árboles comienzan a rodearla como una barrera que impiden que me acerque.

Necesito que se tranquilice, o destruirá todo.

ELYSIA

-Elysia, escúchame-. Escucho a lo lejos, pero no puedo ver nada.

Los recuerdos llegan como una tormenta imparable, arrasando con mi mente en medio de este caos.

Al principio son fragmentos vagos, pero cada imagen trae consigo una carga de dolor y, extrañamente, de calidez.

Lo primero que veo es el rostro de mi madre. Su abrazo cálido me envuelve, mientras todo a nuestro alrededor arde. El cielo, que antes era un manto de estrellas, se oscurece con la sombra de la guerra.

Gritos...

Explosiones...

En medio de todo, su último susurro.

-Tienes que vivir, Elysia-. Me lo dijo justo antes de desaparecer en una explosión de luz, dejándome sola.

El vacío de su ausencia es insoportable, pero el calor de sus brazos aún persiste, como un recuerdo dulce que me duele mantener.

Luego, todo cambia. Estoy entrenando, más joven, riendo con Hasan mientras cruzamos espadas. Por un momento, la felicidad es pura, los rayos del sol dorado iluminan nuestros rostros.

Pero la risa se quiebra.

Una batalla...

Sangre...

Gritos que llenan el aire, y veo a mis compañeros caer, uno tras otro. El sonido de sus gritos se apaga en mi mente, mientras la visión de sus cuerpos inertes cubre el suelo.

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⏰ Última actualización: Oct 07 ⏰

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