CAPITULO XI

30 7 0
                                    

"El enemigo más peligroso es el que no ves venir."

—Sun Tzu

AMENAZA

La niña tiene un hermano gemelo. Yo tenía un hermano, pero era unos años mayor que yo y murió a manos de un demonio corrupto. Sigo sin entender qué tiene que ver esa niña conmigo.

—Hoy es día de entrenamiento general—, la voz de Lyria me saca de mis pensamientos. —Nos vemos cuando el reloj de arena gire por sí mismo, y marque su segunda vuelta del día.—. Nosotros solo asentimos y Lyria se da la vuelta para entrar a su carpa.

—Vamos a la tienda todos—. Nos indica Nevian.

Pasa a lado mío sin dirigirme la palabra, ni la mirada. Desde hace días Nevian y yo no hemos cruzado palabra alguna, por lo que aún trato de unir esos últimos recuerdos que me mostró, conmigo.

—Antes de ir al entrenamiento, buscaremos provisiones—, hace una pausa. —Calypso y Hasan, buscaran agua, Elysia y Elías, busquen algo para comer—. Organiza Nevian.

—Asterión y Yo, buscaremos leña—. Ordena y asentimos.

Salgo junto a Elias, ambos llevamos uno cestos para ir guardando lo que encontremos. Reconozco que esto es una buena idea, porque tardaremos todo el resto del día en el entrenamiento.

El bosque tiene una leve capa de niebla por la mañana, mientras los primeros rayos del sol atraviesan los árboles.

—Mira un árbol de Corazón de Cristal—, habla Elías. —Vamos—. Corre hacía el, de un salto sube a la primera rama.

—Espera—, Digo mientras llego a colocarme debajo del árbol. —Listo—. Indico.

Elías sacude el árbol e inmediatamente muchas frutas en forma de corazón de color rosado claro, con una superficie translúcida que muestra un núcleo luminoso en su interior empieza a caer dentro del cesto, rápidamente consigo que cada una de ellas caiga dentro del cesto.

—Es suficiente—, le indico a Elías para que se detenga. —¡Canasto lleno!—. él escucha y se deja caer del árbol para llevar el cesto.

—Es impresionante la cantidad que conseguimos—, empezamos a caminar. —espero que encontremos un árbol de Luminaberry, esas me encantan—. Menciona mientras mira a todos lados tratando de encontrar ese árbol.

Caminamos unos metros más, pero sin ver algún árbol de Luminaberry. Es gracioso ver a Elías mirando a todos lados tratando de encontrar ese árbol, como niño pequeño.

—Mira donde pisas, puedes caerte por ir mirando a otro lado—. Le menciono a Elías. Pero me detengo de golpe.

«—¡Con cuidado, Jack! ¡Vas a caerte! —. Le grité a mi hermano pequeño, que estaba trepándose en una rama de árbol.

Jack era un niño muy...juguetón. 

—No pasará nada—, dijo riendo. —Siempre he hecho esto y jamás me he lastimado—. Su cabello ondulado castaño se agitaba en cada salto en la rama.

—Bien, le diré a mamá que...—. Le di la espalda y comencé a caminar alejándome de él.

—¡Aaaaah!—. Un grito de horror de mí hermano me hizo voltearme. Mis ojos casi salen de su cuenca al ver a Nevian que sostenía a Jack en sus brazos.

—Gra...Gracias buen jóven—, mencionó mi hermano, el cual estaba blanco por el susto. —Sí usted no me hubiera atrapado, mis huesos se hubieran roto como una hojita seca—. Sus ojos negros se cristalizaron.

EL DESPERTAR © [EN PAUSA]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora