Unos años más tardes...
Lyssa veía a sus retoños jugar con las espadas en el patio del palacio de Marcaderiva. Aegar y Baeserys habían crecido mucho y ahora estaban aprendiendo el arte de la espada junto a su esposo, Daemon, que les daba indicaciones desde fuera del terreno que habían preparado por los hermanos.
Sus hijas Baela y Rhaena estaban junto a Rhaenys, aprendiendo como ella lo llamaba el arte de la corte. Su tripulación se encontraba allí con ellas. Eyla se había convertido en su sombra mientras que Nysah y Harlik lo eran de sus hijos. Los dos bastardos eran letales si alguien amenazaba a sus hijos. Darron había marchado junto a su padre a una batalla y Alon se había encargado personalmente de abastecer de alimentos a la familia Velaryon, comprobando que no hubiera nada envenenado después de lo que ocurrió con Lyssa.
Ahora, la peliblanca recordaba aquellos momentos. El embarazo de Aegar había transcurrido con normalidad e incluso el parto fue bueno, para sorpresa de todos. Sin embargo, Baeserys había sido un luchador, ya que se había agarrado a la vida tras varios problemas de Lyssa en su embarazo, poco tiempo después de dar a luz a su hermano. Eran unos guerreros desde antes de nacer.
Sus ojos se cruzaron con los de Daemon, que ahora la observaba con expresión divertida y una sonrisa desafiante que a ella la volvía loca. Lyssa le devolvió el gesto, bajando lentamente las escaleras que la llevaba hasta el campo de batalla improvisado de sus hijos. Cuando ambos la vieron, pararon y corrieron a sus brazos. Ella los acogió entre sus brazos.
Lo que había luchado por conseguir, ahora lo tenía. Unos hijos que la amaban y por los que se sentía muy orgullosas. Sus padres, que siempre estaban a su lado. Un marido del que siempre había estado enamorada. Un hermano que se encontraba vivo, viviendo junto a Rhaenyra que era su futura reina. Podía respirar paz.
- Madre, padre dice que seremos unos grandes guerreros Velaryon. – dijo Aegar mientras se apartaba de su falda. Ella sonrió.
- Lo seréis. Pero para ser grandes guerreros, debéis conocer otras artes, como el del engaño. Debéis saber en qué momento debéis atacar y cómo engañar a vuestro oponente. Vuestro padre es experto en eso.
- ¿Queréis decirme algo con eso, esposa? – preguntó Daemon con aquella sonrisa suya, cogiendo una espada que había en aquel lugar. Lyssa colocó a sus hijos a sus espaldas y se acercó lentamente a él, quedando apenas a centímetros de su cuerpo. El peliblanco bajó la cabeza con aquella sonrisa, mientras ella lo observaba y veía sus ojos bailar a lo largo de su rostro.
- Para nada, esposo. Pero jamás debéis subestimar a las mujeres. Y menos a la furia del mar, ¿verdad? – el breve discurso le había permitido sacar una pequeña daga que presionaba sobre el estómago del príncipe canalla. Este simplemente rió y besó a su mujer, mientras esta retiraba la espada.
- Príncipes. – Eyla les hablaba con una sonrisa en su rostro. Ambos se giraron y Lyssa se acercó a su vieja amiga. Esta inclinó la cabeza pero cuando volvió a levantar la cabeza, la sonrisa se marchó de su rostro. – Debéis acompañarme al salón.
- ¿Qué ocurre Eyla? – preguntó Daemon, mientras depositaba una mano en la cintura de su mujer. Lyssa detectó algo sombrío en el tono de su dama de compañía y se le tensaron todos los músculos de su cuerpo.
- Es mejor que Darron es lo cuente.
- ¿Darron? ¿Qué hace aquí? Estaba con mi padre. – preguntó la peliblanca mientras le hacía indicaciones a los hermanos Flores para que se mantuvieran cerca de sus hijos e hijas. Daemon y ella emprendieron el camino hacia el salón.
- Esa fue la última noticia que tuvimos. Vuestra madre ya está allí, pero se ha negado a hablar hasta que estéis vosotros presentes.
Aceleraron el paso y la bastarda abrió las puertas del salón, donde la estampa conmocionó a Lyssa. Su madre estaba de pie al lado de la chimenea, mientras Darron estaba magullado y sangrando por su cabeza, siendo curado por Alon, hasta que Eyla lo sustituyó. Lyssa se acercó a su mentor y giró lentamente su cabeza. El frío le heló la sangre y a la vez la rabia la consumió.
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Agua y fuego.
FanfictionUn mundo de agua que se unirá al fuego de los Targaryen. ¿Podrá el agua apagar el fuego? ¿Será el fuego el que consumirá el agua? ¿O podrán unirse para formar algo sólido?