Capítulo 2.- La boda.

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8 años más tarde...

Asomada a la proa del barco que llevaba un caballito del mar en el frente, el viento movía suavemente el pelo blanquecino de Lyssa Velaryon. La ya mujer de dieciocho años había pasado cerca de ocho años lejos de su casa, de sus seres queridos. Sus padres le habían enviado al mar con apenas diez años, como mandaba la tradición. Aunque su apresurada marcha sabía que había sido propiciada por Daemon Targaryen.

Al principio, el rencor que se había instalado en su pecho no se marchó hasta que se vio agradecida por estar fuera de las tierras de Desembarco del Rey. Por las cartas que recibía de sus padres y sus hermanos, incluso de Rhaenyra, sabía que Viserys había contraído en aquel tiempo nupcias con Alicent, que había tenido dos hijos varones y que su prima había sido nombrada heredera del trono de hierro antes de que todo esto sucediera.

Ella debería haber estado en la jura de lealtad de su padre a Rhaenyra en su momento. Pero una tormenta había impedido que llegara a tiempo. Pensaba que aquello le costaría la cabeza. Sin embargo, recibió varias misivas donde se la eximía de cualquier responsabilidad, ya que nadie controlaba el tiempo que los dioses deparaban. Además, juraría lealtad en cuanto pusiera un pie en el continente.

Esto no tardaría mucho en suceder, puesto que se dirigían a Desembarco, sin pasar por Marcaderiva, para la boda de su hermano Laenor con su prima, Rhaenyra. No sabía que había propiciado aquella boda, pero Lyssa estaba segura de que su hermano no estaba demasiado de acuerdo con ella. Sabía de los gustos por su hermano, aunque los años le hubieran distanciado físicamente, el alma de cada uno de los hermanos Velaryon parecía estar conectada.

Mientras pensaba en todo eso, un hombre se acercó por su lado.

-Princesa.- Darron Blackwood, el individuo que le había enseñado todo lo que sabía sobre el mar y sobre la batalla, se acercó a ella, observando el horizonte.

-Darron.- saludó sin mirarlo.

-¿Preocupada?

-Mentiría si dijera que no. Son muchos años sin ver a mi familia y a todos.- no le preocupaba sus padres o sus hermanos. Incluso tenía ganas de ver a Rhaenyra y a su tío Viserys. Pero no quería ver a Alicent, ni a su padre. Incluso no sabía cómo reaccionaría si Daemon aparecía a la boda.

-Han cambiado muchas cosas. Pero estaréis bien. Nosotros os acompañaremos. Pase lo que pase.- los ánimos de Darron le llegaron al alma, soltando el aire que sus pulmones habían estado manteniendo. Se dio la vuelta mirando a su tripulación.

Darron Blackwood, de la casa Blackwood. Era el segundo hijo del hermano del señor del Lavadero de la Viuda como llamaban a sus tierras. Su madre lo había elegido para que le enseñara lo que sabía, prometiéndole la grandeza que le daría el mar y ser además caballero de la princesa. Él aceptó, pues sabía que en su casa no heredaría gran cosa. Con el tiempo, ambos se hicieron amigos cercanos, aunque él fuera su maestro durante tanto tiempo por su edad y sabiduría.

Nysah y Harlik Flores estaban en cubierta, enseñando a los más jóvenes cómo manejar dos cuchillos a la vez. Dos bastardos procedentes de El Dominio. Ambos jóvenes eran grandes luchadores que ayudaron a Lyssa Velaryon cuando se dirigía de camino a Marcaderiva para emprender su viaje por mar. Eran diestros con las armas pero demasiado impulsivos. Darron los entrenó junto a la princesa, para calmar sus temperamentos.

Alon Pyke se encontraba repartiendo algo de comida entre la tripulación. Otro bastardo de las Islas del Hierro. Por sus venas corría la tradición del mar, al igual que con ella, pero su motivación era salir de las islas para cumplir su sueño: cocinar. Era su única meta. Así que una vez atracaron cerca de las islas, lo acogió entre la tripulación para que cocinara y mantuviera bien nutrida a la gente del mar.

Agua y fuego.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora