.10.

1.6K 199 10
                                    

RIVERLANDS.

La gente aún no se acostumbraba a ver al dragón de la princesa sobrevolar por las tierras, yo por el contrario sonreía cada que escuchaba el rugido de Maeryx.

Era una dragona hermosa, igual que su jinete me atrevería a decir, y también era demasiado mimimada, Aerys decía que era porque Syrax su madre era igual, yo al contrario pensaba que era igual de mimada que la princesa.

La dragona no cazaba por si misma, y muchas veces se negaba a volar en malas condiciones, Aerys la tenía tan mimada que en el cuello de Maeryx colgaba un collar de oro macizo en forma de corazón con su nombre en él.

Aerys no comía cerdo porque le provoca ganas de vomitar, y la princesa se la vivía vestida en las mejores prendas y joyas jamás vistas, además del hecho que estaba acostumbrada a que el mundo se pusiera a sus pies con solo ella abrir la boca.

Y ahora ella estaba ahí, riéndose con mi tía mientras caminaban por los jardines tomadas del brazo.

Alyssane y Aerys habían desarrollado algo a lo que se le podía llamar amistad, lo cual era raro, porque Alyssane jamás había sido una mujer a la que le gustará tener amigas.

Pero desde que la princesa estaba aquí mi tía había sonreído más de lo normal, hablaba más de lo normal, incluso la había visto usar joyas que antes había visto en Aerys.

Padre estaba feliz por eso, decía que Aerys era como el rayo de sol que mi tía necesitaba, y estaba de acuerdo con él, Aerys era el rayo de sol que cualquiera necesitaba.

Negué con la cabeza sonriendo y agarre una de las ovejas y empecé a caminar con ella hacia la pequeña montaña, a medida que nos acercábamos la oveja más se empezaba a alborotar como si supiera su destino.

—Hola, linda Maeryx — hable cuando llegue a la dragona la cual parecía que me miraba con aburrimiento —, traje tu almuerzo.

Y si más deje a la oveja viendo la dragona se acercaba a ella, me aleje para que el fuego no me lastimara y para que pudiera comer tranquila.

Espere un rato hasta que terminará de comer, y sonreí regresando a la Fortaleza encontrándome con mi prometida quien llevaba puesta su capa mientras seguía hablando con mi tía.

—Tratare de arreglar muchas cosas para que puedas ir pronto a Dragonstone, me encantaría tener tu presencia ahí — Aerys tomaba las manos de Aly mientras hablaba —, mi madre estará encantada de conocerte.

—Seria todo un honor para mí, Aerys — mi tía sonrió a la princesa.

—¿Te vas, mi señora? — la chica de cabello plateado volteo asustada mirándome, pero luego sonrió acercándose a mi.

—Tengo asuntos pendientes, mi señor — con sus manos acaricio las mias haciéndome cerrar los ojos ante su tacto —, volveré pronto con Aegon.

Asentí y vi como ella se ponía en puntas para alcanzar mi mejía, sonreí al ver como se le dificultaba alcanzarme y me agache un poco dejando a su alcance mi mejía.

Vi como se marchaba y un pequeño dolor se acentuó en mi pecho sintiendo como su partida me dejaba un vacío, Aerys había pasado casi una luna en Árbol de los cuervos, y ahora que se marchaba iba a extrañar su risa resonando en el comedor, el aroma floral de su cabello, la forma en que sus labios se movían al hablar, sus lindos vestidos llenos de colores, y el dulce sonido de su voz.

Me había acostumbrado tanto a la presencia de la princesa, que dejarla ir me dolía, y esperaba ansioso el día en que por fin fuera mía de una buena vez, así como fuera como Lady Blackwood o como la reina Aerys, la amaría y la protegería hasta la muerte.

Fire and Blood - Benjicot Blackwood.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora