Mateo ajustó nerviosamente la correa de su mochila mientras observaba la imponente fachada del Instituto de Diseño. A sus 18 años, este era un nuevo comienzo, un paso hacia el futuro que siempre había soñado. Respiró hondo y cruzó las puertas principales.
El vestíbulo bullía de actividad, lleno de estudiantes que, como él, parecían una mezcla de entusiasmo y nerviosismo. Mateo consultó su horario y se dirigió a su primera clase, Fundamentos del Diseño.
Al entrar al aula, sus ojos recorrieron las filas de mesas de dibujo. Eligió un asiento cerca del frente y comenzó a sacar sus materiales. Una chica de cabello rizado se sentó a su lado, ofreciéndole una sonrisa amistosa.
"Hola, soy Lucía," se presentó. "¿Primer día?"
Mateo asintió, devolviéndole la sonrisa. "Sí, soy Mateo. Estoy un poco nervioso, la verdad."
"No te preocupes," le aseguró Lucía. "Todos estamos en el mismo barco."
A medida que avanzaba la semana, Mateo se fue sintiendo más cómodo. Las clases eran fascinantes, cada una abriendo un nuevo mundo de posibilidades creativas. Conoció a más compañeros: estaba Ana, siempre con un cuaderno de bocetos en mano; Javier, que tenía un talento natural para el diseño digital; y Sofía, cuyo estilo vanguardista llamaba la atención de todos.
Fue en la clase de Diseño Colaborativo donde conoció a Carlos y Daniel. El profesor los asignó como equipo para el primer proyecto importante del semestre: crear una campaña visual para una startup ficticia.Carlos, de contextura delgada y estatura baja, apenas alcanzaba el 1.65 de altura. Su rostro delicado y sus grandes ojos expresivos delataban su pasión por el anime y el manga. Desde el primer momento, Carlos impresionó a Mateo con su inteligencia aguda y su habilidad para el dibujo. Sus cuadernos estaban llenos de bocetos de personajes de estilo manga, que hacía incluso durante las clases.
A pesar de su apariencia tímida, Carlos resultó ser increíblemente responsable y dedicado. Siempre llegaba puntual a las reuniones, con nuevas ideas y bocetos para el proyecto. Su conocimiento del mundo del anime y su estilo de dibujo único aportaban una perspectiva fresca y original al trabajo del equipo.Daniel, por su parte, complementaba bien a Carlos. Más pragmático en su enfoque, se encargaba de adaptar las ideas creativas de Carlos a un formato más convencional para la campaña.
Mateo se encontró disfrutando la dinámica del equipo. Carlos, con su creatividad desbordante y su ética de trabajo impecable, se convirtió rápidamente en el corazón creativo del proyecto. Siempre tenía una referencia de anime para inspirar algún aspecto del diseño, y su entusiasmo era contagioso.Durante las siguientes semanas, se reunieron regularmente en la biblioteca del campus. Carlos siempre llegaba primero, con su tableta de dibujo y una pila de mangas de referencia. Trabajaba incansablemente, perfeccionando cada detalle del diseño con una precisión que asombraba a Mateo y Daniel.
La noche antes de la presentación final, acordaron reunirse una última vez para ultimar detalles. Mateo llegó a la sala de estudio que habían reservado, esperando ver a Carlos ya instalado con sus materiales de dibujo. Sin embargo, la sala estaba vacía. Daniel llegó poco después.
"¿Carlos no ha llegado?" preguntó Daniel, sorprendido.
Mateo negó con la cabeza. "Es extraño. Él siempre es el primero en llegar."A medida que pasaban los minutos, la ausencia de Carlos se hacía más notoria y preocupante. Llamadas a su celular iban directo al buzón de voz. Mensajes quedaban sin respuesta.
"Esto no es propio de él," murmuró Mateo, la preocupación creciendo en su voz. "Carlos nunca faltaría a una reunión, especialmente la noche antes de la presentación."
Mientras la noche avanzaba y Carlos seguía sin aparecer, Mateo y Daniel intercambiaron miradas de inquietud. ¿Qué le había pasado a su compañero tan dedicado y responsable? ¿Por qué no se presentaba en un momento tan crucial?
Con la presentación programada para la mañana siguiente y su compañero de equipo misteriosamente ausente, Mateo sintió que su emocionante inicio en el mundo del diseño estaba a punto de enfrentar su primer gran desafío.
La desaparición de Carlos, tan fuera de carácter para alguien tan confiable, añadía un elemento de misterio que Mateo no había anticipado en su nueva vida como estudiante de diseño.
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Descubriendo a Kiara
Teen FictionMateo está ilusionado con la hermana gemela de Carlos, amigo del instituto donde estudia, pero hay algo que le está llamando la atención, nunca los ha visto juntos.... ¿Qué está sucediento?