La noche había caído sobre la ciudad, las luces de las calles creando un ambiente íntimo y acogedor. Kiara y Mateo salieron del cine caminando de la mano, sus dedos entrelazados como si temieran soltarse. Se miraban a los ojos cada pocos pasos, intercambiando sonrisas tímidas y llenas de promesa.
Encontraron un pequeño café en una calle lateral, alejado del bullicio del centro comercial. El local era acogedor, con luces tenues y música suave de fondo. Se sentaron en una mesa apartada, cerca de una ventana que daba a la calle tranquila.
Una vez que el camarero les trajo sus bebidas - un cappuccino para Kiara y un té verde para Mateo - se instaló un breve silencio. Kiara tomó un sorbo de su café, reuniendo el valor para comenzar su historia.
"Creo que debo empezar desde el principio," dijo Kiara suavemente, sus ojos encontrándose con los de Mateo. Él asintió, ofreciéndole una sonrisa alentadora.
"Kiara y yo... bueno, yo como Carlos y Kiara, siempre fuimos muy unidos," comenzó. "Desde que éramos muy pequeños, nos gustaba intercambiar ropa. Al principio era solo un juego inocente, nos divertía confundir a nuestros padres."
Mateo escuchaba atentamente, sus ojos nunca dejando los de Kiara.
"A medida que crecimos, el juego se volvió más... complejo," continuó Kiara. "empecé a suplantar a mi hermana para dar exámenes. Kiara no era para nada buena en matemáticas, física, literatura...."
Kiara hizo una pausa, tomando otro sorbo de su café. "Pero la vida de Carlos... mi vida como Carlos, no siempre fue fácil."
Procedió a contarle a Mateo sobre sus años en el colegio de varones. Cómo siempre había sido considerado demasiado delicado, tanto en comportamiento como en apariencia física.
"Mis piernas siempre han sido largas y... bueno, bonitas, supongo," dijo Kiara, un ligero rubor tiñendo sus mejillas. "Y mi cuerpo... nunca ha tenido casi nada de vello. Mi piel es suave, delicada. Hasta el día de hoy, nunca he tenido que afeitarme o depilarme."
Mateo escuchaba con una mezcla de empatía y admiración en su rostro.
"Mi madre me llevó al médico cuando tenía 14 años," continuó Kiara. "El doctor dijo que era solo un retraso en el desarrollo, que con el tiempo aparecerían las características típicas de un adolescente varón. Pero aquí estoy, a los 17, y sigo siendo... así."
Kiara hizo un gesto vago hacia sí misma.
"En el colegio, durante las clases de educación física, los otros chicos siempre me hacían comentarios sobre mis piernas. Al principio eran burlas, pero con el tiempo... se volvieron piropos. Me sentía incómodo, expuesto. Es por eso que empecé a usar ropa holgada, a llevar el pelo largo pero siempre recogido en una coleta, a usar gorras."
Mateo extendió su mano sobre la mesa, tomando la de Kiara en un gesto de apoyo.
"Lo único que me salvaba era mi inteligencia," dijo Kiara con una pequeña sonrisa. "Era bueno en los estudios, y siempre estaba dispuesto a ayudar a mis compañeros. Eso hizo que el acoso no fuera tan malo como podría haber sido."
Kiara hizo una pausa, mirando a Mateo con una mezcla de vulnerabilidad y esperanza en sus ojos. "Esa ha sido mi vida como Carlos hasta ahora. Una constante lucha entre quién soy por dentro y cómo el mundo espera que sea."
Mateo apretó suavemente la mano de Kiara. "Gracias por compartir esto conmigo," dijo con voz suave. "Sé que no debe haber sido fácil."
Kiara sonrió, sintiendo que un peso se levantaba de sus hombros. Por primera vez en su vida, se sentía completamente vista y aceptada.
"Hay mucho más que contarte," dijo Kiara. "Sobre Kiara, sobre cómo empecé a explorar esa parte de mí..."
Mateo asintió, su mirada llena de comprensión y afecto. "Y estoy aquí para escucharlo todo. Tenemos toda la noche, todo el tiempo que necesites."
Y así, en la intimidad de ese pequeño café, Kiara continuó desenrollando el hilo de su vida, sintiendo con cada palabra que compartía que estaba un paso más cerca de ser verdaderamente ella misma.
Kiara miró a Mateo a los ojos, su corazón latiendo con fuerza, y finalmente dijo lo que llevaba semanas reprimiendo.
"Desde que comenzamos a hablar, desde aquella primera conversación telefónica... todo fue yo, haciéndome pasar por Kiara. Mi hermana está en Italia, con mi madre. Ellas se fueron después de la separación de mis padres" explicó, mientras su mente volvía a esos momentos dolorosos.
"Fue duro. Mi madre no podía seguir aquí tras lo que pasó con mi padre. Él nos engañó, y eso la destrozó. Se fue con Kiara, y me quedé solo para terminar mis estudios".Kiara se detuvo un momento, observando la reacción de Mateo. Este lo miraba fijamente, como procesando cada palabra. Sentía la necesidad de seguir explicando, como si al contarlo todo, pudiera aliviar el peso que llevaba sobre sus hombros.
"Mi padre... bueno, vive con otra mujer ahora, en otra ciudad. Apenas hablamos. Solo me envía dinero para que cubra mis gastos, y eso es todo. Ni siquiera hablamos mucho más de una vez por mes. Mientras tanto, mi madre y Kiara siguen adelante con su vida en Italia. Kiara está estudiando diseño, como tú y yo. De hecho, parece estar bastante feliz allá. Tiene un novio italiano, ¿te lo imaginas? ".
Kiara intentó esbozar una sonrisa, pero se desvaneció rápidamente. La verdad es que creo que no va a regresar. Ni mi madre ni ella tienen intención de volver al país. Es como si ya hubieran construido una nueva vida allá.Mateo seguía escuchando en silencio, asimilando lo que acababa de descubrir.
"La cosa es..." Kiara tragó saliva, sintiendo la garganta seca. "Tengo los documentos de Kiara. Cuando se fue, me dejó su cédula y otras cosas. Y... bueno, ella está obteniendo la nacionalidad italiana por parte de nuestros abuelos. Con eso, ella ya no necesita tanto su identidad de aquí, así que me di cuenta de algo: si quisiera, podría ser Kiara, legalmente. Podría inscribirme en tu instituto como ella y nadie lo cuestionaría. Podríamos estar juntos, siempre cerca".
Mateo parpadeó, sorprendido por la magnitud de lo que Carlos/Kiara estaba sugiriendo.
"Mis vecinos creen que vivo con mi hermana. Siempre han creído eso. Piensan que Kiara viene y va, que estamos juntos en el departamento. Es fácil mantener la apariencia porque nadie se fija demasiado en los detalles. Y... honestamente, desde que mi madre y Kiara se fueron, he estado solo. Este lugar se siente enorme, vacío. Y suplantar a Kiara ha sido, en parte, una manera de lidiar con todo eso. De sentir que no estoy solo".
"Sé que todo esto es mucho" añadió, con un suspiro. "Pero tenía que decírtelo. No podía seguir escondiéndolo. Y la verdad, no sé qué significa esto para nosotros... para lo que sentimos o lo que podría pasar. Solo sé que me siento más libre como Kiara, más yo mismo de lo que nunca me he sentido como Carlos. Y quería que lo supieras antes de que tomes cualquier decisión. "Quiero ser Kiara todo el tiempo, no creo que pueda soportar estar a tu lado en el instituo como Carlos, no quiero que me veas como Carlos. ¿Podriamos decir a todos que Carlos se va a estudiar fuera del país, no?"
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Descubriendo a Kiara
Teen FictionMateo está ilusionado con la hermana gemela de Carlos, amigo del instituto donde estudia, pero hay algo que le está llamando la atención, nunca los ha visto juntos.... ¿Qué está sucediento?