Anticipación y Revelaciones

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Mateo se armó de valor y se acercó a Carlos durante un descanso entre clases. Su corazón latía con fuerza mientras formulaba la pregunta que había estado dando vueltas en su cabeza durante días.

"Oye, Carlos... ¿Tu hermana Kiara tiene novio?"

Carlos levantó una ceja, sorprendido. "¿Kiara? No, no tiene. ¿Por qué lo preguntas? ¿Acaso estás interesado en ella?"

Mateo sintió que sus mejillas se encendían. "Bueno, yo... La verdad es que la pasé muy bien hablando con ella el otro día. Me gustaría conocerla mejor."

Una sonrisa divertida se dibujó en el rostro de Carlos. "Vaya, vaya. Bueno, este fin de semana voy a salir de la ciudad para visitar a mis padres. Kiara se quedará sola en casa." Hizo una pausa y añadió en tono de broma: "Si planeas visitarla, no te sobrepases, ¿eh?"

Mateo asintió, mitad avergonzado, mitad emocionado por la posibilidad.

Esa misma noche, Mateo reunió el coraje para llamar a Kiara. Su corazón dio un vuelco cuando ella contestó al primer tono.

"Sabía que ibas a llamar," dijo Kiara, su voz teñida de una alegría que hizo sonreír a Mateo.

La conversación fluyó con una facilidad sorprendente. Hablaron de cine, descubriendo que compartían un gusto por las películas de ciencia ficción. Discutieron sobre libros, Kiara confesando su amor por las novelas de misterio mientras Mateo defendía apasionadamente la fantasía épica. En música, encontraron un terreno común en el J-pop y las bandas sonoras de anime.

Tras más de una hora de charla, Kiara soltó una risita. "¿Sabes? Me acabo de dar cuenta de que nunca nos hemos visto, ni siquiera en foto."

"Tienes razón," respondió Mateo, sorprendido por este hecho. "¿Qué te parece si intercambiamos fotos?"

Momentos después, Mateo recibió la imagen de Kiara y sintió que su respiración se detenía por un instante. La foto mostraba a una joven que era, sin duda, la versión femenina de Carlos, pero con una belleza que lo dejó sin aliento.

Kiara tenía el mismo cabello largo que su hermano, pero el suyo estaba estilizado en suaves ondas que enmarcaban su rostro delicado. Sus ojos, grandes y expresivos como los de Carlos, brillaban con una luz propia, acentuados por unas pestañas largas y curvadas. Su nariz pequeña y respingona daba paso a unos labios suaves que se curvaban en una sonrisa que era a la vez inocente y pícara, como si guardara un secreto divertido.

Vestía una blusa de color pastel que resaltaba su femineidad, y Mateo no pudo evitar notar la gracia con la que inclinaba ligeramente la cabeza en la foto, proyectando una imagen de dulzura y confianza a la vez.

"Eres... preciosa," murmuró Mateo, antes de poder contenerse.

Kiara rio suavemente. "Gracias. Ahora es tu turno."

Después de intercambiar fotos y algunos cumplidos más, Kiara propuso un plan que hizo que el corazón de Mateo se acelerara.

"¿Qué te parece si nos vemos el sábado? Necesito comprar unos accesorios para un vestido. Podrías acompañarme y luego, no sé, ¿quizás ir al cine y comer algo?"

Mateo aceptó de inmediato, tratando de no sonar demasiado ansioso. Quedaron en que él pasaría a recogerla a su casa por la tarde.

Al colgar, Mateo se quedó mirando el techo de su habitación, una mezcla de emoción y nerviosismo burbujeando en su interior. Solo había tenido una novia antes, una relación que terminó dolorosamente cuando ella lo engañó con un amigo hacía tres años. Desde entonces, se había vuelto tímido con las chicas, pero con Kiara... con Kiara sentía que podía ser él mismo.

Mientras se preparaba para dormir, Mateo no podía dejar de pensar en la sonrisa de Kiara, en su voz, en la facilidad con la que habían conectado. Por primera vez en mucho tiempo, se permitió sentir esperanza. Tal vez, solo tal vez, esto podría ser el comienzo de algo verdaderamente especial.

Descubriendo a KiaraDonde viven las historias. Descúbrelo ahora