{12} El Legado

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Nota: a partir de aquí, la historia seguirá el entorno de la serie clásica. Espero no moleste, pero los personajes serán los mismos, y tendrán la misma apariencia de la película. Ahora sí, gracias por leer.

                             [...]

—Mira Seiya.— Dijo Shiryū mientras señalaba una luz en el cielo.

—¿Ques es eso?— Pregunto el mencionado.— Parece una estrella.

La luz dorada, entró hacia el templo de sagitario. Los dos chicos miraban aquello atónitos, decidieron entrar, pero fueron detenidos por una voz.

—Esperen.

Ambos voltearon ante tal petición, se encontraron con algo que les agrado y libero un poco su preocupación.

—Hyoga.— Shiryū fue hacia donde se encontraban.— Shun, ¿esta bien?

Hyoga asintió, y miro al acompañante que estaba en su espalda.

—Si, espero que solo esté desmayado.

Seiya ajeno a aquello, quería preguntarle algo, pues para venir hasta Sagitario había que pasar por Escorpio.

—Hyoga.— El aludido lo miro.— ¿Pasaste por Escorpio?

El Cisne lo miro confundido, con esa mención que quería hacer, pero, sólo se dedico a mirar a su amigo.

—¿Viste a (T/N)?

La pregunta sorprendió al caballero de bronce, pero suponiendo que eran mejores amigos no le dio mucha importancia. Pero, algo hizo que pensara más en ello, ¿y si no eran solo mejores amigos?

Irremediablemente una emoción parecida a los celos empezó a emerger en si, no sabía cómo reaccionar ante la idea de que ellos sean algo más que amigos.

Miro a su compañero casi con odio, pero supo controlarse y no dejarse llevar por el impulso de querer golpearlo allí mismo.

— Si, estaba inconsciente, pero logro levantarse y seguir peleando con su maestro.

Dicho esto, Cisne se alejo camino a la casa de Sagitario, donde allí les esperaría un par de pruebas para saber si están listos para proteger a Athena.

                             [...]

La chica corría tanto como podía, sus heridas aún recuperándose la estaban matando. A veces se tapaba el abdomen, pensando que así su dolor disminuiría. Paro muchas veces a descansar, su respiración entrecortada delataba su cansancio.

Miro su mano donde salía un chorro de sangre, rompió un trozo de tela de una capa negra que se encontró tirada en una roca. Entonces, hizo un nudo en equis formando así una venda casera.

Cuando por fin lo logro, sintió un cosmos detrás suyo. Este cosmos era diferente, casi como si quisiera matarla ahí mismo. Cuando se dio la vuelta no encontró nada, pero sabía que en cualquier momento tendría que enfrentarlo.

Lo mejor era hacer caso omiso, y con todo lo que pudo se encaminó hacia la Casa de Sagitario.

Sumida en sus pensamientos no oyó los llamados que una chica le hacía, hasta que esta misma tocó su hombro, haciendo que se detendriera.

—Detente.— Ordeno aquella voz femenina, su voz profunda y rasposa la intimidó.

Cerró sus ojos en un intento de no mostrar su nerviosismo.

Cuando dio la vuelta, soltó un suspiro aliviado, sus ojos se abrieron de par en par, y su boca formó una perfecta “o”.

—¿Que...que haces aquí?— Logro formular.

LOS CABALLEROS DEL ZODIACO Y TÚ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora