{5} La Casa de Tauro

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Narra (T/N)

Chicos, los chicos siempre competían por quién era el mejor entre ellos, por eso, prefiero ser mil veces chica que chico.

Hyoga, había llegado ya a la casa de Tauro, mientras que nosotros estábamos por entrar. Cuando entre vi una escena muy graciosa, Saori encima de Seiya, intenté no reírme, pues era un momento serio, pero por dentro estaba riéndome.

Pero el momento gracioso se acabó, pues delante de nosotros teníamos al caballero dorado de Tauro.

—Asi que Mū los dejo pasar.—Pronuncio con arrogancia.

Ese caballero era muy de comer, pues tenía puesto un banquete de comida para unos mil invitados, pero yo solo lo veía a él. ¿Él se va a comer todo eso? No es posible, yo no puedo comer ni un gramo de arroz, porque ya me lleno.

—Oye.—Lo llamo Seiya.— Cuanto lujo, no te importa si nos unimos a la fiesta.

Seiya estaba intentando sacar al caballero de sus casillas, si eso quería yo creo que lo va a lograr.

—Que grosero caballero de bronce.—Respondió Tauro.—¿Sabes que está es la casa de Tauro? Aquí no permito insolentes.—Advierte, ese caballero era muy seguro de si mismo.— Más adelante van a encontrar a más caballeros dorados, es inútil que avancen, pues no ganarán.

Es ridículo, todos somos iguales, la decisión está tomada, yo lo venceré, aunque sea lo último que haga.

—La verdad no te entiendo nada.—Declaro Pegaso.—Solo sé que si un toro come mucho carne, le dolerá luego el estómago.

—Insolente.—Vocifero el dorado.

—Dinos, ¿de que lado estás?—Pregunto Hyoga.—¿Eres amigo o enemigo?

Sin verlo venir, el caballero dorado si un fuerte pisotón a un costado de la mesa, haciendo que las cosas que había allí salieran volando, y con algún poder que desconozco hizo que el tiempo parará, tal y como lo hizo Aioria.

—¿A caso son estúpido?—Exclamo el dorado.

Al pronunciar esto, todas las cosas que antes habían volado, se pusieran en su mismo sitio de antes.

—No los dejaré pasar esta casa.—Declaro Tauro.— Soy Aldebaran de Tauro.—Se presentó, tocándose el pecho con el puño con orgullo.

—¡Seiya!—Le grite cuando vi sus intenciones.

Este volteo a verme con curiosidad.

—Amigo, de este caballero me encargo yo.—Anuncie con seguridad.— Tú estate al lado de Saori.

—Pero...— Quiso protestar, pero lo mate con la mirada, así que se callo, y se fue con los demás.

—¿Que tengo que hacer para que nos dejes pasar?—Esta vez me dirigía al caballero dorado.

—Un golpe, con eso me conformo.—Me contesto.—Pero nunca lograrás tocarme, si lo logras los dejaré pasar.

—No hay problema, yo estoy lista.

—¡Cuanta arrogancia!—Exclamo.—Haber, ¿por qué no inicias entonces.

—Con gusto, ¡voy a derrotarte!— Me puse mi casco, y me lance a atacarlo.

Pero cuando lo iba a atacar, este se movió rápido y me proporciono una patata en el estómago. Al lanzarme hizo que un poco de polvo se levanta se, fue un buen golpe lo admito, me sentía ya adolorida. 

—¿Que sucede caballero?—Pregunto con ego.— Te dije que nuestras habilidades son muy diferentes.

Me estaba levantando, pues su comentario me había dado la fuerza que necesitaba.

—¡Aún no has visto nada!

Con esto me lance a correr por la pared, este es un don que no se si solo yo lo tenga, pero eso ahora no importa, pues gracias a este don podré derrotarlo.

Vi el momento oportuno, y decidí que era el momento de atacarlo.

—¡Rayo de mercurio!

El caballero los esquivo con gran facilidad.

—¡No entiendes insolente!—Se puso el casco, y se quitó la capa roja.

Creo que yo logré sacarlo de sus casillas.

—¡Gran cuerno!— Su puño se dirigía hacia mi, bueno o mejor dicho, sus puños.

No lograba ver por donde venían, intenté esquivar uno pero otro había logrado darme en el brazo, haciendo me chocar contra la pared, haciendo que sus puños me golpearan por todo mi cuerpo.

—¡(T/N)!—Oí que exclamó Seiya.

No sentía mi cuerpo, no tenía que darme por vencida tan fácil. Lo tenía que hacer por Athena.

—Fue ingenuo pensar que ustedes podrían pasar por el Santuario.—Declaro Tauro.— No con ese poder.

Los demás empezaron a rodear a Saori para que no le pasara nada.

—¿Que pasa?—Pregunto el dorado.—¿Perdieron el valor?

Cosmos ven a mi, dame la oportunidad de derrotar a este caballero. Empecé a levantarme con la poca fuerza que me quedaba. Haciendo que todos mirasen hacia mi.

—Tienes un espíritu fuerte, lo reconozco.—Se cruzó de brazos, como si fuera fácil derrotarme.—Ya no puedes caminar con toda esa insolencia.

Tenía que mantenerme en pie, tenía que poner en alto a las mujeres, porque nosotras también podemos contra los caballeros dorados, tenía el poder necesario.

—¡Callate!—Ordene con toda paciencia.— Eres tú el que solo presume ¡abuelo!—Lo siento, pero había acabado con mi paciencia.

Este se enfureció y empezó a brillar como nunca antes había visto.

,—¡No soy abuelo!— Exclamó con furia y lanzó su famoso puño, ya no me contendría más, corrí con gran velocidad hacia su poder, pues ya tenía pensado que hacer. Al chocar descargo una gran energía, creo que era tan poderosa como el Big Bang.

Logré salir ilesa de ese lugar, y decidí atacarlo cara a cara, se que eso era un suicidio, pero valía la pena intentarlo.

Chocamos puños, bueno el choco si puños contra la palma de mi mano, eso hizo que tomara impulso y saltará hasta el techo del templo de Tauro. Haciendo que viera al sol, esto lo aturdió un poco, eso era lo que buscaba.

Baje en el momento perfecto, pues el estaba distraído y con un golpe perfecto y fuerte, pude por fin cortarle su cuerno.

—¡Ya fue suficiente!— Esa voz, era del caballero de Aries.—Pudo cortarte un cuerno, ¿ya comprendiste lo que te dije?

Este se empezó a reír a carcajadas, o es que ya estaba loco o la loca era yo de los golpes que había recibido.

—Si, la verdad no creí que logrará siquiera tocarme.

En este momento ya estaba muy confundida, ¿había luchado por una prueba?

El caballero de Tauro se sentó en el suelo como si nada.

Mientras tanto, Seiya se acercó hacia mí y me dio palmadas en el hombro.

—Lo hiciste muy bien.—Declaro orgulloso.

—Tu ganas Águila.—Deje de prestarle atención a Seiya para concentrarme en el dorado.—Mū me habló sobre ustedes, pero sólo permito el paso a los de espíritu indomable.

—Eso significa...—Empece diciendo.

—Si.—Asintió Tauro.—Dejare que pasen por la casa.

—Tigre, ¿no es así?— Me preguntó.—Tiene un cosmos como nunca había visto. Sin embargo aún debes despertar el séptimo sentido.

—¡Seiya!—Grito Shun, pues al darnos vuelta Saori estaba completamente inconsciente sobre los brazos de Shun.

LOS CABALLEROS DEL ZODIACO Y TÚ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora