{9} El ataúd de hielo

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Narrador Omnisciente

—Soy Shaka de virgo.— Dijo el intruso.— Y no creo que ella sea una impostora.

—¿De que hablas?— Pregunto el ojiverde.

—La Athena que protegen, no creo que sea una impostora. Me lo ha demostrado su amiga.— Dijo mirando a la amazona, que apenas reaccionaba.— Ella demostró que la Athena que ustedes protegen es la verdadera.

—¿Eso significa que nos dejaras pasar?— Interrumpió el caballero de Dragón.

— Así es, pero debo advertirles que los demás caballeros no serán así.— Les dio la espalda.— Ellos no serán tan comprensivos como yo, por ello deberán despertar su séptimo sentido, cosa que ya lo están haciendo.

—¿Nos dejaras pasar la Casa de Virgo?— Pregunto el caballero Pegaso.

— Así es, tienen mi consentimiento para poder pasar.

— Muchas gracias, Shaka.

—Ahora váyanse, no hay tiempo que perder.

Los tres caballeros asintieron, llevándose consigo a su amiga en la espalda de Pegaso, está rechisto por qué la bajará de allí, pero de nada sirvió, pues ahora se encontraba en la espalda de su compañero mientras esté corría.

—La siguiente casa, es la Casa de Libra.— Anuncio Shiryū.

—Se dice que el caballero que la resguarda no se encuentra.— Aporto la amazona.— Se nos hará más fácil pasar por ahí, ya que no tendremos que enfrentar a nadie físicamente.

— A no ser que nos tiendan otra trampa.— Reprocho Seiya.

— Eso no va a pasar.— Despreocupo Andrómeda.— Pero si lo fuera a pasar, uno de nosotros tendría que quedarse a pelear.

—¿Quién de nosotros que quedaría a pelear?— Pregunto la inocente chica.

— Yo, yo seré el que me quedé.— Anuncio Shun.

—¿Que?— Seiya y los demás dejaron de correr.

—Ustedes están deñados por las peleas que tuvieron antes, yo soy el único que no peleó verdaderamente.

A la amazona se le encogió el corazón al escuchar aquellas palabras, e inevitablemente se soltó del agarre de Seiya y rápidamente se acercó hasta el caballero Andrómeda, hizo una nueva en el momento que se dio un golpe con el codo en el abdomen.

—Estoy bien.— Pronunció cuando sintió la mirada de sus amigos.— Shun, tú peleaste igual que todos, no te hagas menos, eres igual de importante que todos nosotros. No pasa nada por tener un corazón tan noble como el que tienes.— Soltó el aire que guardaba sus pulmones, era la primera vez que ella se mostraba vulnerable.— Pelea con el corazón, sin importar que o quien. Tú sabes lo que tienes, sólo tú, nadie más que tú. Por eso eres aquí el que se alguna manera, nos ata con la sensibilidad. Y si alguna vez te atreves a decir que eres inútil, te juro que te lanzó mi rayo de mercurio.

Con lo último dicho, los tres chicos soltaron una carcajada que seguro se escuchó por todo el Santuario. La chica lo que hizo es matarlos con la mirada, para luego soltarse a reír.

—Gracias (T/N).

Sin verlo venir el caballero Andrómeda se acercó hacia la chica y le dio un calido abrazo, al principio la chica no correspondió, pero luego lo abrazo con más fuerza, aguantando las lágrimas.

—No eres inútil.— Repetía la amazona cada que podía.

—No soy inútil.— Respondió el caballero de pelo verde.

LOS CABALLEROS DEL ZODIACO Y TÚ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora