{11} Adiós Maestro

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Narrador Omnisciente

— Maestro, por favor déjeme pasar, no quiero pelear con usted.— Declaro la chica suplicando si derrota.

—No supliques, pelea como una amazona y no claudiques.

La amazona, sabiendo que no iba a poder hacer cambiar de opinión, volvió a su semblante serio y frío. Se puso en posición de defensa y no tembló a la hora de ejecutar su mejor golpe.

— ¡Rayo de mercurio!

De su mano salieron cien rayos y tomaron la dirección hacia el caballero dorado. Quién rió ante tal ataque que para él era una basura.

—¿Eso es todo lo que tienes?— Se burlo cuando estuvo el ataque en su totalidad.

La amazona bajo la cabeza, pensando en todo sus movimientos y soltó una carcajada al darse  cuenta de su error. Miro otra vez a su maestro y lo reto con la mirada.

—Maestro.—Lo llamo (T/N).— Sería un honor para mí morir en sus manos.

Dicho esto concentró su cosmos, sus ojos tomaron ese característico brillo cuando se sentía llena de cosmos.

—Para mi será un honor matarte.— El dorado sonrió, pero está vez con sinceridad.— Discípula.

Milo, lanzó su máximo poder, la  cuarta, quinta y sexta aguja Escarlata. La chica recibió los golpes, grito de dolor y cayó de rodillas. Se lamento por todas las cosas que había hecho, las agujas Escarlatas tenían ese poder, hacer reflexionar a aquel que las reciba.

—Ma-Maestro.—Llamo la chica en pequeños jadeos de dolor.— Gr-Gracias por poder entrenarme, por poder hacerme una caballero para así proteger a la Diosa Athena.

La chica hizo el amago de levantarse otra vez, y se preparó para lanzar otra vez el mismo golpe de antes, sólo que está vez más fuerte y más rápido.

—Ilusa, ese poder ya lo había visto. Un poder no funciona por segunda vez en un caballero dorado.

—No te equivoques, mi cosmos llegará igual de rápido que la luz del sol. Lo hizo en Leo, y ahora lo hará en Escorpio. Cosmos dejaba ir tan rápido como el, una vez más, sólo una.—Declaro la chica.—¡Rayo de mercurio!

Esta vez lo rayos iban más rápido, tan rápido como la luz del sol,  ya no salían cien rayos de su mano, ahora salían mil rayos que no paraban de llegar e atacaban al dorado.

—¿Pero que pasa?¿Por qué los rayos van tan rápido?

Milo fue alcanzado por un rayo, la amazona había concentrado su poder especialmente el ese rayo. Lanzó a su maestro tan lejos pudo, y ahí mismo le lanzó un golpe que lo hizo chocar en el techo.

—Mocosa, ¿como te atreves tocarme? Soy tu maestro, debes respetarme. Por incumplir aquello, mereces un castigo, que será la muerte.

La caballero de Tigre miro decepcionada a su maestro, pero bajo la mirada sabiendo que el dorado decía la verdad, y que la muerte no sería suficiente para tal pecado capital.

—Lo siento Maestro.—Susurro la caballero y bajo la mirada.

—Toma la séptima, octava y novena aguja Escarlata, y muérete de una vez.—Hizo el amago de lanzar su golpe, la amazona esquivo su golpe sorprendiendo a su Maestro y a ella misma.

Lo que no se esperaba es que las agujas la atacarán por la espalda, haciendo chillar del dolor a la femenina, cayó boca abajo y por un momento pensó en cerrar sus ojos.

No, no debo ceder, se lo prometí a Seiya y Shiryū.— Penso la chica, temiendo cerrar los ojos y no despertar.

Flashblack

LOS CABALLEROS DEL ZODIACO Y TÚ Donde viven las historias. Descúbrelo ahora