Ready or Not? | Scream 4

Capítulo 38

Los minutos se parecieron horas cuando finalmente bajaste las escaleras. Cuando llegaste a la puerta principal pintada de blanco, te detuviste rápidamente al ver que estaba entreabierta.

Y entonces el suelo crujió.

"¡Cucú!"

Tu pensamiento se detuvo de repente como un coche que frena de golpe, tu cuerpo se paralizó de miedo. Balbuceaste como idiota, incapaz de hilvanar palabras, mientras tu cabeza oscilaba entre detenerse en seco y ponerse en marcha para martillar como un conejo.

Fue entonces cuando te dirigiste a la puerta, pero con un movimiento sigiloso, un brazo se ató alrededor de tu cuello, tirándote fácilmente hacia atrás y más adentro de la oscuridad en la que estaba sumida la casa.

La silueta que se cernía sobre ti soltó una risa que sonó como la de un muerto resucitando; su voz áspera era la misma cruel que habías oído por teléfono.

"Uf, hola. ¿No te alegras de verme?" No había sinceridad en su pregunta, estaba completamente llena de sarcasmo, como si solo encontrara placer en tu sufrimiento y tu inquietud.

Sacudiste la cabeza, sin confiar en lo temblorosa que podía ser tu voz mientras tratabas de rebelarte contra el poderoso control del asesino, arañando tus uñas desafiladas sobre el cuero que las separaba de su piel para liberarte.

Pero lo único que esa ferocidad te trajo fue una sonrisa salvaje en los labios ocultos detrás de la máscara de fantasma, mientras los sonidos de miedo y los jadeos de angustia finalmente te alcanzaban.

"¿Por qué no simplemente me matas de una vez? ¡Acaba con todo esto!" Quisiste gritar, pero te quedaste como un ratón por el miedo, tu determinación se derritió cuando sentiste que algo afilado acariciaba la tela de tu estómago.

Tu atacante te llevó al comedor y te hizo caer de cara al suelo con un fuerte empujón. Tu barbilla golpeó el suelo con tanta fuerza que te golpeó los dientes, lo que hizo que el mundo se inclinara violentamente sobre su eje.

Cuando el universo finalmente se enderezó, gemiste y te llevaste la mano a la boca, gimoteando cuando la apartaste roja. Tu barbilla sangraba y te habías mordido el interior del labio.

Ghostface gruñó burlonamente ante tu pregunta acusadora. "Vaya, estoy herido. Me estás haciendo sonar como si fuera una especie de..." Lanzó su rostro enmascarado hacia el techo mientras tejía su mano en círculos teatralmente, tratando de ordenar su uso de palabras. "¡Como si fuera una especie de sádico!" Terminó, chasqueando los dedos bajo el impulso antes de llevarse una mano al pecho fingiendo ofensa. "¿Cómo te atreves ? Las palabras matan, ya sabes... "

Ya casi te cansaste de que él tratara tu vida como nada más que su entretenimiento. Una imagen vívida de cómo te destrozaban los sesos entró en tu mente y luego te volviste loca, gritando, agitándote y luchando. Tu pie se enganchó alrededor de su bota de la misma manera que él lo hizo antes y tiraste.

Ghostface, sorprendido, se tambaleó hacia un lado mientras tú te levantabas a toda prisa, preparándote para huir, pero no antes de que te cortara el brazo. El dolor te atravesó la extremidad y se te entumeció por la adrenalina mientras cojeabas hacia la cocina y tomabas un cuchillo del primer cajón que encontrabas mientras tus dedos se tensaban en las articulaciones.

En un borrón, el asesino volvió a pararse sobre ti justo cuando te lanzabas fuera de su alcance, solo para estrellarte contra la isla de la cocina y caer sin gracia al suelo con un grito.

Gritaste y te retorciste debajo de él mientras te sujetaba por los omoplatos y se sentaba a horcajadas sobre ti, y soltó otra risa espeluznante. "¡Eres un encanto! Y no me hagas hablar de esos dulces ruidos que haces."