Ready or Not? | Scream 4

Capítulo 11

El conjunto de pupilas amistosas pero severas que ardían en las tuyas te atraparon para que te quedaras quieta, incapaz de mirar hacia otro lado.

Había algo tan calmante en ellos. No sabías por qué, pero la mirada de Jed se sentía como si te estuviera hipnotizando con la serenidad en ella mientras simultáneamente te hacía sentir como un insecto bajo un microscopio.

"Y luego corrí dentro... Realmente debería haber llamado a la policía", murmuraste en un tono final. Finalmente, pudiste desviar tu visión mientras jugueteabas nerviosamente con los deshilachados de tus jeans.

Jed asintió, mirándote con interés a través de la piel de su chaqueta marrón pegada a su mejilla y nariz teñidas. Era lo suficientemente temprano en la mañana para que estuviera frío, por lo que ambos estabais vestidos para mantener a raya las bajas temperaturas.

"Si fue Ghostface, entonces no hay nada que la policía pudiera haber hecho", explicó con calma. Su declaración sonaba como si fuera solo una respuesta mecánica que seguía a diario, lo cual no era tan sorprendente considerando que el tema del asesino enmascarado era todo lo que Jed había tratado, supusiste por lo poco que habías reunido sobre él. Mucha gente probablemente le preguntaba al respecto todos los días, y asumiste que hacer las mismas preguntas una y otra vez se volvería agotador después de un tiempo.

"¿Cómo estás segura de que fue él? Podría haber sido cualquiera".

Una minúscula parte de ti todavía se aferraba a la esperanza de que no había sido más que otra llamada de broma, pero eso fue sofocado rápidamente al observar la mirada neutral que se mostraba en el rostro de Jed.

Sus labios se curvaron en una sonrisa de lo más confiada, y no te perdiste el más mínimo indicio de ridiculización que se deslizó al final de su oración, sin hacer nada para calmar la ansiedad que fluía por tus venas.

"Podría haber sido, sí", estuvo de acuerdo, "pero no lo fue".

"¿Pero, como lo sabes?" Discutiste de vuelta. "Nunca puedes estar cien por ciento seguro".

Algo brilló en esos iris suyos. No podías precisar exactamente qué era, pero no tuviste tiempo de cuestionarlo cuando apenas sentiste una mano colocada en la parte baja de tu espalda, empujándote suavemente hacia adelante. Tus piernas se movieron antes que tus pensamientos cuando permitiste que Jed te guiara en dirección a una cafetería cercana.

"Ven conmigo", dijo. "Tenemos mucho de qué hablar."

La proximidad entre tú y él no pasó desapercibida para ti, ya que sentías que su mano nunca dejaba el centro de tu espalda, pero una pared invisible impedía que cualquier palabra de protesta rodara sobre tu lengua.

Te mordiste el interior de la mejilla para concentrarte en algo más que la confusión que se extendía por tu estómago.

Jed tenía su largo brazo extendido para guiarte adentro, con un pie en el suelo y el otro en el único escalón de piedra. "Adelante, elige un lugar para sentarte y comenzaremos".

Hiciste exactamente eso, aprovechando la oportunidad para poner una sensación de distancia entre ambos sin necesidad de pensar en ello. Tan pronto como entraste, dejaste que tu mirada vagara por el diseño de la tienda. No había demasiada gente hasta el momento, y los pocos que había estaban repartidos sentados en diferentes mesas, estudiando, leyendo el periódico o aprovechando el Internet gratuito.

Antes de que pudieras pensar en un lugar para sentarte, una alegre voz femenina interrumpió el ambiente agradable y tranquilo que resonaba en todo el área del comedor.

"¡Oh, hola, señor Olsen! ¿El mismo orden de siempre para usted y su amiga?"

Desviaste tu atención del lugar junto a las ventanas en la misma esquina para localizar la fuente de la voz. Procedía de encima del mostrador y pertenecía a una de las camareras, sujetapapeles agarrado con unos dedos asombrosamente largos. Su pregunta estaba dirigida a vosotros, pero la atención de la mujer, obviamente, solo estaba dirigida al periodista al que estaba mirando fijamente.