Ready or Not? | Scream 4

Capítulo 10

Ir a Roseville había sido un desafortunado error que Billy Loomis no podía haber previsto de ninguna manera. La coincidencia, después de todo, no era algo sobre lo que pudiera tener control, pero podía controlar otros factores, como mantenerte alejada de los asesinatos tanto como pudiera.

Nunca antes habían estado tan cerca de ser descubiertos, excepto durante la Masacre de Woodsboro. Incluso entonces, ¿realmente lo hicieron? Se revelaron al final de la misma. Billy pensó que era poco probable que alguien hubiera descubierto quién estaba detrás de todo si no se hubieran quitado el disfraz.

"¿Qué hacemos con este?" Un modificador de voz de su derecha directa se desactivó a mitad de la oración.

Stu se deslizó a través de las sombras del jardín con pasos decididos y se quitó el disfraz de la cabeza para arrojarlo descuidadamente junto al cuerpo de una de las dos víctimas a las que habían apuntado.

No hubo ningún motivo oculto para matar a la pareja que tenía alrededor de 50 años. No hay plan de venganza como el de Maureen, no hay celos como los de Casey Becker y Steven Orth. Solo dos almas desafortunadas. Ordinario con vidas ordinarias.

Billy levantó los ojos hacia Stu y entrecerró los ojos al hombre que tenía delante. Algo estaba escondido detrás de su blues de cristal, algo que solo salió después de que cometieron crímenes.

Su mirada se posó en la mujer canosa extendida y destrozada sobre la hierba húmeda debajo de ellos, el carmesí fresco se mezclaba con las gotas de rocío que rodaban por las hojas pequeñas y teñían su cabello de un rojo casi brillante.

El corazón de Billy todavía bombeaba con adrenalina, pero deseó que su respiración se mantuviera estable, sintiendo que sus músculos se relajaban cuando el olor a hierro golpeó sus fosas nasales.

Inicialmente, habían planeado hacer esto por la noche, pero ahora que estabas empezando a hacer preguntas, tuvieron que apresurarse, para consternación de Billy.

El cuchillo en la trabilla de su cinturón colgaba cálidamente contra su cadera, todavía goteando sangre, que luego sacó y giró alrededor de la hoja para entregárselo a Stu expectante.

"Córtala", fue la orden. Billy luego dirigió su mirada hacia el garaje abierto detrás de ellos. "Ponla en el congelador. Tenemos diez minutos. Date prisa".

"¿Qué? ¿Ni un por favor?" Stu sonaba ofendido, pero con la mueca que Billy vio cuando lo miró, supo que no lo estaba.

"Uno de estos jodidos días tú vas a cargar..." El resto de las quejas de Stu cayeron en oídos sordos mientras arrastraba el cadáver, dejando que Billy empacara su equipo en la bolsa de lona que trajeron con ellos, que estaba lleno hasta el borde con bridas, cuerdas, batas de repuesto y otras herramientas.

Billy se limpió la mano en las prendas negras que luego se quitó sobre los brazos y la cabeza, y las volvió a meter en la bolsa de donde vinieron. Todavía podía sentir la sustancia pegajosa penetrando en su piel incluso cuando no estaba sobre él, una sensación a la que se había acostumbrado, pero que nunca dejaría de hacerlo sentir poderoso.

Alejándose en la dirección a la que Stu se había ido, ambas manos se frotaban inconscientemente sobre sus jeans. Todo estaba tranquilo como debe ser, hasta que...

*¡Ring!*

Sí, Billy Loomis acababa de quitarle la vida a dos personas pero estaba a punto de quitarle la vida a su compañero que TODAVÍA no había aprendido a poner su teléfono en modo silencio incluso después de todo este tiempo.

"¡Imbécil! ¿Qué crees que estás haciendo?" Corrió hacia el hombre más alto que solo había hecho la mitad de lo que se suponía que debía hacer.