Mi destino eres tú (Joshua SEVENTEEN & Tu)

Mi Pasado...

Me tomaba de la mano, haciendo que me olvidara del frío que hacía en la calle. La miré y luego le di un vistazo a la cantidad de escaleras que tenía en frente, poco a poco, se volvieron un montón de rocas afiladas.

- Me da miedo mami...

Ella me miraba y sonreía. Acaso le parecía divertido mi temor?

- ¿De que te ríes?

- Esto no es nada para mi pequeña valiente.

Tome aire y baje las escaleras corriendo, ella me sostenía de la mano y reiamos juntas.

Mr sentía como su fuese la reina del mundo, y en cierta forma lo era, con ella a mi lado.

Mi respiración estaba agitada pero logre llegar abajo, a ella la notaba bien y quise mirarla, pero no podía, solo veía su reflejo alejándose de mi. Quería gritar pero no podía y no voz se iba perdiendo mientras todo se volvía borroso...

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Desperté sobresaltada, mire a mis costados y estaba en el sillón de mi sala, con la televisión encendida y un tazón de palomitas en el piso.

Paulatinamente fui recordando como llegue allí. Después de lo de Joshua me había preparado un tazón de palomitas y me había acomodado en el sillón para ver una película. Cada vez que dormía incómoda tenía pesadillas.

La recordé, la verdad se me hacía demasiado extraño porque hasta ahora Lucero no se había dado cuenta de el como mi familia me había dejado venir a Corea tan fácilmente. Los extrañaba, pero no podía volver. Se trataban de comunicar constantemente conmigo pero tal vez por orgullo o yo que se, pero no había contestado sus llamadas, ni había respondido sus cartas. Me dolía lo que me paso.

Flashback

Estaba vendada, podía sentir el olor a sudor y a humedad en el lugar en el que estaba y la oscuridad me estaba matando.

- Despertaste princesita.

La voz era totalmente desconocida para mi. Me quito la venda bruscamente, confirmando que jamás lo había visto en mi vida.

- Que te parece tu estadía aquí? No te preocupes... Ni bien tu padre pague el dinero que estamos pidiendo por tu rescate te podrás ir. No somos malas personas.

Su sonrisa lasciva delataba lo contrario. Traté de gritar pero la cinta en mi boca me lo impedía. El arrancó el pedazo de cinta de mi boca haciéndome soltar algunas lágrimas.

- Pero que diablos quieres? Me desconcentras.

- Su... Su plan no va a funcionar.

Me dolía y me daba miedo hablar.

El rió escandalosamente mientras me miraba.

- Y que te hace pensar eso? ¿No eres tú su princesita?

- Mi familia no es normal - mire hacia abajo, lamentandome - Apuesto a que ni siquiera pagarán nada por mi. No notan que existo. Eso es seguro.

- De que estas hablando?

- De que mi familia es así. A ellos les deje de importar hace años. Mi padre solo me necesita para dirigir la empresa y mi madre... No se. A ella la perdí hace mucho.

- Si, si, si... Sigue hablando, como si fuera lo suficientemente estúpido para creerte.

Pero era verdad. Mi vida era una triste sucesión de decepciones. Lo que me hacía ser feliz era mi vida fuera de casa, mis amigos, etc.