capitulo 13

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Peter imagen de multimedia. Todos los personajes tienen de 20 años para arriba.

Amaya:

La vida no podía ser más mierda conmigo, quería que cayera un meteorito ahora mismo, pero eso no pasará. Puse mí mejor sonrisa falsa,y me acerque a Rowan y Matteo.

El pequeño corrió hacia mí,con sus bracitos abiertos, cuando llegó lo alcé entre mis brazos.

- no creí que te vería tan pronto, Amaya.- sonreía mostrando sus dientes.

No pude evitar sonreír también.

- ni yo, pero ya te diste cuenta de que el mundo es pequeño.

Noté,de reojo, que Rowan se acercaba tranquilamente, y se colocó frente a mí. Mirándome con una media sonrisa.

- ¿Podemos ir a los columpios? - Matteo volteó a verme - ¿Tienes algo que hacer, Amaya?

A veces,me sorprendía su madurez,tan solo teniendo 4 años.

- no,no tengo nada que hacer. Vamos a los columpios.- avance hacia ellos y subí a Matteo a los columpios de su edad. Para que no se lastime.

Lo empecé a empujar despacito, bajo la atenta mirada del hombre al lado de mí.

- puedes dejar de mirarme así.- le dije sin mirarlo.

- ¿Así cómo?- preguntó,haciéndose el idiota.

- como si fuera un pedazo de pastel de chocolate.

- linda descripción.

- pudrete.

- esa boquita. Hay un niño.- habló en un tono divertido.

- más te vale que no te estés aprovechando por lo que acordamos.

- no lo estaba haciendo, pero ya que lo dijiste creo que lo pensaré.

Me está irritando.

- ¿Se...se lo dijiste a Matteo?- me animé a preguntarle.

- no,esperaba que tú se lo dijeras.

Está vez, sí lo miré directo a los ojos.

- ¿Y yo porqué?- dije incrédula - tú tuviste la idea de crear algo que no hay.

Su sonrisa divertida desapareció de golpe, ahora lo rodeaba un semblante serio, dió unos pasos hacia mí. Cortando poca distancia.

- no importa si todavía no hay ese algo.- mirándome fijamente, pero no me intimidó- ahora tú eres mía,lo tienes que aceptar.

Mía... mía... mía...

Esa era la única palabra que hizo eco en mí cabeza,con su voz. Sus ojos bajaron a mis labios,me resistí a morderme el labio inferior por los nervios que los tenía a punta de flor.

Se acercando más a mí rostro y, aunque quise retroceder no podía,era como si mis pies se hubieran pegado al suelo. Sentía su aliento mentolado chocando con mis labios, estaba tan cerca, pero el sonido de mí celular interrumpió todo. Y, por alguna extraña razón,me frustré un poco cuando se alejó lentamente de mí cara, pero no sé movió de su lugar.

- adelante,contesta.

Agarré mí teléfono,mire quién me llamaba.

Papá.

Sentí la sangre congelarse en mis venas,me alejé una distancia de Matteo y Rowan para poder hablar con mí padre cómodamente.

- hola,papá.- lo saludé,como siempre.

- hola, Amaya. Me enteré, por Anika, que ya arreglaste el problema.

- así es,fue un poco difícil, pero se logró. Por suerte.

-¿Estás heridas?

- no, estoy bien, Karina me acompaño.

- que bueno que ninguna haya salido herida.- al otro lado de la línea se escuchó la voz de mí madre- ya tengo que irme hija,la capitana está llamando.

Reí un poco.

- está bien,nos vemos luego.

- nos vemos luego, Amaya.

Colgué.

Me di la vuelta para volver con Matteo y el pesado de Rowan, aún no sé cómo decirle a mí padre que me acabo de comprometerme con él. Karina tenía razón,no estoy libre de los problemas.

- lo siento, Matteo. Pero ya me tengo que ir.- hablé al llegar hasta ellos.

- oh...- se notó un poco triste - está bien,Amaya.

Le dí un beso en la cabeza,me estaba por girar, pero sentí que me agarraron - suavemente - del brazo, frenandome.

- vine en mí auto,te llevaré.- sonó demandante.

- no hace falta,me iré caminando.- apreté, disimuladamente,mis manos haciéndolas puño.

- no fue una pregunta. Ven Matteo.

Lo alzó en sus brazos, relajé mis manos y,obligada indirectamente,lo seguí. Llegamos frente a un auto Toyota de color gris,le puso el cinturón a Matteo,me subí al asiento del copiloto. Rowan se subió y arranco el auto.

Fue 1 hora de viaje hasta mí departamento, Matteo y yo estuvimos hablando todo el rato, por lo menos algo bueno de mí día.

- gracias por traerme... aunque no te lo haya pedido.- lo último lo susurré.

- no fue nada.- me miraba fijamente,le iba a mantener la mirada, pero ya me quería ir lejos de este tipo.

- nos vemos después, Matteo.- me giré un poco para verlo.

- hasta pronto, Amaya.- sonrió.

Es un ángel,no como su padre que es un demonio.

-¿no te vas a despedir de mí?- escuché decir a Rowan.

No.

Después de maldecir treinta veces en dos segundos,me levanté un poco del asiento para acercarme a su rostro,y le dejé un beso en la mejilla.

-¿Contento?- susurré en su oído.

- más de lo que te imaginas.

No quise ni mirar cómo era la mirada de Matteo, solamente abrí la puerta,la cerré - con cuidado-,y me adentré al edificio. Saludé amablemente a Lily,al entrar en el elevador,miré la cámara - como siempre -.

Ahora que me doy cuenta.

¿Cómo demonios sabía en qué edificio vivía?

No es como que solo haya un edificio en toda España, tendré que estar más atenta. Abrí la puerta de mí departamento, tenía unas ganas de dormir que me tiré al sofá y ni siquiera me moleste en sacarme mis zapatillas blancas.

Como me lamentaría después por dormirme.

AMAYA:El Fénix Donde viven las historias. Descúbrelo ahora