Jaune abrió los ojos y se preguntó qué lo había sacado del dichoso olvido que era el sueño. Una cosa que notó de inmediato fue que su compañera de sueño habitual, una tal Ruby Rose, no estaba acurrucada a su lado como de costumbre. A veces, encontraba su brazo descansando entre sus cuernos mientras ella se movía más cerca, aferrándose a él.
Su ausencia era preocupante. El hecho de que todavía sintiera calor, sólo que más abajo, lo hacía aún más. Al intentar moverse, se encontró atado a los postes de la cama. No podía gritar ni chillar, incluso cuando se reveló que tenía un bulto sobre el pecho. Blake se levantó y las mantas cayeron.
Se había quitado la máscara y sus ojos brillaban rojos en la noche. Sus rasgos parecían más exagerados de alguna manera, la línea de la mandíbula aún más extendida de lo normal y las orejas más grandes. Parecía salvaje. La baba corría libremente cuando se inclinó cerca de su rostro y le lamió la mejilla. Jaune se agitó mientras ella se movía más hacia abajo, destrozando su ropa con los dientes.
Ella desapareció bajo las mantas y todo lo que pudo oír fue el sonido de sus propios pantalones de dormir rasgándose. La manta se levantó ligeramente, ojos carmesí lo miraron con un hambre que no era carnal, colmillos casi brillando blancos en la oscuridad.
Se lanzó hacia adelante en la cama, mientras Ruby aullaba. No gritó, pero estaba cubierto de sudor y jadeaba. Ruby, que había sido empujada bruscamente, lo miró con curiosidad.
-¿Jaune? -preguntó con voz preocupada. A la tenue luz violeta que entraba por la ventana, sus ojos brillaban de un rojo intenso.
Tal como lo tenía Blake.
Un sueño. Todo había sido sólo un sueño. O más bien, una pesadilla. Una en la que Blake había estado a punto de hacerle cosas indescriptibles con sus fauces de tiburón.
Cosas que hacían que sus piernas se apretaran fuertemente y su cuerpo temblara.
-¿Qué pasó? -continuó la chica que estaba a su lado-. ¿Estás bien?
Su presencia y su calidez eran reconfortantes. Ruby estaba allí y eso significaba que Blake no estaba. Ella lo protegería del demonio con tentáculos. Por no ser la primera vez desde que comenzó el acuerdo, Jaune estaba feliz de tener al híbrido pelirrojo a su lado.
-Estoy bien -dijo en voz baja, apoyando la cabeza sobre la almohada. Se preguntó qué hora sería. Siempre era difícil saberlo con la falta de luz solar-. Sólo fue una pesadilla.
"¿Malo?", preguntó. "Había suficiente negatividad para despertarme. A mí me parece un sueño bastante bueno".
Jaune se preguntó cómo había podido llegar a esa conclusión. ¿Se trataba quizás de una lógica híbrida? ¿El tipo de cosas que se suponía que él ya sabía, pero de las que en realidad no tenía ni idea?
Jaune asintió, sin atreverse a hablar. De repente, la puerta se abrió de golpe. Weiss estaba en la entrada, con los ojos rojos brillando en la oscuridad.
-¡¿Qué estás haciendo con Jaune?! -gritó acusadoramente.
Ruby cambió de posición en la cama para sentarse más erguida. "¡No fui yo!", argumentó. "¡Estaba soñando! ¡Era su cerebro!".
La luz del pasillo se filtraba por la puerta abierta y Jaune pudo distinguir que Weiss se había cruzado de brazos frente a ella. Su pie golpeó el suelo con fastidio. "¿De verdad se espera que crea eso, Ruby? ¿Que su cerebro pueda crear emociones negativas tan poderosas mientras duerme?"
Sintió que los brazos de Ruby rodeaban su cuerpo y ella lo apretó con fuerza mientras miraba a Weiss. "Realmente no importa lo que creas", dijo desafiante. "Pero yo me encargaré de esto a partir de ahora. Solo regresa a tu habitación y déjanos dormir. ¿De acuerdo?"
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Mis abominables compañeros de clas monstruosos no pueden ser tan lindos
AcakJaune siempre había querido ir a una escuela para aprender a luchar contra las criaturas de Grimm. Pero como un niño sin entrenamiento de cazadores, sin conocimientos de cazadores y sin expedientes académicos de cazadores, no tenía absolutamente nin...