Capítulo 19: El viaje a Jusenkyo
Íbamos de excursión escolar a China. El plan consistía en visitar juntos varios lugares célebres y emblemáticos del país, entre ellos Jusenkyo.
—¿Por qué fueron allí? ¿Los maestros no sabían lo que sucedía en Jusenkyo? —preguntó Miku, desconcertada. La miré con seriedad.
—No lo sé —respondí, pero sentí un golpe en la nuca por parte de Takebayashi.
—Claro que lo sabes, tú mismo lo sugeriste —dijo Takebayashi.
—¿En serio? Entonces eres un idiota, Futarou —dijo Fumiko, riendo.
—¡No lo sabía! La descripción estaba en chino y en el folleto solo se veían los estanques —me defendí.
—Precisamente por eso no debiste proponerlo. Todos tuvimos la oportunidad de sugerir lugares y, en cuanto mencionaste ese sitio, todos aceptaron —dijo Takebayashi, mirándome con severidad. Tragué saliva y bajé la mirada.
—Solo fue una sugerencia —murmuré.
—Sigue contando, los lectores están esperando —dijo Takebayashi, amenazándome con su puño, así que continué.
Estábamos organizados en grupos de diez, pero en un momento dado, Takebayashi y yo nos separamos de nuestro grupo. Caminamos sin rumbo mientras charlábamos...
—Más bien, le advertía a este idiota lo mala idea que era deambular por un lugar desconocido sin saber chino —dijo Takebayashi, irritada.
Como les decía, íbamos conversando cuando llegamos a Jusenkyo, justo a los estanques de las maldiciones. El guía no estaba presente y ambos nos pusimos a explorar cada uno de los estanques...
—Y entonces a este idiota se le ocurrió jugar a las atrapadas y me obligó a participar —dijo Takebayashi, lanzándome una mirada asesina.
—Tu amiga da miedo —dijo Fumiko, y yo asentí.
Después de jugar un buen rato, nos cansamos y nos dio sed. Le sugerí a Takebayashi beber un poco de agua de los estanques y entonces...
—A este idiota se le ocurrió que era una buena idea empujarme al estanque del hombre ahogado —dijo Takebayashi, dándome un buen golpe que me derribó al suelo.
—¡Pero tú también me empujaste! —reclamé, pero ella me ignoró.
—¡Porque estaba furiosa! Y entonces se produjo el cambio. Cuando el guía nos vio, nos dijo la verdad: ¡Eran estanques malditos! Ahora llevamos estas maldiciones por tu culpa —dijo Takebayashi, dejándome en silencio. La verdad es que todo fue mi culpa. Con el tiempo, creo que había olvidado la seriedad de esta maldición, tal vez por verla de una forma más cómica y ligera.
—Eso fue una estupidez, Futarou —dijo Fumiko, y yo asentí, admitiendo que, en parte, era mi culpa.
—Pero entonces, ¿no les dijeron que había una cura para sus maldiciones? —preguntó Miku, mientras Takebayashi me miraba furiosa.
—Eso mismo iba a preguntar, pero Futarou salió corriendo y me llevó con él. Después, cuando regresamos con el guía, nos dijo que un tal Happosai había destruido los estanques —relató Takebayashi, y yo asentí, recordando ese trágico momento.
—Ustedes sí que tienen mala suerte —comentó Miku.
—Ahora que has recordado lo que pasó, déjame matarte a gusto —dijo Takebayashi, y yo retrocedí, temiendo por mi vida.
—¡¿Qué?! ¡Pero si ambos estamos en esto! Vamos, somos amigos, Takebayashi. ¿Por qué no lo pensamos un poco? —pregunté, tratando de escapar de la golpiza que se avecinaba.
—¡No me intentes engañar! Por culpa de esta maldición he tenido que lidiar con muchos problemas. Las chicas se me declaran a diestra y siniestra, mis padres me tratan diferente y creen que soy transgénero. ¡Y ningún chico quiere salir conmigo por culpa de esta maldición! ¿Sabes lo que se siente no poder tener un maldito romance? ¡Es súper incómodo ser un chico! —gritó Takebayashi, y yo reflexioné. A decir verdad, a mí me pasaba algo similar, aunque de manera distinta.
—Yo también paso por lo mismo y sé cómo se siente, Takebayashi —dije, y ella me miró.
—¿Sí? ¿Y qué esperas que haga? Las cosas ya están hechas y no podemos volver a la normalidad —dijo Takebayashi.
—Lo sé y entiendo tu enojo y tus problemas, pero no todo está perdido. Podemos seguir hablando, tal vez encontrar una cura. Sabes que entre tú y yo, ambos tenemos maldiciones parecidas —le dije, y era cierto. Mientras ella se convierte en un hombre, yo me transformo en una mujer. Eran maldiciones opuestas, pero interrelacionadas.
—¿Y si no lo logramos? ¿Qué pasa si no encontramos una cura? —preguntó Takebayashi.
—Ella tiene un punto, no creo que puedan encontrar una cura tan fácilmente. Ranko dijo que... —Antes de que Fumiko me sermoneara sobre las escasas posibilidades de encontrar una cura, miré a Takebayashi con semblante serio.
—Si no conseguimos una cura, te prometo que haré lo que tú digas. Puedo cumplir algún deseo que tengas, aunque no acepto uno que implique mucho dinero. Sabes que soy pobre —dije, mirándola fijamente. Ella reflexionó sobre mi propuesta, y tras unos largos minutos de silencio, en los que Miku nos observaba, Takebayashi volvió a hablar, luciendo más amigable.
—Está bien, si dices que estás dispuesto a cumplir cualquier cosa que pida... —empezó a decir Takebayashi, y yo palidecí.
—¡Algo! No es lo que quise decir —le aclaré, pero ella me interrumpió.
—Siempre me había imaginado con un vestido de novia y teniendo un romance, pero con esta maldición no puedo. Pero ya que dices que cumplirás eso... —dijo ella, sacando de su bolsillo un anillo que me hizo preguntarme de dónde había salido.
—¿Qué vas a hacer? —dije, y ella se agachó, me tomó la mano y, con mucha calma, me puso el anillo en el dedo.
—Si no conseguimos la cura, te casarás conmigo. Así de sencillo —dijo Takebayashi, y yo abrí los ojos de sorpresa. ¿Casarme? ¿De verdad? Ya tenía suficiente con Fumiko y ahora esto, casarme con mi amiga de la infancia y una chica que, al igual que yo, tenía una maldición. En serio, el dictador de mi vida está loco.
—P-pero... —intenté hablar, pero las palabras se me escapaban y no estaba seguro de nada. Vi a Takebayashi alejarse de mí con pasos silenciosos mientras decía que nos veríamos a la salida.
—Eso fue... raro —dijo Miku, y al notar su presencia, me volví hacia ella.
—Tú vienes conmigo —dije, tomándola de la mano y llevándola a otro salón. Sin duda, mi día estaba lleno de problemas esta vez.
Continuará...
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Fuutarou ½
FanfictionLa vida suele dar giros inesperados, como una película de misterio. En este caso, Fuutarou tuvo una vida "Normal". En un viaje a China, cayó a un estanque encantado, debido a esto, ahora al ser mojado con agua fría se vuelve una hermosa chica de pel...