Capitulo 20: ¡Viva el amor!

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Capítulo 20: ¡Viva el amor!

Desde siempre me lo he preguntado, mi mayor duda en la vida siempre fue esa:

El amor

Nino e Ichika parecen entenderlo a la perfección, incluso sospecho que ya han tenido novios antes. En cambio yo, me refugie en mi habitación a leer libros de historia y jugar videojuegos.

Y supongo que nunca lo intente, no soy buena socializando con la gente y la mayoría me tacha de tímida y callada, aunque a decir verdad, sus palabras son ciertas.

Sin embargo, desde que llegó Futarou y Fumiko a nuestras vidas las cocas han cambiado, me siento más segura de mi misma y puedo hablar con ellos dos con normalidad. Es extraño, siento un calor en mi pecho cada que los veo.

Con Futarou me siento segura, puedo hablar como soy y decir lo que siento. Y con Fumiko es casi igual, aunque se asiente distinto, creo que es porqué somos amigas.

Aunque, ahora tengo una oportunidad única...

¿Por qué no intentarlo y experimentar el amor?

La tarde caía, y Futarou recorría las calles de Japón con sus mejores galas, pensativo sobre la situación que lo envolvía. Todo se había vuelto confuso e inexplicable.

—¿Por qué me pediría algo así? Tratándose de Miku, imaginé que me pediría otra cosa, tal vez un refresco de matcha o unas clases particulares de historia —murmuró Futarou, reflexionando en voz alta. A su soliloquio se sumó Fumiko, siempre entrometida y parlanchina.

—¡Vamos, vamos! Es una chica, Futarou. A las chicas nos gusta salir a citas, y quizá soñar con un bonito romance escolar —dijo Fumiko con entusiasmo. Futarou refunfuñó ante la voz insistente de Fumiko, que retumbaba en su cabeza como una molesta cacofonía.

—¡Cállate ya! —exclamó Futarou, irritado.

—Obligame, perra —respondió Fumiko con descaro.

—Si te callas, te dejo mi cuerpo por una semana —propuso Futarou, y el silencio que siguió indicaba que Fumiko había aceptado. Futarou continuó su camino hasta llegar al lugar acordado, donde divisó a Miku, de pie junto a una esquina.

—Futarou... —murmuró Miku, con voz tímida.

—Miku, lamento haberte hecho esperar. El camino fue más largo de lo que anticipé —se disculpó Futarou al acercarse. La chica negó con la cabeza y jugueteó con el borde de su falda.

—No te preocupes, Futarou, al contrario, te agradezco por aceptar... la cita —dijo Miku, con las mejillas encendidas por la timidez.

"Tenía que hacerlo para que no reveles mi secreto", pensó Futarou con seriedad. Jamás se le habría ocurrido ir a una cita, y mucho menos con una de sus alumnas, pero la situación lo requería. ¡Todo por mantener su secreto a salvo!

—¿Nos vamos? —sugirió Futarou, y Miku asintió, encaminándose juntos hacia el lugar de su encuentro.

Caminaban juntos hacia uno de los parques de diversiones más populares de Japón, una idea que Miku había sugerido, aunque ni siquiera ella estaba segura de lo que se hacía en una cita. Como resultado, ambos eran un manojo de nervios, sin saber realmente cómo actuar.

—Eh... ¿A dónde te gustaría ir primero? —preguntó Futarou, visiblemente nervioso. Miró a Miku, quien observaba con atención las distintas atracciones, hasta que su vista se detuvo en una en particular: el "Tobogán del Amor" (vaya nombre, pensó).

—Vamos a ese —sugirió Miku, y Futarou asintió, siguiéndola. Sin pensarlo mucho, Miku le tomó de la mano y lo guió hacia la atracción.

"¿Qué...?", pensó Futarou, confundido. Al llegar al tobogán, el encargado les explicó las reglas con voz despreocupada.

Fuutarou ½Donde viven las historias. Descúbrelo ahora