Capítulo 8: Una Noche Contigo

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Capítulo 8: Una Noche Contigo

— Ya es de noche... —musito Fumiko viendo el atardecer tan hermoso como el mañana de un día próximo.

— Creo que no podrás irte —dijo Itsuki. Fumiko confundida pregunta.

— ¿Por qué lo dices? —pregunta Fumiko. Itsuki saco el celular, presionó el botón de play del video y lo acerco a Fumiko.

— Lamentamos informarles que se acerca una tormenta a la cuidad de canto, Japón. Procuren no salir mantengase en sus casas — fruncio el ceño.

Fuutarou por su parte, más que sorprendido, estaba molesto. De nuevo su mala suerte lo atrapó en un problema. Aún sin saber que decir, no de como librarse de la inminente tormenta que se avecina. Una idea cruzo su mente.

— Pero no puedo quedarme aquí, tengo que hacer la comida, ayudarle a Raiha con la escuela y aún tenga un libro pendiente que leer —dijo Fumiko. Su rostro afligido y tono preocupado causo en las quintillizas una montaña rusa de emociones.

— ¿Todo eso haces? Vaya... En serio luces como una esposa —dijo Nino sonriendo. Golpeó la espalda de Fumiko.

— Pero la tormenta es muy probable que suceda en medio del camino, tal vez incluso sea peor de lo que dicen. Mejor quedate a dormir está noche y a la mañana siguiente te vas ¿Que dices? —dijo Itsuki.

Ella se detuvo a pensar un poco, vagando entre sus pensamientos la idea de dormir en el mismo hogar que el demonio de Nino le aterraba. Sin embargo, la idea de ser mojado por la lluvia de nuevo y no habiendo agua en su casa, entonces la mejor opción era clara. Fingir su muerte.

"¿Cómo?" pensó Futarou. El autor, quien no es visible a los ojos del resto, sonrió con alegría. Después dijo: "Nada." y con ello la historia continuo.

— ¿Y dónde dormiré? —pregunta Fumiko. Miku en el sillón responde.

— En mi habitación —dijo Miku. Fumiko tragó saliva, pensando en la complejidad de pensamientos que invaden la mente de Fuutarou.

— ¡Ánimo! Podemos jugar un poco más entonces ¿Verdad? —cuestiona Yotsuba. El resto sonríe, aquella chica se rostro dulce y actitud alegre y risueña cautiva sus corazones calmando el dolor de cualquiera.

Ya así dejarían eso y entrarían nuevamente al departamento para segur charlando asta que cayó la noche, fue entonces que en aquella habitación ambos susurran palabras al viento. Fuutarou permanecía serio, aunque un poco preocupado pues la situación lo amerita. En cambio, Fumiko siendo tan amable y regozante de positivismo, permaneció atenta.

— Debimos negarnos ¿Y si descubren esto? Seré tratado como fenómeno de la naturaleza y muestra de lo irreal. Tal vez usen mi cuerpo para experimentos raros como aquella película del cien pies humano —dijo Fuutarou aún preocupado.

Ella responde:

— Tranquilo, tal vez no pase nada. A lo mucho serás tratado como transexual —dijo Fumiko. Fuutarou le miro serio, tal actitud de parte de ella le molesta. Siempre había discusiones y dilemas.

— Por eso no quiero mojarme, primero soy convertido en mujer en contra de mi voluntad y segundo, no puedo usar al completo mi cuerpo —dijo Fuutarou molesto a lo que Fumiko ríe ante la mención del descontrol del propio cuerpo del chico.

— Pero si tú haces lo mismo, mira que se lo mucho que miras mis pechos y mi escultural cuerpo ¿Te gustó? —pregunta Fumiko. Futarou suspira, siendo imposible hablar con ella.

El silencio reino apoderándose de la habitación. En la penumbra de la noche, ella susurro.

— Quisiera ser como tú —dijo Fumiko. Fuutarou responde:

— ¿Un fenómeno? —cuestiona. Ella niega.

— No, mas bien —estiro sus manos, viendo las delicadas manos de una chica.

Tan suaves como la seda, pequeñas y delicadas como una flor en primera. De un profundo color miel que adorna sus ojos, y un negro penetrante que desprende un aroma encantador.

— Quiero ser real, como tú —dijo Fumiko. Fuutarou le miro, aunque aún sin estar en su propio cuerpo.

— ¿Aún no hablaras? —pregunta Fuutarou. Ella niega sonriendo.

— Aún no me siento lista para contarlo —dijo Fumiko. Se abrazo a si misma, guardando el calor de las mantas en un refugio reconfortante de si misma.

— Cómo quieras, buenas noches —dijo Fuutarou. Cerro los ojos, aún sin ser tangible. Fumiko sonrió, y con un susurro:

— Buenas noches, Futarou —entraron a un mundo desconocido. Durmiendo profundamente.

Pese a no verse sabía que la joven se veía exactamente igual a el, sospechaba qué esto era algo más allá de un simple intercambio de géneros, sin sobrepensar esto se quedo dormido para llegar Al día siguiente.

Entre bostezos despertó. Aún dormido, miro a su alrededor. Quedó confundido ante el lugar desconocido donde residía. Fue entonces que el recuerdo de la noche anterior paso por su mente.

— Cierto, estoy con ellas —dijo Fuutarou. Se tocó el cuerpo, recorriendo cada parte de su ser.

— Qué bien se siente ser yo —dijo Futarou. Fumiko responde:

— Pues no es divertido solo mirar —solo escucho su voz, su imagen no era proyectada en materia. Mas bien, tan solo existía su voz la voz delgada qué tenía al ser Fumiko.

— Para que veas lo que se siente —dijo Futarou. Se levantó y salió de la habitación. No había nadie despierto y por ello, nadie le vería.

— Parece que despertaste —dijo Ichika. Sorprendido, Fuutarou volteo a verle.

— ¿Quien eras? —pregunta Futarou. Cayó al suelo en un giro de tuerca del destino. El pobre Fuutarou aún desconocía la forma de identificar a cada una.

— Soy Ichika, fíjate en mi cabello Fumiko-Chan —dijo Ichika. Señalo su cabello corto y reluciente como pétalos bajo el sol.

— Ah, es cierto. Tus ojos son más grandes, tienes la boca más pequeña y tú cabello es más brillante —dijo Fumiko. Siendo que, para su desgracia, Fumiko tomo el cuerpo está vez. Fastidiado, refunfuño molesto.

— ¿Qué hacen despiertas? —tallo sus ojos aún dormida. La dulce Itsuki miro a las dos chicas frente a frente.

— Lo siento ¿Te despertamos? —cuestiona Ichika a lo que Itsuki se acercó a pasos cortos.

— Si, pero ya no importa. ¿Qué hay de comer? —su apetito era voraz, ella era fuente de la caída de restaurantes tras sus críticas culinarias prestigiosas y gozantes de conocimiento.

— Ya voy —quien salió está vez fue Nino. Bajo a la cocina y prendió la estufa. Fumiko queriendo salir de esta situación dijo.

— Iré ha ayudarle a Nino, nos vemos —dijo Fumiko. Y con ello bajo a ayudar. Aún siendo una excusa, la verdad era que, desde hacía mucho añoraba la cocina. Fuutarou miro a Fumiko a la distancia o bueno se miro así mismo, aún recordando su primer encuentro.

"¿Cuando fue?" Pensó Fuutarou. Miro el reloj de la sala, las 8:40 a.m. a punto de entrar a la escuela.

"Mierda." Pensó Futarou.

Continuara...

Fuutarou ½Donde viven las historias. Descúbrelo ahora