Capítulo 17: Confío En Ti...

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Capítulo 17: Confío en ti...

— ¡¿Eh?! — gritó Miku y Fuutarou se agachó para suspirar.

— Quiero mi chimichanga — Habló Fumiko y este le reclamó.

— ¡No es momento de pensar en chimichangas! — se quejó Futarou.

— ¿Qué son las chimichangas? — preguntó Miku y Fuutarou quedó tieso.

"Dios, soy yo otra vez", pensó el chico, llorando cómicamente hasta que se dio cuenta de algo. "¿Lo dije o lo pensé?"

— Ya nos cargó el payaso — Habló Fumiko, bromeando.

— Si yo me voy, te llevo al infierno conmigo, ¡recuérdalo! — musitó Futarou, pero después se dio cuenta de que Miku estaba frente a él, mirándolo extrañada.

— ¿Sigues dormido? — preguntó extrañada, observándolo. — ¿O estás escuchando voces?

— La segunda — dijo Fumiko con la voz de Futarou y este se quejó, bofeteándose a sí mismo.

— ¡¿Qué haces?! — reclamó Futarou y se calló.

Miku miró a Futarou con una mezcla de preocupación y confusión. El chico, dándose cuenta de lo extraño que debía parecer, intentó recuperar la compostura.

— Yo... eh... estaba practicando para una obra de teatro — mintió Futarou, forzando una sonrisa poco convincente.

— ¿Una obra sobre un chico que se golpea a sí mismo y habla solo? — preguntó Miku, alzando una ceja.

— Es... experimental — respondió Futarou, sudando.

"Muy creíble, Shakespeare", se burló Fumiko en su mente.

Fuutarou ignoró el comentario de Fumiko y trató de cambiar de tema.

— ¿Y tú qué haces aquí, Miku? Esta es tu habitación, ¿no deberías dormir con Yotsuba? — preguntó, intentando desviar la atención.

Miku se sonrojó ligeramente.

— Yo... bueno... es que anoche fui al baño y... — comenzó a explicar, pero fue interrumpida por un grito desde el pasillo.

— Uesugi, ¿ya estás despierto? — preguntó una hermana en la puerta.

— Sí — suspiró él.

Así tomó a la chica de los hombros y la tiró en la cama, para después mirarla fijamente.

"¿Sabes? Esto me recuerda a esa vez en Las Vegas..." — comenzó Fumiko.

"¡Ahora no!", pensó Futarou.

Fue a ver a la puerta para mirar a Yotsuba quien estaba aun somnolienta.

— Te venía a ofrecer leche fría para el desayuno — esta chica no sabia lo que hacía qué se le cayo encima de los pies descalzos de Fuutarou y este cerro la puerta.

— Ve por agua caliente, ¡ahora! — regañó Futarou, fuera de control.

— Me tientas, me tientas pero... No.

— ¡Hazlo ya! — gritó Futarou y Fumiko obedeció, así fue hacia el baño.

— ¡Ah! — se quejó Fumiko.

Cabe aclarar algo, y eso es que lo que Fumiko decía era en voz alta.

"¡¡¡¿Futarou?!!!" el pensamiento de Miku.

Bueno, ¿esto era lógico?

— Fumiko... — dijo Miku y se levantó de la cama.

— ¡Kirbycidio! — gritó la misma y se aventó al baño.

— Miku, eh, hola — saludó ya Futarou con la playera amarilla  — ¿Qué pasa?

— Fumiko... ¿Eres tú en realidad? — dedujo y Futarou solo suspiró.

— Sabía que esta farsa no duraría tanto tiempo — suspiró él.

— ¿Farsa? — miró a Futarou.

— Así es, yo soy Futarou ½ — dijo él susurrando.

— ¿Cómo? — estaba en shock.

— Bien, acompáñame — ambos fueron a enserarse al baño.

Cerró la puerta con seguro, se acercó al espejo y miró su rostro. Tenía ojeras y sentía el peso sobre sus hombros. Miku, atrás de él, solo estaba confundida.

Abrió la llave del grifo y tocó el agua fría.

— Hola, Miku — saludó Fumiko, que notablemente disminuyó la estatura, mirando a los ojos a Miku.

— Fumiko... — musitó ella — ¿Dónde está él?

— Sigue aquí adentro, chequea mi ojo — así tomó la cabeza de Miku y la acercó a su ojo de manera que Miku vio a Fuutarou dentro del mismo.

— ¿Cómo es posible? — Miku no se lo creía aún, la chica tomó agua caliente volviendo a su forma base.

— Es una maldición la que me dieron — reveló — jamás me ha gustado tener que decir esto pero este tema es muy serio para mí.

— Ya veo, todos en la escuela creen que Fumiko y tu están comprometidos — explicó Miku, aún sorprendida.

— Lo sé, esta bruta fue la que me hizo decir eso a tu hermana la chismosa — reclamó Futarou y Fumiko bucheó con un puchero.

"Entonces, si son uno mismo, yo puedo..." pensó Miku, mirando el rostro del chico, ahora hacia arriba, ya que recuperó su estatura original.

— Bueno, ya te revelé mi secreto, Fumiko y yo estamos unidos de manera literal — dijo serio.

— Son dos conciencias dentro de una sola cabeza — comentaba Miku, impresionada.

— Sí — dijo Futarou.

— ¿Cómo que la bruta esta, eh? — al fin se dio cuenta Fumiko de lo que el azabache dijo.

— Detalles... — musitó Futarou.

— Entonces ¿como es que cada quien tiene un número de teléfono diferente? — pregunto Miku intrigada.

Fue cuando Futarou recordó cuando tenía que hacer la escena en su casa, donde mayormente lo agarran para estas conversaciones.

— Fumiko, ven vayamos a la playa un día — dijo una chica y Futarou suspira para después tomar agua fría.

—Si, quisiera ir pero tengo mucha tarea —contestaba Fumiko en el teléfono diferente mientras que a Futarou le preguntaba en su teléfono original algo sobre una tarea.

— ¿Por que? — se quejo la chica en el otro lado del teléfono.

— Tengo tarea es todo — respondió, colgó y luego bebió agua caliente — ¿Si diga? —contesto la llamada pero

— ¿Oye Futarou vas a venir a ayudarme? — el chico acepto y se fue del lugar.

Recordó que tanto problema tuvo para hacer eso y le explico a Miku enseñándole ambos celulares a la de audífonos así Miku comprobó otra vez que decía la verdad.

— ¿Y no te confundes cuando hablas con tres al mismo tiempo? — pregunto Miku.

—Me llego a pasar aunque fácil con la mentira de Nino justificaba esos errores, en un supuesto juego de roles —aclaró.

— Oigan, Fumiko viene en camino — dijo Yotsuba.

— Qué bueno que venga yo— dijo Fumiko sonríente.

— . . . — se quedaron en silencio.

— Ah chinga esa soy yo.

Continuará...

Fuutarou ½Donde viven las historias. Descúbrelo ahora