Capítulo 3

69 15 19
                                    

Si a Naruto se lo preguntaban, él podría jurar que vivió sus momentos más felices junto a Itachi en lo que respecta a su vida amorosa. Podría decir que se había enamorado a primera vista, como si su vida se tratara de una de las película romántica de aquellas que tanto le gustaban a su madre.

Podría expresar cuanto amaba cada gesto de Itachi y cuales eran sus favoritos. Podría decir que cosas le encantaba que hiciera, como cuando tomaba su mano mientras ambos se encontraban sentados en el sofá mirando una película o las veces en que Itachi se aferraba a su cuerpo durante las noches mientras que los brazos de Naruto lo rodeaban por completo.

Podría decir que amaba que el azabache fuera unos centímetros más bajo que él, porque entonces, Naruto podía abrazarlo mientras descansaba su rostro en la curvatura de su cuello y dejaba suaves besos en aquella zona. Podría decir que tanto le gustaba el extraño, pero delicioso aroma a fresas que perfumaba su cabello gracias al shampoo que acostumbraba a usar o lo magnífico que le resultaban sus perfumes, porque a Itachi le encantaba probar nuevos aromas cada vez que se terminaba el último que había comprado.

Naruto podría asegurar que sus manos habían sido creadas para sujetar las suyas, que sus cuerpos fueron hechos para el contrario, que sus sonrisas se creaban solamente para él.
A Naruto le encantaba poder besar la punta de la nariz de Itachi, porque el mayor arrugaba su nariz mientras que una suave sonrisa acompañaba el gesto. Le gustaba poder apresar los labios del más bajo entre los suyos o los suspiros que terminaban en su oído cada vez que disfrutaban al explorar sus cuerpos.

Le encantaban los obsequios que el azabache le entregaba, porque podía notar que Itachi prestaba atención a cada una de sus palabras, por más tonto que fuera su deseo y se lo presentaba frente a él. Amaba que cocinara sus platillos favoritos o poder agasajar al joven con los postres que más le gustaban luego de un largo día en la universidad.

Naruto podría asegurar todo lo que amaba de Itachi y todo lo que él amaba de Uzumaki. Podía afirmar cuanto amaba acariciar su corto cabello o contar sobre la costumbre que Itachi tenía cuando se besaban, porque el azabache acariciaba la parte trasera de su cuello cada vez que sus labios se unían.

Naruto podía comentar sobre las veces en que Itachi se quedó a su lado durante las madrugadas, simplemente, porque se había acostumbrado a dormir con él y no le gustaba sentir el lado vacío de la cama.

Pero Naruto no pensó en ello cuando las cosas comenzaron a ir mal. No se preocupó por si su pareja pudiera descansar correctamente cada vez que él se iba al cuarto extra del departamento. No se preocupó por saber si dormía cuando compartían la cama, pero ambos se daban la espalda.

Naruto no vio las lágrimas de su pareja cuando terminó con él y jamás fue consciente del deseo de Itachi por intentar arreglar su relación en ese momento.

No le dio atención a los intentos del mayor por sujetar su mano o como se quedaba de pie en la entrada de la cocina cada vez que él preparaba el desayuno, dudando en si acercarse y abrazarlo por la espalda, porque ninguno se encontraba realmente bien y tampoco podían actuar como si las peleas no ocurrieran.

Naruto no era consciente del dolor que atravesaba el pecho del joven e Itachi no fue consciente del sufrimiento del rubio.

Uzumaki había tomado su decisión y estaba seguro de que lo mejor era acabar con aquella relación. Porque las peleas se presentaban cada vez con más frecuencia. Ambos se lastimaban mutuamente y a Naruto no le parecía sano todo lo que ocurría.

Naruto nunca fue testigo de las lágrimas derramadas de los ojos negros de su compañero cada noche. Lágrimas silenciosas que intentaba evitar soltar en un sollozo para no preocupar a su novio.
No fue testigo de los consuelos que su mejor amigo intentaba hacia su hermano mayor. No fue testigo de las dolorosas palabras que Itachi soltaba al querer menguar un poco todo aquel sufrimiento que oprimía su pecho y mucho menos fue testigo de los ataques de llanto que sufría durante las noches luego de haber terminado.

Amnesia de un examor (NaruIta)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora