El Orfanato

22. Cartas y desesperanza.

Kevin se encontraba en el pasillo de espera un poco impaciente por saber cuál sería su reacción desde su partida, los chicos fueron informados de su visita por la Hermana Sofia y rápidamente dejaron de hacer sus actividades para reencontrarse con él, al llegar al pasillo lo reconocieron desde lejos.

—¡Kevin!

—¡Sé que les debo muchas explicaciones! Y quizás estén molesto conmigo, lo entenderé.

Todos abrazaron a Kevin.

—¡Kevin! Qué bueno volver a verte —dijo Noah—.

Miguel lo observaba con detenimiento para saber cómo se encontraba.

—Te vez diferente ¡luces bien!

Lían estaba contento de volverlo a ver.

—Pensamos que no volveríamos a verte

Kevin estaba sorprendido por la actitud de sus hermanos.

—Chicos ¿no están molestos conmigo?

Miguel lo molesta un poco por su repentina partida.

—¿Por qué, por irte sin despedirte?

Noah le sigue el juego a Miguel.

—¿Por mentirnos?

Lían lo abrazo para hacerle saber su apoyo.

—Kevin, cualquiera de nosotros habría hecho lo mismo, no te preocupes hermano.

Kevin los abrazo y les agradeció por haberlo comprendido.

—¡Tomen, chicos! Esto es para ustedes, aquí les he traído un poco de ropa nueva, comida y juguetes.

Miguel se emocionó.

—¿para nosotros?

—¡Si! Tomen.

Noah comienza a rebuscar en las cosas que Kevin había traído:

—¡Gracias hermano, muchas gracias por todo esto! ¿y, para ti?

—No se preocupen por mí, tengo mucho más en casa.

Lían se comenzó a probar las camisas que Kevin había traído.

—¿Dónde vives?

Miguel cargaba a Ernesto en sus brazos mientras le mostraba los juguetes que Kevin había traído para ellos.

—Si, ¿Dónde vives, como te tratan?

—Vivo en una casa grande, así como la que soñabas tener tu Lían, tiene piscina, jardín y un cuarto grande para mí solo.

Lían se sorprende al escuchar las comodidades que Kevin tenía en su nueva casa.

—¡Enserio!

—Si

Noah quería conocer su nueva casa.

—¿Puedes llevarnos?

—No creo Noah, sus padres no lo van a permitir —dijo Miguel—.