El Orfanato

14. El profesor Alejandro.

—Chao, agua, corre ¡chao! ¡chao! —Continúo haciendo gestos, pero todo esfuerzo por parte de Kevin no tenía resultados, Ernesto solo corría detrás de él—. 

Así estuvo intentando que Ernesto hablara por horas, hasta que cayo cansado en el césped del jardín junto a la fuente de agua.

—No puedo más, me doy por vencido, estoy muy cansado necesito agua.

—¡Agua, agua!

—¡Si! Eso es, ja, ja, ja ¡agua! Vamos por agua ja, ja corre, corre

Y fue así como Kevin logro que Ernesto digiera sus primeras palabras, al terminar de tomar agua, Kevin fue corriendo a presumirle a los demás chicos que el si había logrado enseñarle hablar a Ernesto. Los chicos se encontraban jugando con otros niños del orfanato.

—¡Chicos, chicos! Vengan, ¡oigan esto!

Miguel se acerca.

—¿Qué pasa? Kevin.

Noah se asusta un poco al ver que Kevin corría desesperado.

—¿le paso algo a Ernesto?

—¡NO, Ernesto hablo!

Lían se sorprende:

—¿hablo?

—¡Si! Miren, ¡vamos Ernesto! ¡Dilo, dilo! Agua.

Ernesto solo los veía y se reía, no menciono ni una sola palabra delante de ellos.

-Miguel empieza a desconfiar de lo que Kevin les vino a contar

—No dice nada.

Lían se ríe a carcajadas de Kevin:

—¡Si reír es hablar!

—¡Vamos! Ernesto, A-GU-A ¡dilo!

—Ya Kevin déjanos jugar, ve con Ernesto a otro lado. —dijo Noah fastidiado pensando que Kevin mentía—. Déjanos jugar.

—¡Ya se!

A Kevin se le había ocurrido la idea de agarrar a Ernesto y hacerlo correr por todo el patio hasta cansarlo persiguiendo la pelota, al pasar un rato ya se sentían cansados y fue ahí cuando Ernesto al tener tanta sed dijo:

—¡Agua, agua!

Todos quedaron fascinados con las primeras palabras de Ernesto.

Miguel no lo podía creer:

—¿escucharon? Hablo, ja, ja, ja.

Líanse tiro encima de Kevin quien reposaba en el jardín.

—¡Hablo! Ernestito hablo.

—les dije que había hablado. —Murmuro Kevin agotado mientras se quejaba por el peso de Lían—.

Noah estaba tan sorprendido que también se lanzo sobre Lían y Kevin mientras reían y daban vueltas por el jardín—.

—¡por fin! 

Llegada del profesor Alejandro al orfanato.

Vivir es hermoso, pero. Enseñar a vivir, es ¡fascinante! 

La madre superiora había recibido una solicitud por parte de un profesor, para poder brindar clases a los niños del orfanato de forma gratuita y así poder educar a los niños y enseñarles sobre la vida, ya que después de su retiro y la muerte de su esposa, no tenía más compromisos, su hija residía en el exterior desde la muerte de su madre decidió recibir una importante oferta de trabajo y desde entonces solo había venido un par de veces y tenía mucho tiempo libre, y que el sentía que educando a esos niños podría hacer su aporte a dios y le ayudaría a él a ocuparse un poco.