26. ¿Esto no era legal?

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—¡Ya está! Ahora nos toca esperar de veinte a treinta días para que ya esté lista para vender.

Noah se sorprendió al oír el tiempo que debían esperar.

—¿Treinta días?

—Si, como máximo, podría ser antes.

Miguel estaba pensando en donde guardarla.

—¿Y no se dañará?

—¡Esa es la idea! o algo así.

Lían continuaba preocupado por el dinero.

—¿Con esto vamos a ganar mucho dinero?

—Si así es, los grandes mueren por esto ¡ya verán!

Tras pasar poco más de veinticuatro días, ya estaba listo el proceso de fermentación.

Miguel nota algo en la bebida.

—¡Huele un poco raro, pero rico a la vez!

Noah no se acostumbra al olor.

—Si, un poco raro.

Lían estaba curioso por saber cómo había quedado el alcohol.

—¡Hay que probarlo!

Ernesto fua más consiente.

—¡No Lían!, ya escuchaste a Kevin, esto es solo para los grandes.

—¡Exacto! Ernesto tiene razón —dijo Kevin, mientras observaba la apariencia de la bebida como le había enseñado su padre—.

Miguel deseaba probar la bebida.

—¡Vamos Kevin! Un poco nada más, para saber cómo quedo y poder venderlo.

Noah se mantenía atento y curioso.

—Estoy con Miguel.

Kevin se mantenía firme en su decisión.

—No chicos, esto solo es para las personas grandes.

—¡Podría hacernos daño! —dijo Ernesto—.

Lían no pudo aguantar la curiosidad y le insistió a Kevin.

—¡Vamos Kevin un poco! Lo prometemos.

 Kevin cedió ante la presión de sus hermanos.

—¡Está bien! Pero solo un poco, ¡Para probar nada más!

De un poco, paso a un poco más y de un poco más a mucho más, los cinco hermanos terminaron borrachos, riéndose a carcajadas en la habitación del hotel, al día siguiente no podían levantarse de sus camas y solo se quejaban del fuerte dolor de cabeza, después de estar un día completo sin salir de sus habitaciones pudieron recuperarse.

Salieron a la playa para empezar a vender sus licores, los que lograron vender por cantidad y rápido, ya que era un licor rico, barato y fácil de conseguir, por lo que los jóvenes que disfrutaban de las playas hacían fila para poder conseguir un vaso, al siguiente día se les ocurrió no vender más por vasos si no en botellas de plástico, que debían llevar los compradores para luego vaciar el licor en ellas, y les funciono, todos querían sus bebidas.

El OrfanatoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora