3. Historia de Ernesto I

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Historia de Ernesto.

El amor de un padre, puede ser tan grande como temeroso. Temores que nublan el raciocinio y acorralan a tomar decisiones drásticas y dolorosas.

José Luis y Celia. se conocieron a la edad de 13 años en la Habana, Cuba. Cuando celia se mudaba al barrio donde José Luis vivía, José Luis era un chico carismático y atento, al notar que el padre de celia bajaba cajas de su carro, no dudo en acercársele y ofrecerle su ayuda. El padre de celia la acepto, al terminar de bajar todas las cajas, el papa de celia invito a José Luis a quedarse para que almorzara con ellos.

—Oye José Luis, ¿por qué no te quedas a almorzar?

—Me encantaría, pero debo llegar a casa de mama. —José Luis se mostraba apenado—. Ella me espera con el almuerzo y no le gusta que se lo deje.

—Claro chico. Yo entiendo a tu madre, a mi tampoco me gusta que me dejen la comida. —Sonrió—. con lo que cuesta conseguir un plato de comida en estos tiempos.

—Exacto, ella dice lo mismo.

—¡Mira chico! la verdad tu te has portado muy bien con nosotros, déjame pagarte invitándote mañana a cenar acá en la casa. ¿te parece?

—Eso tendría que hablarlo con mi madre. —Sonrió—. Pero por mí, no hay problema.

—Bueno, voy a guardar estas cosas y yo mismo hablare con tu madre, para que te deje venir a cenar a casa mañana.

El papa de celia fue hablar con la mama de José Luis y logro conseguir que su mama lo dejara cenar en casa de ellos, fue así como José Luis se acercó a la familia de Celia y posteriormente haría una bonita amistad con ella. Ambos niños muy soñadores y con una visión del mundo muy diferente a la de sus padres, Celia y José Luis soñaban con vivir en mundo libre y con conocer otros lugares, les aterraba la idea de morir en Cuba. Fue cuando José Luis se dio cuenta que Celia y el, compartían muchas cosas en común y decidiría conquistarla con su carisma, ocurrencias y un bonito trato. 

Celia por su lado disfrutaba la compañía de José Luis, pero nada relacionado con el amor, para ella solo era una bonita amistad. Los años pasaron, Celia y José Luis cumplieron la mayoría de edad y fue mientras conversaban en el muelle donde José Luis trabajaba reparando balsas, que, al ver que en todo este tiempo no había logrado enamorar a Celia, decidió afrontarla y hacerle saber a Celia lo que el sentía por ella.

José Luis frota sus manos sudorosas.

—Celia, ahora que compartimos este momento. —La miro directo a los ojos—. Quiero decirte que me gustaría pasar el resto de mi vida contigo.

Celia se siente incomoda al escucharlo.

—¿Cómo? Me estas diciendo que te gusto José Luis.

—Si Celia, me gustas desde que me di cuenta que tu y yo compartimos muchas cosas en común, ¡Creo que deberíamos estar juntos!

—¿Juntos? ¡Pero tu estas bien chico! —Celia se ríe—. que te hizo pensar que tú y yo podríamos estar juntos, a ver.

—Bueno, mama siempre dice que tu debes pasar el resto de tu vida con la persona que te sientas especial, y yo contigo así me siento. Además, compartimos muchas cosas y sueños en común.

—¡Exacto! Chico, sueños. Por eso no podría estar junto a nadie ahora mismo. —Celia se altera un poco—. Porque yo solo pienso en salir de acá, viajar a los E.U.U y hacer una vida decente haya. ¿tu entiendes eso?

—¡Claro que lo entiendo Celia, por eso mismo tenemos que estar juntos, para salir de acá y vivir una buena vida, ¡pero juntos! ¿Qué dices Celia?

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